Acné tardío, barros y espinillas en adultos

Este tipo de acné es un proceso patológico que se caracteriza por producción excesiva de queratina, la cual obstruye la excreción de grasa de las glándulas sebáceas, provocando infección e inflamación de los poros de la piel.
Causas comunes del acné tardío
Trastornos de origen hormonal e infección bacteriana se encuentran entre las razones por las que se presenta este tipo de acné:
Hiperandrogenismo. Aumento de la producción de hormonas masculinas, que causa exceso de vello corporal (hirsutismo), caída del cabello, alteraciones en el ciclo menstrual, entre otros.
Síndrome de ovarios poliquísticos (SOP). Condición que se caracteriza por presentar quistes en ovarios, debido a desequilibrios hormonales.
Tumores. Por ejemplo, en las glándulas suprarrenales, lo cual altera la producción de testosterona (hormona masculina).
Infección por bacterias, como la Propionibacterium acnes que provoca irritación y reacciones inflamatorias en el cutis.
Maquillaje grasoso. Su uso constante puede tapar los poros de la piel, obstruyendo la secreción de la grasa facial.
Exámenes físico y de laboratorio ayudan a diagnosticar acné tardío
De acuerdo con la Sociedad Iberoamericana de Información Científica, los exámenes recomendados para identificar el origen de estas afecciones de la piel y, por ende, indicar el tratamiento adecuado, consisten en:
Examen físico
Pruebas de laboratorio
Observación de marcas en la piel.
Presencia de hiperseborrea grave (producción excesiva de grasa).
Hirsutismo.
Voz grave.
Alopecia de patrón masculino (calvicie).
Análisis hormonal mediante muestra de sangre tomada el tercer o cuarto día de la menstruación.
También se puede requerir ultrasonido pélvico para detectar si hay quistes en los ovarios.
Cómo tratar este trastorno cutáneo
En caso de sufrir esta alteración cutánea debes acudir al dermatólogo, especialista en atención de las diferentes afecciones de la piel, para que te indique el tratamiento adecuado, el cual puede basarse en la administración de antibióticos orales y medicamentos de uso tópico si es causada por bacterias.
En caso de que el acné se deba a algún desequilibrio hormonal se recurre a terapias hormonales o al uso de anticonceptivos orales combinados, ya que éstos suprimen la producción de andrógenos (hormonas masculinas), por lo que las glándulas sebáceas segregan mucho menos sebo del habitual, además hay menos crecimiento de vello y una mejor tonicidad de la piel. Pregunta a tu médico sobre los posibles efectos secundarios de los diferentes tratamientos para el acné tardío.
Consejos para controlar y prevenir el acné tardío
Puedes tomar en cuenta las siguientes medidas para controlar este trastorno cutáneo y así cuidar tu piel:
Evita exponerte demasiado a la luz solar.
Báñate a diario con jabones antisépticos para cutis graso y con impurezas, sin restregarte.
Sécate con toalla de algodón, solo con palmaditas sin frotar.
Usa filtros protectores solares, especiales para piel con acné.
No pellizques o revientes los barros o espinillas porque puedes lesionarte y provocar cicatrices o extender la infección.
Aliméntate con dieta a base de vegetales y carne magra, con bajo contenido de grasas y de carbohidratos.
Consume alimentos con alto contenido de provitamina A (betacaroteno), vitaminas B2, B6, C y zinc (p. ej. leche, carne, pescado, zanahoria, brócoli, naranja, fresa, soya, entres otros) que te ayudarán a mantener tu piel sana, reducir el exceso de secreción de grasa y la tendencia a la formación de granos.
Evita los embutidos, frutos secos, golosinas, frituras y chocolate.
Mantente bien hidratado. Toma ocho vasos de agua diariamente.
Trata de permanecer en ambientes ventilados o abiertos, sin humo de tabaco ni contaminación.
Si usas maquillaje aplica productos que no sean grasos, irritantes ni que tapen los poros de la piel.
Sigue tu tratamiento para el acné tardío tal como lo indique el especialista.
Si tienes dudas sobre el tratamiento y prevención de barros y espinillas, pide orientación a nuestros médicos en el consultorio virtual Pregunta al Médico, es completamente gratis. A partir de la cuarta década de vida es inevitable que la piel pierda brillo, firmeza y suavidad, dando lugar a la aparición de arrugas e imperfecciones. Por suerte no todo está perdido: hay forma de ganarle la partida al tiempo y de reducir el daño por envejecimiento de la piel. Además de ser nuestra presentación ante los demás, la piel cumple funciones elementales sin las que la vida sería simplemente imposible: evita la acción de microorganismos dañinos, impide la pérdida de agua, mantiene estable la temperatura corporal, nos permite recibir estímulos del exterior y amortigua impactos. Todas estas funciones decaen con el paso del tiempo y ello se traduce en cambios respecto a su apariencia, elasticidad, resistencia y hasta coloración. Yendo más a fondo, podemos decir que la dermis (capa que se encuentra debajo de la superficie cutánea o epidermis) pierde 20% de su espesor, ocasionando mayor propensión a mostrar líneas de expresión; también disminuye la producción de grasa o sebo, por lo que aumenta la resequedad de la piel, a la vez de que se pierde la resistencia contra los rayos ultravioleta del Sol por la pérdida de melanocitos (células generadoras de pigmento).