Abogado lo deja todo para convertirse en un ‘hobbit’ ermitaño

MOSCÚ

Podría decirse que Yuri Alexeev lo tenía todo hasta que se cansó.

Antes vivía en Moscú, estudiaba en Moscú, trabajaba en Moscú. Alquilaba un apartamento de un dormitorio, trabajaba de jurista. Luego empecé a aburrirme de todo eso. Empezó a darme pereza trabajar», explica Yuri, de 42 años.

La rutina terminó por hartar a este hombre, que hoy es conocido como el ‘hobbit ruso’ por la manera en la que vive.

Dejó atrás la relativa estabilidad de su vida como abogado para dedicarse, sin prisa ni horario alguno, a lo que más le gusta hacer: leer.

Comencé a buscar a una vivienda barata, pero resultó que en Moscú no había nada barato. Luego empecé a buscar un rincón donde poder llevar una vida más sencilla. En concreto, si quieres que en Moscú un lugar sea mejor, ‘mejor’ significa que la gente a tu alrededor sea buena, tener algún trabajo interesante… pero no logré encontrarlo. Entonces pensé que lo más fácil era encontrar un trozo de tierra y construir algo allí con mis propias manos», cuenta.

Y así fue como Yuri puso manos a la obra y edificó una cueva bajo tierra en las inmediaciones de un bosque a las afueras de la capital rusa.

Su vivienda subterránea cuenta con todo lo necesario y hasta un poco más: una copiosa biblioteca, una estufa de leña, especias para cocinar sopas, una tablet con la que revisa su Facebook y se comunica con el mundo exterior, una ducha y un sauna de barro.

A pesar de su aislamiento, Yuri no está solo, pues a su lado siempre está ‘Petrushka’, una coneja a la que tiene como mascota, y además suele recibir visitas de personas provenientes de todas las partes del mundo con quienes ha entablado amistad a través de internet.

También practica ‘couchsurfing’ (una web que se emplea para intercambiar alojamiento gratis por el mundo) y ‘bookcrossing’ (un sistema internacional de intercambio de libros).

Cuando llega a necesitar algo, Yuri simplemente lo pide por Facebook y alguien se lo proporcionará.

El ‘hobbit ruso’ se considera un hombre afortunado, ya que asegura tener mucho más de lo que necesita.

Eso sí, nunca puede faltar arte, música y libros.

Antes viajaba con el cuerpo, pero ahora lo hago con la mente”, afirma.