Miles de fieles acudieron a la imposición de ceniza

Miles de potosinos acudieron a la imposición de ceniza este miércoles, con lo que se inició formalmente la Cuaresma que es el periodo de reflexión y ayuno para los fieles católicos, así como una nueva oportunidad para para retomar el buen camino, que es el camino de Dios.
El ayuno consiste en no consumir al menos una vez por semana carne roja, no precisamente los viernes sino el día que elija cada persona, además de evitar los excesos y derroches de cualquier tipo.
El Arzobispo de San Luis Potosí, Jesús Carlos Cabrero Romero durante su mensaje en la homilía hizo un llamado a la austeridad y abstinencia, y a tener solidaridad con el prójimo y más necesitados.
“Hoy miércoles de ceniza como es tradicional en la iglesia, pero cada año es una nueva oportunidad porque así lo vemos, así lo consideramos desde nuestra fe, es una nueva oportunidad que nuestro padre dios nos está dando, de volver a él, que nuestros caminos sean sus caminos”, dijo.
Añadió que la cuaresma no es un tiempo individualista, egoísta y solo para algunos cuantos es el tiempo para tener presente la humildad y ayudar a todos los necesitados, lo cual es un sacrificio que se realiza en esta temporada.
La Cuaresma tiene una duración de 40 días y es un tiempo especial en el que los católicos son invitados a convertirse, entre las acciones que realizan durante esta temporada se encuentra la oración, mortificación y caridad: Las tres grandes prácticas cuares-males.
La oración es la condición indispensable para el encuentro con Dios. En la oración, el cristiano ingresa en el diálogo íntimo con el Señor, deja que la gracia entre en su corazón y, como la Virgen María, se abre a la acción del Espíritu Santo dando una respuesta libre y generosa (ver Lc 1,38). También, llevan a cabo el ayuno que consiste en ingerir una sola comida «fuerte» al día, mientras que la abstinencia consiste en no comer carne. Con ambos sacrificios se reconoce la necesidad de hacer obras por el bien de la Iglesia y en reparación de nuestros pecados.
En esta práctica se incluye dejar de lado las necesidades terrenales para redescubrir la necesidad de la vida del cielo. «No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios» (Mt 4,4).