Turismo y atractivos en Celaya

Celaya (del vasco zalaya, que significa «Tierra llana») es una ciudad mexicana, cabecera del municipio homónimo en el estado de Guanajuato (está ubicada en el sureste del estado).

Se encuentra a 50 km al oeste de la ciudad de Santiago de Querétaro y a 260 km de la Ciudad de México.

Es la tercera ciudad más grande del estado, solo después de León e Irapuato.

El nombre de Celaya, no es el mismo que le adjudicaron los primeros pobladores que eran pequeños grupos de otomíes u otomites y algunos chichimecas, en el antiguo mezquital (el Mezquital de Apaseo), donde posteriormente se asentaría la villa de españoles de presumible ascendencia vascuence.
El nombre original de Celaya, según crónicas: Nat-tahí, Nat-ta-í, Natthahí, o Natthaí, en idioma otomí significaba El Mezquite o Lugar de Mezquites.

Con la llegada de los españoles a tierras americanas, y la consiguiente invasión y conquista de la Mesa Central, en donde se localiza el Bajío, el equilibrio primitivo en sus múltiples variantes se alteró, empezando por los nombres de muchas cosas. Nattahí descendió a suplementaria referencia autóctona, al reempla zársele el nombre, según se cuenta que Antonio de la Cruz, que en los umbrales del año de 1565 había venido a establecerse en el pueblo de Apaseo. A las extensas huizacheras que se extendían al sur, las llamó Zalaya , que al decir de la tradición en idioma vascuence significa tierra llana, como en efecto lo era desde entonces y hasta ahora.
El nuevo nombre, alusivo a la topografía (como el anterior, relativo a la vegetación), fue, como éste, certero y adecuado. Todavía el 3 de febrero de 1574, según el Acta que levantó el doctor Alonso Martínez, juez visitador comisionado por el Virrey Enríquez de Almanza, con el motivo de la entrega de tierras a los primeros pobladores, se consigna el nombre de este lugar como Selaya del Mezquital.

Por lo que podemos ver que desde la primera época empezaron a coexistir dos formas dominantes: Zalaya , con z y Selaya, con ese, sin que otras versiones que también se ensayaron a la sazón corrieran con mucha fortuna entre el grueso de la población, pues por los documentos disponibles también se llegó a escribir:

Zalalla, Zelaia y Zelaída. La denominación de Celaya, se ha decantado con el fluir de las generaciones de vecinos y hasta extraños que han contribuido a aportar un rasgo fundamental de la ciudad, como lo es precisamente el nombre que, en definitiva, representa la esencia conceptual de la identidad, que por añadidura y recompensa , allá en los albores del siglo XVIII, se ganó el poético sobrenombre de La Puerta de Oro del Bajío. El blasón de la ciudad de Celaya fue otorgado siendo virrey de la Nueva España don Francisco Fernández de la Cueva, quien confirmó la merced de la fundación de esta ciudad.

El escudo se compone de un óvalo enmarcado con una banda estilizada adornada con cinco carcajes de flechas (simbolizando a las tribus indígenas sometidas) conteniendo como fondo tres franjas divididas en los colores azul, blanco y rojo, que simbolizan realeza, pureza, poder y soberanía, respectivamente.

La franja azul mantiene centrada la imagen de la «Purísima Concepción»; a su derecha tiene el monograma de la corona de Felipe IV.

En la izquierda se encuentra una cueva, en honor del Virrey Francisco IV Fernández de la Cueva y Enríquez de Cabrera.

La franja blanca contiene una representación de los fundadores de Celaya reunidos bajo un mezquite, el cual dió sombra al primer cabildo de la ciudad.

La franja roja contiene la divisa en latín De forti dulcedo («De los fuertes la dulzura») sobre dos brazos desnudos rindiendo los arcos, simbolismo de la pacificación de las tribus chichimecas, huachi- chiles y guamares.

En la Carretera Panamericana, por la entrada occidente de la ciudad, se erigió una estatua con el escudo de Celaya, tomando la franja blanca (los fundadores bajo el mezquite) y añadiendo sobre el árbol la imagen de la Purísima Concepción. A siete km del sur de la ciudad de Celaya, esta la población de Santa María del Refugio donde anteriormente estaba un importantísimo centro ceremonial.

Está delimitado por una terraza de 200 metros de alto, sobresale un conjunto construido sobre un espacio donde combinan plazas y pequeñas plataformas construidas.

En la mayoría los materiales encontrados han sido de una fecha de entre 200 a 400 d.C. que corresponden de una tradición de Chupicuaro.
Las tradiciones mesoa- mericanas predominan un orden religioso donde luego seguían los nobles como los guerreros.
La ciudad fue fundada el 12 de octubre de 15704 sobre un poblado indígena llamado Nat-Tha-Hi, que en otomí significa debajo del mezquite o a la sombra del mezquite; varios españoles circundantes a las Villas de Apaseo y Acámbaro que se instalaron para surtir a los viajeros.

Estos primeros españoles llamaban a la comarca el Mezquital de los Apatzeos.

El epicentro de construcción para la ciudadela fue el convento grande de San Francisco y el posterior establecimiento de las Casas Reales en la Plaza de Armas.

1. Cento Histórico, Su nombre en vasco significa “Tierra plana”, pero también es conocida como La Perla de Oro del Bajío y es un lugar ideal para hacer turismo religioso y disfrutar de sus famosos dulces de cajeta. Fundada en 1570, la arquitectura predominante es de estilo neoclásico. No puedes irte sin visitar su Plaza de Armas, Presidencia Municipal, Catedral, Templo de la Tercera Orden, Templo de San Agustín y Templo de San Francisco, entre otros.

2. Museo de Celaya, Inaugurado el 15 de abril de 2010, es un espacio dedicado a la historia de la localidad y de la región. A través de sus ocho salas se te irá explicando la participación de Celaya a través de distintos momentos históricos: desde la Época Prehispánica, hasta la Revolución Mexicana. Después de haberlo visitado, comprenderás mejor la identidad de Celaya e identificarás las expresiones culturales que han llegado hasta estos días.