Labios resecos; víctimas del frío

Para proteger a los labios de los enemigos del ambiente existen numerosos productos que forman cierta capa defensora capaz de devolverles salud y belleza. Pero antes de entrar de lleno en el tema, recordemos que estas terminaciones carnosas sumamente sensibles se dividen en tres partes: labio exterior (que apreciamos a simple vista), semimucosa, capa intermedia entre la piel y la mucosa, y ésta última, reconocida como la parte que se encuentra hacia dentro de la boca.
En ocasiones, los labios lucen agrietados o resecos y pierden su natural encanto, aun cuando se les disfrace con una capa de lápiz labial. La razón de éste y la mayoría de los problemas que les restan atractivo es que la piel que los cubre es extremadamente porosa y sensible al frío, viento y calor; es tan fina que la abundancia de vasos sanguíneos que posee puede apreciarse a simple vista (de ahí su color).
Además, la capa semimucosa carece de glándulas sebáceas (productoras de grasa), que protegen la epidermis, y sudoríparas (generan sudor), y apenas posee cierta cantidad de melanina que, como sabemos, es el pigmento que da color a la piel y la protege en forma natural de los rayos ultravioleta.
Los labios se encuentran sometidos permanentemente a cierto nivel de humedad (saliva) y resequedad, por lo que se agrietan con frecuencia no sólo en tiempos de intenso frío o viento, sino prácticamente en cualquier época del año, sobre todo si la persona sufre problemas de humectación cutánea o piel demasiado sensible.
Por ese motivo, son cada vez más numerosas las opciones para dar un “beso de despedida” a los labios resecos; la mayoría son productos formulados para devolver la humedad perdida y formar una capa de protección frente a agresiones del exterior. Suelen fabricarse con base en cremas (de cacao), aceites y ceras, ingredientes que suavizan y proporcionan agua, combatiendo así el problema.
Para complementar esta gama de cosméticos, las casas de belleza ofrecen modernos labiales que cumplen doble función: aportan color y aíslan la piel de enemigos como viento, polvo y rayos ultravioleta, ya que contienen agentes humectantes, suavizantes y filtros de hidratación.
Si bien la ayuda cosmética es de vital importancia, existen otros consejos básicos para combatir los labios resecos:
No humedecerlos con la lengua. En vista de que el origen del trastorno es la resequedad, la primera reacción para conseguir alivio es pasarse la lengua por ellos.
Sin embargo, esto sólo empeora el asunto, pues al desaparecer la saliva, junto con ella se evapora parte de la humedad que ya tenían los labios.
Beber líquidos. Durante el invierno (o en épocas de viento o clima seco), es recomendable beber mayor cantidad de líquidos, a fin de evitar que el cutis se reseque, especialmente cuando se trata de personas de edad avanzada, ya que conforme se envejece, la capacidad de las células para retener la humedad en la piel se reduce.
Tomar vitaminas. Según especialistas, la falta de vitaminas del complejo B y hierro puede influir en la aparición de labios partidos, así como la formación de lesiones en las comisuras o extremos de la boca.
Igualmente, se recomienda aumentar la ingesta de frutas y verduras frescas, así como tomar suplementos con vitaminas y minerales.
Después de estos consejos tus labios estarán listos para dar y recibir besos cargados de buenos deseos de fin de año.
Es importante que los labios se encuentren sanos, lisos y suaves tanto para proyectar una imagen cuidadosa y sensual como para prevenir el surgimiento de heridas que además de dolorosas pudieran sufrir infección; para ello se cuenta con amplia variedad de cremas labiales y protectores que ayudan a que la delicada piel que cubre a esta zona corporal sea nutrida y humectada a fin de resistir adecuadamente el embate de factores adversos.
Mirada a detalle
Anatómicamente, los especialistas consideran que los labios están conformados por tres partes:
Labio exterior. Tejido fino que apreciamos a simple vista, muy poroso y sensible a la humedad, el calor y el frío.
Es una capa transparente y tan delgada que debe su aparente color rojizo a la abundante red de vasos sanguíneos que debe proteger.
Semimucosa. Capa intermedia que carece de glándulas sebáceas y sudoríparas y que posee mínima cantidad de melanina, pigmento que da color a la piel y la protege de los rayos solares ultravioleta.
Mucosa. Es la parte que se encuentra al interior de la boca; su apariencia es rosada, lisa, brillante y húmeda.
El labio exterior y la semimucosa son regiones que se encuentran sometidas permanentemente a cierto nivel de humedad (saliva, bebidas, alimentos), misma que al evaporarse por factores ambientales se lleva también al agua de los tejidos; la repetición constante de este ciclo generan deshidratación y muerte celular que se traducen en grietas en los labios y descamación.
Cabe señalar que esto ocurre con mucha frecuencia no sólo en tiempos de intenso frío o viento, sino prácticamente en cualquier época del año, ante todo si la persona posee piel seca o sensible.
La primera reacción que se tiene para conseguir alivio es pasarse la lengua por los labios; sin embargo, esto sólo empeora el caso, pues aunque al principio las molestias aminoran, al desaparecer la saliva queda nuevamente expuesta la piel, con un porcentaje de humedad todavía menor al inicial y molestias más intensas.
Al rescate de tus labios
Debido a que la humedad en la epidermis sólo es retenida eficazmente gracias a aceites o lípidos, las fórmulas de protectores y cremas labiales se basan en este tipo de sustancias para crear un manto que cubra a los labios; además, muchas otras incluyen vitaminas u otras sustancias que ayudan a detener el envejecimiento celular o a prevenir daños por exposición al Sol. Sonrisa seductora y labios suaves son foco irresistible del encanto personal.