Salud mental: Bienestar psíquico y autoaceptación

Con el fin de que la gente se libere de prejuicios de las enfermedades mentales y comunidad médica intercambie conocimientos, el 10 de octubre se celebra el Día Mundial de la Salud Mental, desde que fue proclamado en 1992 por la Federación Mundial para la Salud Mental (WFMH, por sus siglas en inglés) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Para comprender la situación de estos pacientes conviene aclarar que los trastornos mentales son afecciones que causan angustia y deterioro en importantes áreas del funcionamiento psíquico, lo que afecta al equilibrio emocional, rendimiento intelectual y comportamiento social.
En contraparte, la salud mental es el estado que se caracteriza por bienestar psíquico y autoaceptación, se determina por factores sociales, ambientales y biológicos.
«Esta condición ha tomado lugar preponderante, sobre todo en los últimos años, ya que 3 de cada 10 mexicanos sufre algún trastorno que afecta la mente», indica la Dra. Lilia Núñez Orozco, jefa del servicio de Neurología del Hospital 20 de Noviembre del ISSSTE, en la Ciudad de México.
Trastornos mentales, ¿por qué a mí?
El ritmo de vida cada vez más acelerado, desempleo y competencia laboral, dificultades económicas, pérdida de seres queridos, fracasos profesionales y escolares, así como alto nivel de estrés, son sólo algunos factores de riesgo de problemas mentales.
«La mayoría de las personas tienen deteriorada su salud mental porque se enfrentan a problemas que no pueden resolver, lo que repercute en su estado de ánimo, causándoles ansiedad o depresión. Asimismo, porcentaje menor de pacientes nace con trastornos mentales que aún no se ha manifestado, pero que pueden tener como detonador experimentar circunstancias difíciles», explica Núñez Orozco.
«También podría hablarse de factores hereditarios que, aunados a vivencias y tipo de personalidad, sensibilizan a padecer alteraciones. Por ejemplo, si alguien es educado positivamente desde la primera infancia en un ambiente con apoyo mutuo, comunicación y confianza, desarrolla personalidad equilibrada y fuerte, lo que permitirá enfrentar situaciones adversas; de lo contrario, es posible que se deteriore su salud mental ante cualquier problema».
A continuación, te presentamos las enfermedades mentales que padecen algunos mexicanos en mayor o menor medida:
Depresión
Tristeza, apatía y desánimo son los síntomas de depresión más visibles, trastorno frecuente en México. Puede ocasionar alteraciones del pensamiento, de forma que los pacientes valoran negativamente sus capacidades o responsabilidad en acontecimientos. Esta es una razón por la que muchas personas con depresión adoptan conductas autodestructivas: consumen drogas, caen en el alcoholismo o intentan el suicidio. La depresión que dura meses o años indica un problema en los mecanismos de neurotransmisión cerebral, es decir, en la conexión de neuronas. Esto deriva en disminución de catecolamina y serotonina, sustancias que intervienen en la adaptación al estrés y regulación de estados afecti-vos.
Esta afección no es sinónimo de debilidad o errores en uno mismo, sino una enfermedad cuya solución no está en poner buena cara, dominarse o resignarse. Se debe seguir tratamiento para la depresión que incluya psicoterapia y medicamentos. Cabe destacar que sólo un psiquiatra (y no un psicólogo, que no posee conocimientos médicos) puede indicar, administrar y supervisar el uso de medicamentos para la depresión.
Trastorno bipolar
Es más que simples cambios del estado de ánimo: Los afectados experimentan fases maníacas y episodios depresivos.
Los síntomas de trastorno bipolar en la etapa de euforia incluyen exaltación, irritabilidad, hiperactividad, optimismo extremo, falta de juicio, hablar apresuradamente, pensamientos desorganizados y menor necesidad de dormir. Cuando pasan a la otra fase experimentan los síntomas de depresión común.
El tratamiento de trastorno bipolar incluye medicamentos y psicoterapia, que debe complementarse con apoyo de la familia, quienes también deben acudir a las consultas psiquiátricas para aprenden a participar en el tratamiento del paciente, así como encontrar ayuda emocional, educación y comprensión.

Psicosis o neurosis
Gran cantidad de personas sufre en algún momento de su vida algún episodio de neurosis, en tanto que los casos de psicosis son contados; la primera condición se caracteriza por ocasionar malestar, irritabilidad y ansiedad, en tanto que en la segunda el paciente pierde el contacto con la realidad. A continuación le presentamos las variantes de la neurosis:

