Coleccionar estampillas y sellos postales va más allá de un simple hobby. Se puede convertir en una pasión que fomenta el intercambio y conocimiento sobre diversas partes del mundo, pero también, con mayor dedicación, puede resultar un oficio muy lucrativo.
Esto, porque la búsqueda dedicada de una mezcla de antigüedad con rareza ha llevado hasta las manos de coleccionistas piezas valuadas en millones de dólares.
El Servicio Postal Mexicano (Sepomex) y la Federación Mexicana de Filatelia reconocen que esta actividad no es sólo un pasatiempo para coleccionistas, sino también una actividad que promueve la cultura, ya que los timbres postales consignan y da testimonio, de manera gráfica, de personajes, acontecimientos trascendentes en la vida del país, o bien, aspectos relevantes de la arquitectura, la historia, el arte, las ciencias, el deporte, la flora y la fauna, por citar sólo algunos.
La filatelia suele ser un hábito de personas mayores, pues las nuevas generaciones no tienen contacto con el correo tradicional, por lo que éste ha “pasado de moda” ante la incursión de tecnología avanzadas de comunicación, como es el caso del internet, mensajes de texto y apps como WhatsApp, disponibles en tabletas ysmartphones.
Víctor A. Sienra, expresidente de la Federación Mexicana de Filatelia, explicó que hay antecedentes de piezas que han sido compradas por coleccionistas en 33 millones de dólares, mientras que en el país hay registros de estampillas y sellos con valor de 40 mil dólares, así como de la venta de una colección por un millón 800 mil dólares.
“Una combinación de antigüedad y rareza es lo que da el valor a una estampilla”, dijo Sienra.
Valor extrínseco
En México, por ejemplo, el timbre postal conmemorativo de la visita del Papa a México se agotó muy rápido.
Lo mismo pasó con la estampilla de Memín Pinguín, que ha adquirido otro valor cuando una vez quienes enviaron cartas de México a Estados Unidos las recibieron de vuelta con un sello de rechazo, luego de que el Servicio Postal de la Unión Americana se negara a distribuir la correspondencia por considerar que el timbre contenía un tinte de racismo.
“Yo tengo un sobre con esa estampilla y el sello de rechazo y de la devolución de la pieza a México. El sello le da un valor diferente por las implicaciones que hubo. El timbre con el sello en la pieza y parte del sobre los hace diferentes”, explicó.
Los timbres conmemorativos de los Juegos Olímpicos de 1968 en México se encuentran entre las piezas más agotadas y de las que no se consiguen en el mercado. La belleza del timbre conmemorativo del Día de la Madre 2016 es otra de las piezas que se agotó muy rápido.
Tan sólo en la Federación hay alrededor de mil 500 agremiados y en el país están registrados 33 clubes, pero sólo una casa comercial de profesionales que es Filatelia Mussot, ubicada en la calle de Río Tíber en la colonia Cuauhtémoc de la Ciudad de México, además del museo del Palacio Postal, en donde pueden apreciarse diversas piezas.
Además, el Sindicato Nacional de Trabajadores del Servicio Postal Mexicano también construye su museo, en el que se incluirán piezas de filatelia.
A saber, Yuriria Mascott Pérez, anterior directora de Correos de México y actual subsecretaria de Transporte de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) tenía un proyecto que, por el cambio de responsabilidades, ya no se pudo llevar a cabo.
De igual forma, el Sepomex reconoce que ningún otro presidente de la República ha cancelado tantos timbres postales como Enrique Peña Nieto.
Sin embargo, la llegada de las nuevas tecnologías y el alejamiento de las nuevas generación con el correo tradicional ha implicado también que cada vez menos mexicanos se interesen por este pasatiempo.