Proponen para 2018 gobierno de coalición

Los políticos Manlio Fabio Beltrones, del PRI; Diego Fernández de Cevallos, del PAN, Cuauhtémoc Cárdenas y el jurista Diego Valadés coincidieron en la necesidad de construir verdaderos gobiernos de coaliciones para 2018.

Durante el Congreso Iberoamericano de Derecho Constitucional, realizado en el Palacio de Minería, en la Ciudad de México, el priista Manlio Beltrones, al abordar el tema de transparencia y ejercicio de los programas de gobierno, resaltó el carácter fugaz y parcial de las coaliciones electorales, la cuales, con mayor frecuencia, se observan en el escenario político sin lograr trascender más allá de los comicios y sus resultados.

El político sonorense señaló que la Constitución prevé los gobiernos de coalición a partir de 2015, aunque se necesita reglamentar esta figura.

“Se busca mejorar la gobernabilidad, por eso insisto en que si ya dimos el paso para poner en la Constitución los gobiernos de coalición, de manera opcional demos mínimamente el paso de reglamentar esos gobiernos en esa calidad, si no nos atrevemos a hacerlos obligatorios hagamos el trabajo necesario para que se reglamente perfectamente bien qué significan el gobierno de coalición al que puede acogerse según lo dicen las encuesta —yo ya no confío mucho en ellas—, pero que podríamos tener un Presidente votado por el 30% del 60% del padrón, lo cual le podría dar entonces 18% de los electores y con ellos intentar gobernar un país tan plural como el nuestro con una sola persona”.

Enfatizó que los programas, que en su oportunidad registran tales coaliciones ante el INE, concluyen su vigencia al día siguiente de la elección, sin que exista, cuando menos, en el derecho positivo mexicano, mecanismo legal alguno para forzar su cumplimiento.

De ahí que Beltrones se haya pronunciado en favor de coaliciones que trasciendan para constituirse en verdaderas coaliciones de gobierno.

UN GOBIERNO
CON CERTEZA

“Lo que hay que hacer es registrar los programas ante el Congreso y vigilar la calidad de nuestros gobiernos con base en su experiencia, su probidad y la de todos aquellos que acompañen al Presidente en turno, y eso sólo se puede hacer mediante los estímulos a la coalición, a la competencia, a la comunicación entre distintas fuerzas que, a final de cuentas, logren limar las asperezas que pudieron generarse para hacer un buen gobierno con certidumbre, con certeza hacia el futuro”, puntualizó.

En este sentido, el panista Diego Fernández de Cevallos coincidió con Beltrones al apuntar que las actuales coaliciones “no llegan siquiera al festejo del triunfo, ya no digamos al ejercicio del gobierno”.

En torno al ejercicio de gobierno, actores políticos de oposición coincidieron que el mal endémico de la corrupción debe combatirse desde las más altas esferas hacia la base de los poderes para enfrentar los retos y desafíos que tiene México a 100 años de la promulgación de la Constitución de 1917.

En ello coincidieron Cárdenas Solórzano y Fernández de Cevallos.

“Aunque hemos logrado la democratización del poder político, entre comillas y para desgracia, también hemos logrado la democratización de la corrupción.

“Hoy nadie puede negar que estamos gobernando con las fuerzas políticas; hoy, no es sólo es el Congreso de la Unión, el Poder Judicial y el Presidente, están los partidos, están las fuerzas políticas, están las organizaciones sociales, y volvemos a lo que señalaba Cuauhtémoc, el problema es que de arriba abajo se debe limpiar la casa para poder enfrentar los retos que tiene el mundo y México”.

Antes, Cuauhtémoc Cárdenas había condicionado la eficacia en el combate a la corrupción, a la autoridad moral del Ejecutivo federal que le permita observar y hacer cumplir la ley tal cual.

En su oportunidad, el jurista Diego Valadés se refirió al contrasentido de nuestro sistema político, al referir que “el supremo poder de la Federación no puede seguir residiendo en una sola persona” aunque, por otra parte, la dispersión del poder político que produjo la democratización, dijo, exige de nuevos equilibrios para lograr consensos en pro del bienestar social, que debe ser el
fin último de todo gobierno.