Subastarán obra de Basquiat por más de 17 MDD

La casa Sotheby’s de Londres sacará a subasta el próximo 8 de marzo la obra ‘Untitled (One Eyed Man or Xerox Face)’, del artista estadounidense Jean-Michel Basquiat (1960-1988), por un precio estimado entre 14 y 18 millones de libras (de 17.4 a 22 millones de dólares).
La última vez que se subastó ese trabajo, un cuadro expresionista abstracto de 1982 que representa a un hombre, fue en 1987, un año antes de la muerte del pintor, y por él se pagaron 23 mil 100 dólares de la época, la cifra más alta abonada por una obra suya hasta el momento.
La obra forma parte de una subasta más amplia dedicada al arte contemporáneo, por la que previamente, el día 1 de marzo, se pondrán a la venta además significativos trabajos de Gustav Klimt, Pablo Picasso y Paul Gauguin, entre otros artistas.
Basquiat, fallecido prematuramente a los 27 años, fue uno de los artistas más influyentes y efímeros de la segunda mitad del siglo XX y sus trabajos de representaciones masculinas, siempre con los brazos levantados y cargados de fuerza, rabia y energía, conforman las obras más importantes de sus inicios.
El artista, de origen haitiano-puertorriqueño y criado en Brooklyn (Nueva York), vivió de cerca la segregación racial de la época en Estados Unidos y denunció con su arte la situación social de las minorías marginadas.
Su obra está repleta de esquemáticas representaciones anatómicas, sobre todo cabezas y cuerpos, de referencias al mundo del deporte, de la historia -sobre todo de los afroamericanos-, de la vida y de la muerte.
El director de arte contemporáneo de Sotheby’s, Alex Branczik, manifestó que «los héroes representados» en las pinturas de Basquiat se refieren a «estrellas del deporte, la música y el mundo del arte, que gracias a su talento consiguieron trascender su estatus social y convertirse en iconos nacionales».
«Pintados con los brazos en alto y llevando corona, estos cuadros también representan el propio ascenso de Basquiat, de artista callejero a una sensación en las galerías», concluyó Branczik en un comunicado divulgado hoy por la casa de pujas.
Aunque sus obras son alegatos a favor de la libertad, la dignidad y el respeto, y manifiestos contra la desigualdad y el racismo norteamericano, Basquiat tuvo un gran y rápido éxito comercial que le encumbró a la altura de los grandes creadores norteamericanos como Andy Warhol o Pollock. Basquiat fue el primero de los tres hijos de Matilde Andrades (28-7-1934 – 17-11-2008) y Gerard Basquiat (nacido en 1930). Tuvo dos hermanas, Lisane, nacida en 1964, y Jeanine, nacida en 1967.
Su padre, Gerard Basquiat, era un contable haitiano de respetable solvencia económica, y su madre, Matilde, era una diseñadora gráfica puertorriqueña de gran prestigio profesional. Jean Michel creció en un entorno familiar desgarrado, sus padres se divorciaron y por esta situación tuvo que cambiar muchas veces de escuela.
Estudió en una escuela católica privada, posteriormente en una escuela pública y finalmente, a los 16 años, ingresó en la City-As-School, centro escolar para adolescentes superdotados, de donde lo expulsaron, por rebeldía, un año antes de graduarse. Ya en su juventud entró en contacto con la subcultura de la gran ciudad, relacionada con el uso de drogas y las bandas callejeras. En 1977, junto con Al Díaz, se introdujo en el mundo del graffiti, pintando en los vagones del metro y por las zonas del SoHo, barrio neoyorquino donde proliferan las galerías de arte.
Al año siguiente dejó la escuela un curso antes de graduarse en bachillerato y abandonó su casa para vivir durante dos años en las calles, en edificios abandonados o con sus amigos en el Low Manhattan, sobreviviendo con la venta de postales y de camisetas que él mismo decoraba. Seguía dedicándose al graffiti, sus pintadas y escritos tenían mucha carga poética y filosófica, pero sobre todo satírica. El pseudónimo de su álter ego compartido con Al Díaz (SAMO son las siglas de SAMe Old shit, es decir, «la misma mierda de siempre», «la misma porquería»), con el que ambos firmaban sus tags y graffitis, con mensajes crípticos, fue decisivo en su vida.
Estos murales llevaban inscripciones como “SAMO salva idiotas” o “SAMO pone fin al lavado de cerebro religioso, la política de la nada y la falsa filosofía”.
Un artículo sobre la escritura callejera de SAMO publicado en The Village Voice fue el primer indicio de que el mundo del arte se interesaba por él.