BARCELONA.-Mariano Rajoy jugando al futbolito. Pedro Sánchez escalando una montaña. Pablo Iglesias sudando en una cancha de basketball. Albert Rivera recorriendo en motocicleta las calles de Barcelona. En los últimos meses, los españoles han visto a sus líderes políticos hacer casi de todo.
¿Por qué los cuatro candidatos presidenciales ibéricos muestran estos aspectos de su vida privada? La respuesta está clara: para verse naturales y cercanos con sus votantes con idea de obtener votos. Es un prueba más de cómo la televisión condiciona todas las campañas políticas y especialmente aquellas que, como en el caso de las elecciones que se celebrarán en España el próximo 26 de junio, se prevén muy competidas.
Todos los analistas coinciden que estos comicios españoles serán históricos porque serán los primeros que romperán el tradicional bipartidismo español. Y ya se sabe que en unas elecciones disputadas los políticos luchan por los votos, también y sobre todo, en la pantalla chica y en sus espacios de espectáculo. Rajoy, Sánchez, Iglesias y Rivera, los cuatro principales candidatos han decidido abandonar en gran medida los mítines y encuentros populares que habían sido el hábitat natural de las campañas y se han mudado a una nueva casa: la pantalla de televisión.
El analista y periodista político Alfred Reixach considera que hay “una explosión” de la presencia de políticos en la televisión. Explica que, si tradicionalmente los candidatos sólo aparecían en programas de corte informativo como noticieros, entrevistas o tertulias, esto ha cambiado y ahora vemos a los políticos transitar por programas de espectáculo.
“En el ultimo decenio las grandes televisoras han descubierto que la política es una con contenido que atrae televidentes y a su vez los políticos se han dado cuenta que la mejor manera de llegar al votante era con presencia en la televisión y aquí es donde se juntan oferta y demanda”, comenta a Excélsior.
Frente a esta explosión de la política espectáculo, el profesor de Comunicación Audiovisual en la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona, Jordi Balló, cree que los equipos de campaña surfean la ola televisiva sin pensarlo dos veces porque ven en este medio “un espacio de autorepresentación política y no un lugar de debate democrático”.
Pero detrás de la sobreexposición mediática de los candidatos se esconde una competencia electoral muy reñida. Si antes la disputa política en España se resolvía entre dos grandes partidos (PP y PSOE), hoy se decidirá entre cuatro. Reixach recuerda que, con la ruptura del bipartidismo provocada por la llegada de dos nuevas y jóvenes fuerzas políticas (Podemos y Ciudadanos), las reglas del juego cambiaron para siempre en España: “Ante un escenario tan igualado los políticos se han visto obligados a buscar en la televisión un escaparate donde ganar visibilidad”.
A pocas semanas del 26 de junio, la mayoría de las encuestas muestran con claridad lo reñido de las elecciones: PP (29%), Unidos Podemos (23%), PSOE (20%) y Ciudadanos (15%). Si estos resultados se cumplen, el cambio significativo será que Unidos Podemos, la coalición de izquierdas, desplazaría a los socialistas como segunda preferencia política de los españoles. Aún así, está claro que el tablero político ibérico quedará muy fragmentado y obligará a los partidos a pactar para conseguir un acuerdo de gobierno.
Para Alfred Reixach, más allá de que serán unas elecciones competidas, la pregunta clave es ¿cómo llegar al 30% de los indecisos españoles que aún no tienen claro su voto? El veterano cronista político tiene clara su respuesta: “la televisión”.
Los candidatos bailando, sonriendo, cocinando, tocando la guitarra, haciendofooting… La cultura de la política espectáculo es algo que está bien arraigado en sociedades como la estadunidense, no obstante los líderes que hoy quieren gobernar España no han tardado en abrazar con entusiasmo el show businesspolítico televisivo para intentar seducir a los votantes mostrando su mejor perfil, dejando, incluso, que los periodistas entren en sus casas y les sigan en su día a día más íntimo.
“La simulación es una parte consustancial a la política. La televisión se convierte en un escenario a donde acude todo el mundo para construir una autoimagen”, destaca a Excélsior el profesor Balló. “En la televisión hay indefectiblemente un componente de actuación”, tercia Reixach.
Pero, ¿existe un riesgo de frivolizar la política? Jordi Balló responde que “el derecho de la política a dar sus opiniones en la televisión es fundamental, pero cuando ese derecho se utiliza mal o se degrada debemos buscar instrumentos de critica que hagan ver que la política es otra cosa”.
Lo ideal, coinciden los dos analistas, es que la televisión sirva para trasladar proyectos e ideas y permita a los votantes comparar entre las diversas ofertas de los partidos. Sin embargo, la realidad dice otra cosa: la campaña se ha convertido en un feria de las vanidades donde el líder, cual concursante de un reality, importa más que el proyecto político.
Aunque las redes sociales han llegado a cambiar el paradigma de la comunicación, la televisión aún hoy sigue siendo el medio más masivo, accesible e influyente de todos. Y eso lo saben muy bien los equipos de campaña de los políticos. “La televisión sigue siendo la gran constructora del relato político”, dice Balló.
¿Puede en la España de hoy la televisión determinar el éxito o el fracaso de un político? “No”, responde contundente el periodista Reixach, pero matiza que la televisión puede influir en determinados aspectos de una campaña.
En el camino hacia las elecciones del 26 de junio los españoles seguirán viendo a través de sus pantallas y en horario de máxima audiencia a los cuatro principales candidatos. De hecho, ya hay políticos como Pablo Iglesias, líder de Unidos Podemos que han decidido limitar su presencia en los actos de campaña para centrarse en los debates, entrevistas y programas de televisión. Una dinámica que seguramente seguirá el resto de los candidatos. Y es que pisar un estudio de televisión es más barato que organizar un mitin, además de que arroja una mayor rentabilidad mediática.
Pero quizá el acontecimiento más relevante en esta campaña electoral española será el debate televisivo. Y ya tiene fecha: hoy 13 de junio. Será el primer debate en la historia de la democracia española que se celebre entre cuatro aspirantes a llegar a La Moncloa. Promete ser un buen debate político, pero, sobre todo, parece que será un gran espectáculo televisivo.