Organización afgana rindió homenaje a Prince

KABUL.A Marni Gustavson se le salieron las lágrimas al ver a una docena de niños afganos aprendiendo la letra de «Purple Rain» de Prince.

«Es un homenaje», dijo, a un artista que discretamente donó fondos para ayudar a pagar por el edificio en el que estaba parada: la sede del movimiento nacional de niños exploradores de Afganistán, a las afueras de Kabul.

Los chicos y chicas de entre 12 y 17 años, con bandanas azules y amarillas atadas cuidadosamente alrededor del cuello, se aprendieron la canción en tan solo una hora. Afuera, disparos de armas automáticas sonaban desde un cercano campo de tiro militar.

Gustavson, una nativa de Seattle radicada en Kabul, dirige una organización que ha revivido un movimiento de niños exploradores afgano con 80 años de historia. Dijo que es importante que los niños sepan que un artista tan querido por los estadounidenses como Prince se preocupó por ellos.

Especialmente ahora», manifestó, «con toda la retórica antimusulmana que estamos oyendo de Estados Unidos».

Gustavson es la directora ejecutiva de Parsa, que significa integridad en persa pero cuyas siglas en inglés también se refieren a Servicios de Fisioterapia y Rehabilitación para Afganistán, una organización benéfica independiente que realiza proyectos alrededor del país. La sede estaba en mal estado hasta que un amigo de Gustavson conoció a Prince entre bambalinas durante un concierto en Los Ángeles en el 2007 y le dijo cómo podía ayudar a niños afganos. «Al día siguiente hizo un cheque» de 15.000 dólares, relató, y pagó por los cimientos del nuevo edificio.

Prince, quien murió en abril, nunca estuvo en Parsa y Gustavson nunca lo conoció. Pero el cantante hizo una gran diferencia para los niños exploradores de Afganistán.

Tras su dádiva inicial, Prince hizo una contribución anual a Parsa que «fue fundamental para desarrollar nuestro programa de niños exploradores a lo que es hoy», dijo Gustavson.

Ahora, dijo Gustavson, hay 2 mil niños exploradores en 14 provincias. Además de ir a acampar, las niñas exploradoras, que representan el 40% del movimiento a nivel nacional, participan en las mismas actividades que los niños y Gustavson espera enseñarles herramientas de liderazgo que las ayuden a convertirse en adultas seguras de sí mismas en un país donde las mujeres suelen ser discriminadas.