La detención del ex jefe de la Policía de Iguala, Felipe Flores Velázquez, involucrado en la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa el 26 de septiembre de 2014, provocó diversas reacciones.
Vidulfo Rosales Sierra, abogado del Centro de Derechos Humanos de la Montaña, Tlachinollan, dijo que los padres de los 43 desaparecidos ya fueron enterados de la aprehensión y posteriormente fijarán una postura sobre la detención y harán peticiones en específico. Anticipó que los padres de familia de los muchachos seguirían de cerca el caso para evitar más vicios en las indagatorias.
Anticipó que entre las peticiones estarán que los padres puedan estar presentes en las declaraciones del acusado y que les permitan corroborar su identidad.
El vocero de los padres de familia, Felipe de la Cruz consideró en entrevista a un medio radiofónico que la aprehensión de Flores implica un paso importante que ayudará a esclarecer el paradero de los muchachos, sobre todo porque él fue quien dio varias de las órdenes esa noche, pero faltan otras personas por aprehender vinculadas a los hechos.
Según la versión de la Procuraduría General de la República (PGR), Flores era enlace entre Abarca y su esposa María de los Ángeles Pineda Villa, con el cártel Guerreros Unidos, supuestos autores materiales de la desaparición de los alumnos.
En la relatoría de hechos de la noche del 26 de septiembre, la PGR asegura que los primeros reportes de la presencia de los estudiantes en Iguala los obtuvo Flores a través del Centro de Control, Comunicación y Comando (C4). El mismo Flores habría ordenado los primeros ataques contra los autobuses donde viajaban los normalistas de Ayotzinapa.
Tras los hechos violentos, el jefe de la Policía municipal desapareció. Al principio se le acusó de la desaparación y posteriormente fue involucrado directamente en las actividades delictivas del grupo Guerreros Unidos cuando el 18 de octubre de 2014 se capturó a Sidronio Casarrubias, líder de la banda, quien se afirma, dio la orden de matar a los estudiantes.