Edward Hopper se instala en Roma

Más de 60 obras del Museo Whitney de Nueva York forman parte de una muestra dedicada al pintor estadounidense Edward Hopper, inaugurada en el Complejo del Vittoriano, en Roma, capital italiana.
Se trata de cuadros realizados entre 1902 y 1960, entre ellos las icónicas “Le Bistro or the Wine Shop” (1909), “Summer Interior” (1909), New York Interior” (1921), “South Carolina Morning” (1955) y “Second Story Sunlight”(1960), explicó Barbara Haskell, curadora.
Dijo que los lienzos de la muestra “Edward Hopper” cubren toda la producción del artista nacido en 1882. “Es un recorrido en la carrera y en la historia de un artista muy conocido que trabajó solo. Comenzó a estudiar pintura en Nueva York, fue a París. Transfirió las lecciones del Impresionismo al paisaje americano y desarrolló temas como la soledad en la ciudad o paisajes metafísicos”, dijo Luca Beatrice, otro curador.
La curaduría de la exposición
La muestra está dividida en seis secciones, que van de los retratos y paisajes, a los dibujos preparatorios, las incisiones y los óleos, las acuarelas y las imágenes de mujeres. Las primeras secciones ilustran las obras del periodo académico y los bosquejos inundados de luz, además de las creaciones del periodo parisino.
La exposición inicia con el “Autoretrato” juvenil de inicios del siglo XX, mientras obras de arte como “Night Shadows” (1921) y “Edwing Wind” (1921) ponen en evidencia la elegancia de su técnica y el llamado “sentido de increíble potencialidad de la experiencia cotidiana”. En la sección sobre dibujos preparatorios se incluyen “Study for Gas” (1940), “Study for Girlie Show” (1941) o “Study for Summertime” (1943), entre otros. La exhibición reúne también algunas de las imágenes más significativas de mujeres solas, ocupadas o contemplativas, las que a decir de Haskell relatan mejor la poética del artista, su discreto realismo y sobre todo su habilidad para revelar la belleza de sujetos comunes. Beatrice recordó que por un largo periodo Hopper estuvo asociado con imágenes de edificios urbanos y sus habitantes, pero que el artista prefería las anónimas fachadas de tiendas o los paisajes con puentes desconocidos.
La muestra incluye además una sección inédita, dedicada a la influencia de Hopper en el cine, en particular en películas que tenían como protagonista a Philip Marlowe, o en cintas de Alfred Hitchcock (como “Psicosis” y “La Ventana Indiscreta”) y Michelangelo Antonioni (“El Grito”, “Desierto Rojo”, “El Eclipse”). También se hace referencia a “Profondo rosso”, de Dario Argento o “Terciopelo Azul” y “Mullholland Drive” de David Lynch. Edward Hopper (Nyack, 22 de julio de 1882 – Nueva York, 15 de mayo de 1967) fue un pintor estadounidense, célebre sobre todo por sus retratos de la soledad en la vida estadounidense contemporánea. Se le considera uno de los pintores de la escuela Ashcan, que a través de Arshile Gorky llevó al expresionismo abstracto posterior a la Segunda Guerra Mundial. Nacido en Nyack, una pequeña ciudad a orillas del río Hudson en una familia burguesa, Hopper entra en 1900 en la New York School of Art. En ese instituto coincidirá con otros futuros protagonistas del arte estadounidense de principios de los años cincuenta: Guy Pène du Bois, Rockwell Kent, Eugene Speicher y George Bellows.
Sin embargo, los contactos que resultarán fundamentales para su formación y para su desarrollo como pintor serán tres de los profesores de la escuela: William Merrit Chase, que le animó a estudiar y a copiar lo que veía en los museos; Kenneth H. Miller, que le educó en el gusto por una pintura nítida y limpia, organizada en una composición espacial ordenada y Robert Henri, que contribuyó a liberar el arte de la época del peso de las normas académicas, ofreciendo de ese modo un ejemplo activo al joven Hopper. Tras conseguir su título, Hopper obtuvo su primer trabajo como ilustrador publicitario en la C. Phillips & Company.