¡Aguas con los jugos y licuados reductivos!

De entrada, el abuso de los licuados puede generar trastornos metabólicos y provocar desde desnutrición hasta obesidad, diabetes mellitus (aumento en la concentración de azúcar en sangre) e hipertrigliceridemia (elevación en las cifras de cierto tipo de grasas, los triglicéridos)”, advierte Juan Gabriel Tenorio, jefe del Departamento de Nutrición del Hospital General de Zona No. 30 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), localizado en el Distrito Federal.
Pero, ¿a partir de cuándo se desató la moda de sustituir comidas por zumos? El experto señala que todo empezó a mediados de la década de 1980, cuando diversas ramas alternativas de la Medicina, una de ellas la jugoterapia, aseguraban que tomar licuados de frutas y verduras era forma ideal de tratar enfermedades como la obesidad, por lo que se recomendaba tomar bebidas indiscriminadamente para bajar de peso. Sin embargo, estas tendencias ignoraban que los vegetales no nos proporcionan todos los elementos necesarios para sanar enfermedades.
“Si bien los licuados y jugos proporcionan buena cantidad de nutrientes, principalmente carbohidratos, vitaminas y minerales, y tienen beneficios para la salud, no debe abusarse de su consumo, sobre todo en las llamadas ‘dietas milagro’ para reducir peso”, asegura el especialista.
Además, el experto recomienda no basar la alimentación en el consumo de licuados o jugos, sobre todo en el desayuno, porque también se corre el riesgo de padecer desnutrición proteica.
“Saltarse una comida con la intención de bajar de peso puede resultar contraproducente, ya que se altera el estado nutricional derivando en desnutrición u obesidad, pues los azúcares simples de los jugos y licuados los absorbe el cuerpo pero en el tejido graso”, reconoce el licenciado en nutrición Juan Gabriel Tenorio.
Nada con exceso
Como es sabido, todo alimento perjudica cuando se consume en exceso, y en el caso de jugos y licuados debemos señalar que quien los consume abundantemente estaría tomando gran cantidad de azúcares, lo cual provoca que el cuerpo los procese, asimile y almacene en el tejido graso.
Además, por los procesos bioquímicos que ocurren en el organismo para asimilar los zumos, es muy probable que se eleve la concentración de ciertos nutrientes y se genere resistencia a la insulina (estado previo a la diabetes), provocando hiperglucemia (incremento en la concentración sanguínea de azúcar) y elevación de grasas. Ambos problemas tienen como consecuencia afectación del sistema circulatorio. Sin embargo, menciona el especialista, “los licuados son buena alternativa para el bajo consumo de vegetales que tiene el mexicano, que es de dos porciones de fruta y una de verduras al día, aunque tienen menor cantidad de fibra si las comparamos con los productos crudos y al natural. Los zumos pueden incluirse en la dieta diaria, aunque la recomendación es que sea tan sólo un vaso de 240 ml y obtener otros nutrimentos y energía de diferentes grupos de alimentos”, menciona el especialista.
Es importante añadir que en la elaboración de estas bebidas no deben agregarse edulcorantes como azúcar o miel pues, en el caso de las frutas, existe alta concentración de fructosa, azúcar 50% más dulce que la que se obtiene de la caña. De este modo, añadir más endulzante aumentará en forma importante la cantidad de calorías y azúcares simples, algo que deben evitarlo bajo cualquier circunstancia las personas que padezcan diabetes mellitus.
Asimismo, precisa el entrevistado, otra razón para no endulzar los zumos es permitir a nuestro sentido del gusto conocer y disfrutar los sabores de los vegetales tal como son.
“Lo ideal es incluir el jugo o licuado como parte de la dieta.
Por ejemplo, si se trata del desayuno, se puede beber un vaso de 240 ml, además de consumir cereal, otra fruta o verdura sin licuar y, por supuesto, evitar los productos industrializados con elevados contenidos de grasas y azúcares simples”, indica Juan Gabriel Tenorio.
Dieta balanceada
La recomendación es apegarse al Plato de buen comer, guía nutricional que nos indica que debemos consumir muchas frutas y verduras, preferentemente enteras (cinco raciones diarias), amplia variedad de cereales y tubérculos (3 o 4 raciones al día) y menor cantidad de alimentos de origen animal y leguminosas (tres raciones diariamente entre ambos).
Dado que por diversas razones el consumo de frutas y verduras en la dieta diaria del mexicano es muy bajo, el especialista destacó que los licuados pueden ser una forma de habituarnos al sabor de los vegetales. No obstante, “sería mejor que en lugar de ponerlos en licuadora o exprimidor se consumieran tal como son, para aprovechar el contenido de fibra, que es muy útil para el buen proceso digestivo”.
El licenciado en Nutrición aconseja que las personas que llevan a cabo las denominadas jugoterapias, casi siempre dirigidas a la reducción de peso, opten por acudir a un profesional, como el dietista o nutriólogo, a fin de recibir plan alimenticio de acuerdo con sus condiciones o enfermedades, y así evitar problemas a largo plazo.
“La mejor manera de combatir la obesidad y otros problema de salud son los cambios de hábitos, que consisten básicamente en procurar alimentación balanceada y realizar ejercicio físico, como la caminata, durante al menos 30 minutos al día”, asegura el especialista.

Finalmente, recuerda Juan Gabriel Tenorio, también se ha puesto en boga los llamados “desayunos nutritivos”, que son complementos nutricionales fabricados en su gran mayoría con proteína de soya, los cuales llegan a tener hasta 500 calorías en un solo licuado, por lo que la persona que los toma no tendrá hambre, pero sí tendrá energía. “Tal vez por el momento ayuden a reducir tallas pero, como se ha dicho, todo es cuestión de cambiar hábitos de vida para regular el peso corporal y mejorar la salud”.