Antojos y mareos; también los hombres

Causa curiosidad a mucha gente enterarse que un futuro padre experimenta, a la par de su pareja, una serie de síntomas relacionados con el embarazo, como ansiedad, euforia o depresión, que se manifiestan con aumento de apetito, nerviosismo y facilidad extrema para entrar en estado de estrés, incluso presenta náuseas, mareos y hasta vómito. De esta forma, el llamado embarazo por imitación o vicario, que incluso se ha caricaturizado en forma despiadada, parece tener ahora una base biológica científicamente explicable.
Médicos de la Universidad Memorial, en Terranova, Canadá, realizaron un estudio que consistió en analizar muestras de sangre tomadas a 34 parejas que esperaban un hijo, en diversas horas del día, durante y después del embarazo, y se corroboró la veracidad de esta realidad, que parecía pura imaginería popular o curiosidad psicológica.
El experimento concluyó que a lo largo de todo el período de gestación se presentó notable variación hormonal, algo ya conocido en las mujeres, pero no así en los varones. En el caso de las féminas, se tiene documentado un aumento de las hormonas llamadas prolactina (responsable de la lactancia materna), cortisol (relacionada con los momentos de estrés) y estradiol (determina cambios en el aparato reproductivo).
La gran sorpresa consistió en descubrir que los hombres también sufrieron alteraciones en los niveles de tres hormonas: prolactina, cortisol y testosterona. La concentración de las dos primeras tiende a aumentar en situaciones de estrés, mientras que la última (responsable de los caracteres sexuales masculinos) se asocia con mayor agresividad.
Aunque los cambios hormonales de las madres fueron más drásticos, los patrones en los futuros padres fueron similares y parecen consistir en una serie de transformaciones internas que los preparan para recibir a su hijo, fomentándoles el instinto paternal, estimulando su sensibilidad y agudizando la capacidad para reaccionar ante eventuales crisis o problemas. Y es que se sabe que no sólo el buen estado físico de la madre favorece el nacimiento de un niño sano, sino también el apoyo emocional proveniente de su pareja, que origina tranquilidad psicológica. Es un hecho que el peso del bebé recién nacido es uno de los indicadores más importantes para determinar su salud, y que las mujeres que cuentan con apoyo de su contraparte masculina tienen bebés más fuertes y saludables. Hay que decir que aunque antes ya se habían realizado investigaciones en animales (aves, roedores y primates) y todos los resultados mostraban que los machos también se preparan para el nacimiento de una nueva cría, el embarazo vicario no se había estudiado en el ser humano en forma científica.
Los especialistas se han preguntado qué desencadena estas reacciones. En el caso de las mujeres la respuesta es sencilla, pues es ella quien porta al bebé; el enigma por resolver es qué ocurre con los hombres. Una de las hipótesis sostiene que los síntomas del embarazo por imitación se deben a que las mujeres segregan sustancias químicas que pueden producir cambios en su pareja (feromonas) al inhalarlas. Así, una primera deducción indicaría que los cambios hormonales del hombre son en realidad provocados por la mujer. A esto se debe, tal vez, que en aquellos hombres que tenían mayor vínculo con su esposa se les detectó mayor producción de prolactina y, como consecuencia, aumento de fatiga, alteraciones del apetito y aumento de peso. Sin embargo, el acercamiento a la pareja también deja abierta la puerta a la importancia del factor psicológico.
Esto, porque el estudio también sometió a la pareja a otras pruebas, como escuchar una cinta con llanto de un niño recién nacido y observar un video donde aparecían bebés amamantados por su madre. Luego de analizar muestras de sangre tomadas media hora después de la sesión, se observó que ambos experimentaron intensos cambios hormonales, lo que supone que esta reacción se originó sólo por mecanismos mentales o de educación.

Quizá ambos factores, psíquicos y bioquímicos, sean los que influyen de manera conjunta. Lo cierto es que de acuerdo con esta investigación el hombre no tiene por qué sentirse apenado o extrañado por su actitud. Él también se prepara para el nacimiento de su hijo y, como se ve, es parte fundamental para que el nuevo ser que se incorpora al mundo se sienta fuerte y seguro.