Trastorno por ansiedad generalizada. Quienes la padecen a menudo están preocupados respecto a muchas cosas, incluso, sin ninguna causa clara, conviven con sentimientos aprehensivos, sin placer alguno, lo que supone sobrerreacción al estrés normal. Esta ansiedad que les es difícil controlar dura al menos 6 meses.
Ataques de pánico. Se manifiesta en crisis de angustia acompañadas de palpitaciones cardiacas, transpiración excesiva, respiración entrecortada, temblor muscular, náuseas y desmayo.
Fobias. Respuesta de miedos incontrolables y desmedidos hacia situaciones que normalmente no se consideran peligrosas.
Trastorno obsesivo compulsivo. Persistente intrusión de pensamientos o impulsos desagradables que llevan a realizar acciones repetitivas para reducir la ansiedad consiguiente, por ejemplo, lavarse las manos muchas veces al día.
Trastorno por angustia de separación. Ocurre durante la infancia y consiste en miedo irracional a estar lejos de los padres.
Trastorno por estrés postraumático. Término que se acuñó después de la guerra de Vietnam para describir síntomas experimentados por los combatientes cuando volvían al hogar. No obstante, este padecimiento también puede ocurrir tras cualquier tipo de desastre, como accidente aéreo o catástrofe natural. Los síntomas consisten en revivir sucesos traumáticos mediante pesadillas, insomnio y ansiedad.
El tratamiento de estos trastornos puede incluir terapia cognitivo conductual para identificar y controlar los factores de ansiedad, terapias como hipnosis y relajación, así como medicación adecuada y controlada por parte de un psiquiatra.

Por otra parte, el padecimiento psicótico más común es la esquizofrenia, la cual normalmente inicia en la adolescencia y se manifiesta con agudas perturbaciones en pensamiento, percepción y emoción, las cuales afectan la forma de interactuar con los demás, así como pérdida del sentido de la realidad e inadaptación social.

No menos importantes son los trastornos que afectan a las personas de edad avanzada, el más común y representativo es el mal de Alzheimer.

Demencia senil
Abarca una amplia variedad de síntomas relacionados con el grave deterioro de la memoria y otras funciones mentales, al grado de reducir la capacidad para realizar actividades cotidianas. No son parte normal del envejecimiento. Las funciones mentales más afectadas son:

Memoria.
Comunicación y lenguaje.
Capacidad para concentrarse y prestar atención.
Razonamiento y juicio.
Percepción visual.
El mal de Alzheimer representa entre 60-80% de los casos, esta enfermedad crónica y degenerativa afecta memoria, pensamiento y comportamiento. Aunque existen muchos síntomas, la mayoría de las personas experimentan pérdida de memoria severa que afecta las actividades diarias.

Trastornos paranoides
Su principal manifestación son ideas delirantes (creencias falsas, firmemente asentadas y resistentes por ello a la crítica), siendo las más características las de persecución (se considera víctima de una conspiración), grandeza (se cree de ascendencia noble, santa o divina) o celotípicas (celos desmedidos).

En cualquiera de estos casos, la personalidad es defensiva, rígida, desconfiada y egocéntrica, por lo que la persona se aísla y puede llegar a ser dramáticamente antisocial.

Trastornos de personalidad
Las personas tienen un patrón prolongado de comportamientos, emociones y pensamientos que no se adaptan a un amplio rango de escenarios. Ocasionan que determinados rasgos de la personalidad del enfermo sean tan rígidos e inadaptados que llegan a causar problemas laborales y sociales, así como daños a uno mismo y, probablemente, a los demás. Algunos de los tipos de trastornos de personalidad son:

Paranoide. Se caracteriza por ser suspicaz y desconfiada.
Esquizoide. Se pierde capacidad y deseo de relacionarse socialmente.
Esquizotípica. Hay dificultades para socializar, creencias poco convencionales, así como comportamiento, pensamiento, habla y percepción extraños.
Histriónicas. Actitud teatral ante cualquier incidente.
Narcisista. Demanda admiración y atención constante de los demás.
Antisocial. Conducta irresponsable y aislada.
Dependiente. Incapacidad para tomar decisiones.
Compulsiva. Predomina perfeccionismo extremo e inhabilidad para manifestar afecto.
Trastornos mentales infantiles
Algunas alteraciones se hacen evidentes por primera vez durante la infancia, entre ellas se encuentran:

Trastornos del aprendizaje. Abarcan todo trastorno que afecte la forma en que el cerebro procesa la información, como problemas de habla, lenguaje o coordinación. Causan que comprender algunos conceptos resulte difícil a los niños, pueden ser leves o graves.
Déficit de atención e hiperactividad. Compromete la capacidad del niño para aprender, concentrarse y mantener los niveles normales de actividad.
Trastornos generalizados del desarrollo. Son los más graves, pues comprometen habilidades intelectuales, reacciones normales a estímulos, capacidad de comprender el lenguaje y hablar coherentemente. Incluyen el autismo y síndrome de Asperger, entre otros.
Como puedes ver, los trastornos mentales pueden ocasionar disminución del rendimiento ante cualquier actividad, deteriorando la capacidad de confrontación y atención. De ahí la importancia de atenderse a tiempo, pues los tratamientos actuales son eficientes y capaces de restituir la calidad de vida.