Miguel José Yacamán y la ciencia de materiales en México

La ciencia de los materiales ha detonado la realidad social y económica global desde mediados del Siglo XX. La miniaturización hasta escalas micro y nano (10-9 metros, una longitud de una milésima de millonésima de metro) de los circuitos electrónicos ha dado lugar a computadoras y dispositivos cada vez más pequeños y cada vez con mayores capacidades de proceso. Las comunicaciones y la informática se han hecho accesibles a muy amplios segmentos de la población y han revolucionado la riqueza de las naciones colocando hasta el tope a empresas como Microsoft, Apple, Google y Facebook.
Nanoestructuras, nanoherramientas, nanomicroscopios, nanocapas, puntos cuánticos y nanotecnología fueron palabras acuñadas al calor de la revolución de los procesos de diseñar, crear y adaptar materiales con propiedades electrónicas, eléctricas y magnéticas excepcionalmente compactas y precisas sobre las que se han montado las grandes innovaciones de nuestro tiempo, incluido el internet.
Miguel José Yacamán inició su carrera científica en los años setenta y muy pronto destacó por su investigación sobre nanopartículas de platino para vigorizar la potencia de los catalizadores, particularmente importantes para la transformación acelerada de petróleo en gasolina. En aquellos tiempos no se les llamaba nanopartículas, sino “partículas pequeñas” aunque ya tenían la escala nanométrica, justamente en el momento en el que los microscopios electrónicos de transmisión lograron suficiente amplificación para observar, caracterizar y entender la naturaleza tan singular de las partículas de unos cuantos nanómetros. En escala nanométrica algunos materiales tienen propiedades mucho más potentes y singulares que aquellas que se exhiben en los grandes cuerpos sólidos de la misma composición elemental. Esta pionera labor mereció a Miguel José Yacamán el Premio de la Academia de la Investigación Científica de México y un muy amplio reconocimiento mundial como uno de los científicos más destacados de su generación.
Al paso de las siguientes décadas, la investigación en la nanoescala se extendió y generalizó hacia todo tipo de materiales. Emergió entonces una nueva generación de aceros de excepcional ductilidad, resistencia mecánica, forjabilidad y soldabilidad. Las aplicaciones en aleaciones de aluminio dieron un impetuoso vigor a la industria aeroespacial.
Surgieron también sorprendentes avances de materiales electrónicos, fibras ópticas y una multitud de sistemas óptimos para muchas aplicaciones funcionales.
Para ese entonces, a la emergente investigación en materiales le fueron quedando muy estrechas las fronteras de las disciplinas tradicionales como la química, la física, la biología, así como las ingenierías metalúrgica, mecánica, civil, electrónica y otras. Miguel José Yacamán fue de los primeros en darse cuenta de la necesidad de impulsar el campo de la Ciencia e Ingeniería de Materiales y de la importancia de la fusión y convergencia multidisciplinaria de los científicos e ingenieros mexicanos para el desarrollo de esta área. En 1990, y con estos principios, Yacamán promovió la creación de la Academia Mexicana de Materiales, hoy Sociedad Mexicana de Materiales (SMM), la cual este mes celebra su 25º aniversario.
La principal labor de la sociedad se concentró en la creación de un foro que permitiera divulgar los avances científicos y tecnológicos en el campo, y se promovió entonces el International Materials Research Congress (IMRC). El IMRC se diseñó con una estructura muy democrática y distribuida, con el fin de atraer a los liderazgos emergentes, tanto de México como de Europa, América y Asia, en cada una de las especialidades de los materiales conforme iban naciendo.
El éxito del planteamiento de Yacamán logró de inmediato romper las barreras disciplinarias y atrajo fuertemente la confluencia de ingenieros, físicos, químicos y biólogos para hacer del IMRC un sitio imprescindible de intercambio y difusión de sus avances de investigación en el campo de la Ciencia e Ingeniería de Materiales.
Mediante la simultaneidad de más de 30 simposios el IMRC cubre una gran diversidad de materiales como cementos, aceros, aleaciones metálicas, polímeros, cerámicos con aplicaciones estructurales, electrónicas, médicas, arqueológicas, magnéticas, catalíticas, luminiscentes, etcétera. Muy pronto la muy prestigiada Materials Research Society se sumó a esta nueva iniciativa y estableció al IMRC como sede de uno de sus tres congresos anuales: Boston, San Francisco y Cancún.