La guerra sucia ya cansó a la gente: triunfos tuvieron tinte local, afirman

CIUDAD DE MÉXICO.-El resultado electoral del pasado domingo tiene su principal explicación en situaciones locales, como los liderazgos estatales y el sentimiento vinculado a gobernadores que se convirtieron en símbolo de corrupción, explica el estratega de comunicación política Rafael Valenzuela Cardona.

Considera que la guerra sucia cansó a la gente y lamenta que en el caso de Aguascalientes haya afectado a la candidata del PRI, Lorena Martínez, el uso político de la iniciativa contra los matrimonios igualitarios.

Para el consultor de campañas electorales, ése sería, desde su perspectiva, el único estado donde jugó el tema de la homofobia en favor del candidato panista ganador.

En entrevista con Excélsior, señala que el triunfo del PAN el pasado 5 de junio no es un efecto nacional como lo fueron en su momento el efecto Fox o el efecto AMLO.

“Es un resultado electoral que responde a lógicas locales, un factor que los analistas y medios nacionales olvidan al pretender una revisión desde lo macro y desde el centro”, plantea.

“El PAN no ganó porque la gente haya dicho es el momento del PAN. Para nada. Hay elementos clave: los liderazgos locales, porque los candidatos también cuentan; el sentimiento antiPRI sí es nacional, está creciendo y tiene que ver con los gobernadores que se convirtieron en símbolo de corrupción e impunidad, y el hecho de que esta vez, en muchos estados, el PAN representaba el cambio viable porque siempre habían sido gobernadores por el PRI”.

Explica que adicionalmente contó a favor el hecho de que el presidente panista, Ricardo Anaya, sí le apuesta a la estrategia política y contrata a consultorías importantes para que hagan las campañas a los candidatos a gobernador y sí le apostó a las redes sociales.

Considera que al PAN le funcionó, además, el discurso. Al respecto, el responsable de la comunicación política de Enrique Alfaro, alcalde de Guadalajara postulado por Movimiento Ciudadano, señala que los panistas “se están robando el discurso del alfarismo: hablan de candidatos ciudadanos, de ciudadanos libres, de gobiernos ciudadanos”.

Es una agenda, comenta, “que la gente recibe muy bien cuando viene de un partido grandote”.

LA GUERRA SUCIA Y EL CAMBIO

Del papel de las encuestas en esta elección, comenta que no se les pueda tomar en serio como indicador del resultado electoral. Sirven, eso sí, como insumos para el diseño de estrategias.

En cuanto al uso de la guerra sucia en esta coyuntura evalúa que la gente ya se cansó de ese recurso.

“Lo que pasa en México con la guerra sucia es que siempre se van de más y entonces la convierten en una cosa ridícula. Pero eso no quiere decir que esté mal, porque me parece que la guerra sucia lastima la parte de las familias, del ser humano, y como siempre se van de más termina por no ser eficaz, porque cansan a la gente”, pondera.

Pone el ejemplo del candidato ganador en Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca. “Antes de que él levantara la mano, la gente en la entidad ya había decidido que quería cambio. Y en las encuestas que yo revisé, la gente ya había decidido que ahí, en el estado, el PAN representaba el cambio. Y la gente ya había decidido además que el único que le podía ganar al PRI era Cabeza de Vaca. Por lo tanto él había ganado la elección antes de
empezar la campaña”, reseña.

Se le pregunta si esto significa que resulta determinante el factor viabilidad del candidato o del partido para que los votantes se inclinen a su favor.

“Lo que hoy cuenta un ‘chingo’ es lo que está pensando la gente. Es lo mismo que pasó en Durango: al ganador, José Rosas Aispuro, le robaron la elección hace seis años. La gente tuvo que esperar seis años para la revancha. Y seis años después la gente sale y derrota al PRI. La necesidad de cambio ya era muy intensa. Y la gente pensaba ahí que el PAN significaba el cambio y que quien podía ganar era él”, analiza.

“A veces, los políticos se creen demás. La que decide es la gente y lo hace antes de las campañas”, puntualiza.

BODAS GAY Y AGUASCALIENTES

Cuestionado sobre la hipótesis de que la iniciativa del matrimonio igualitario afectó al PRI, comenta que sólo ve que fue así en el caso de Aguascalientes.

“La verdad es que Lorena Martínez es una política muy seria. Y ya cuando hay un político serio en el PRI hay que voltearlo a ver. Había sido una gran alcalde. Ella es una mujer muy liberal, muy cool. A mí me parece que es una estadista. Y le ganó un rancherito. Le ganó porque el PAN representaba cambio en Aguascalientes y porque además el cardenal jugó durísimo y las fuerzas estuvieron fastidiando con que ella era lesbiana”, analiza.

“Así que en una entidad así, la iniciativa de las bodas gay sí te alcanza a dar un llegue. Pero la gente en el país no habla de eso para fines electorales. Lo que hoy contó fue el antiPRI”, concluyó.