El calentamiento global y sus efectos en la ruta de la ballena gris

Jorge Urban Ramírez, investigador de la Universidad de Baja California Sur, advirtió que, respecto a 2016, en el inicio de esta temporada se ha detectado una merma en la abundancia de ballenas grises en las lagunas costeras de Ojo de Liebre y San Ignacio, en el municipio de Mulegé; biólogos estudian el desplazamiento de estos animales.

Los ejemplares buscan aguas más cálidas; el calentamiento global es el principal motivo.

El científico aseveró que, por su parte, en la región de Los Cabos, en el extremo de la Península del estado, han aumentado los avistamientos de esta especie, zona en donde, por lo general, no acostumbraban circular; asimismo, rememoró que, el 19 de enero pasado, por la laguna de San Ignacio, se contaron solo 107 ballenas en este lugar, 63 por ciento menos respecto al año pasado.

En la Laguna Ojo de Liebre se contaron 347 ballenas frente a 584 cetáceos que se detectaron el 18 de enero de 2016, cerca de 40 por ciento menos. En el complejo Laguna Bahía Magdalena se detectó un número similar al del año pasado, con 67 cetáceos”, anunció el hombre que también trabaja con el apoyo de la Alianza WWF-Fundación Telmex Telcel.

En este sentido, en la región de Los Cabos se han contabilizado más de 20 ballenas grises en esta temporada; la cifra de reincidencia por cada región muestra significativos cambios de presencia por parte de los animales; el objetivo de los científicos es determinar los motivos que las orillan a transitar o no por determinadas áreas.

La distribución de la ballena son una respuesta directa por parte de la población a los fenómenos oceanográficos de El Niño y La Niña, durante los cuales oscilan de manera ascendente y descendente las temperaturas del océano. Cuando la temperatura del mar se eleva, las ballenas se distribuyen más al norte”.

Añadió que, cuando los efectos en la temperatura son inversos, se desplazan hacia el sur: algo común en años fríos como el actual; sin embargo, Urban Ramírez subrayó que, independientemente de ello, la población de ballenas grises del Pacífico es la única de grandes cetáceos que se ha incrementado después de una intensa explotación comercial.

Esto se debe, principalmente, a la protección de la especie por parte de la Comisión Ballenera Internacional y la colaboración de Rusia, Canadá, Estados Unidos y México, que ha logrado menguar la caza comercial”.

Finalmente, en 1971, Laguna Ojo de Liebre fue decretado como Refugio de Ballenas, al ser el sitio de congregación más importante de esta especie en México, en tanto que la Laguna San Ignacio fue catalogada bajo la misma categoría hasta 1979.