¿»Remember the Alamo» o «Moctezumas revenge»?

Quizá ni «Remember the Alamo» ni «Moctezumas revenge» sean frases que vengan al caso en la coyuntura electoral
que se vive en los Estados Unidos de América, pero sí vale la pena detenerse un poco a reflexionar sobre el papel que podrían jugar los hispanos en el proceso electoral para elegir presidente del vecino país. Hasta ahora, en lo que va de esta campaña previa, los hemos visto figurar intensamente en el discurso anti-inmigrantes que han manejado varios candidatos, destacadamente Donald Trump. Pero poco hemos oído acerca de lo que es y lo que representa esta comunidad en aquel país y menos sobre lo que pueden representar en las próximas votaciones.
Para iniciar con esta reflexión, partamos del hecho de que la elección de 2016 será la más diversa en la historia de Estados Unidos. Un mínimo histórico de 69% del electorado total estadunidense se define como «blanco», mientras que  el resto pertenece a minorías, entre las cuales destaca la conformada por hispanos que representa el 17% del total de los votantes potenciales. Y respecto a esa minoría, lo primero a observar es que se ha producido un cambio demográfico significativo que nos muestra que ahora el 44% pertenece a la generación conocida como millenials, con una edad promedio de los latinos de 19 años.
Dicha situación adquiere un significado relevante, pues de entrada nos muestra un electorado más educado que en el pasado (aunque como grupo social todavía se encuentre rezagado frente a otros), el cual ya no puede considerarse estrictamente «migrante», pues ya nació en aquel lado de la frontera y ha tenido la oportunidad de acceder a una mayor y mejor educación. Un aspecto a destacar es que por primera vez acudirá a las urnas a emitir su voto.
Sin embargo, de acuerdo a estudios realizados por Pew Research, queda claro que el voto latino enfrenta dos problemas. En primer lugar, se encuentra disperso. En segundo, los latinos participan poco en elecciones si se les compara con otros grupos demográficos. Debido a que la votación sucede en unos estados antes que en otros, existen estados que son decisivos para las campañas. Los votantes latinos tienen poca presencia en estados clave para las elecciones, por ejemplo: Florida (18.1%), Nevada (17.2%), Colorado (14.5%), e Illinois (10.5%). Otros estados decisivos poseen menos de 5% de población hispana.
Sólo 48% de los hispanos participa en elecciones, mientras otros grupos participan en 61.8%. Dentro de los votantes latinos, los millenials son los que participan menos (37.8%), mientras que los latinos mayores a 40 años participan en 57.1%. Es interesante observar que en el caso de otros grupos sociales, los millenials tienen una participación política de 46%, es decir, 10 puntos más que los hispanos. Y en la  elección de 2014 se observó una caída en la participación latina, debido a que sólo el 27% acudió a las urnas.
No obstante la experiencia observada hasta ahora, creo que en esta ocasión bien podemos hablar de un pronóstico reservado, dada la provocación que ha significado este proceso relacionado con las elecciones primarias. No me sorprendería que nos lleváramos muchas y muy importantes sorpresas.
Hay que ver que harán los partidos, ya que tradicionalmente el partido republicano diseña sus campañas para el votante blanco, mientras que el partido demócrata ha buscado a las minorías. En la elección de 1980, Reagan ganó con un 56% de los votantes blancos, pero Romney en 2012 perdió a pesar de tener el voto de 59% de los votantes blancos. Ciertamente, el partido republicano no ha diseñado sus campañas para otros grupos demográficos que sólo representaron 28% del voto favorable a Romney en 2012, mientras que las minorías conformaron 44% del voto a favor de Obama.
Y también deberemos observar cuidadosamente la actividad de esa minoría.
Existen diversas organizaciones cuya misión es promover la participación política de los hispanos. Por ejemplo, el fondo «Mi Familia Vota» se crea en 2012 para fomentar el registro, participación y educación de los migrantes de origen latino. Fue creada por Ben Monterroso, quien inició su actividad como activista en 1994 al oponerse a la Proposición 187 de California. Esta Proposición buscaba impedir que los migrantes usaran servicios públicos de salud y educación. Una segunda organización es NALEO Educational Fund, creada en 1981, la cual busca promover la participación política y comunitaria de los latinos y promueve liderazgos. Creada por senadores y políticos hispanos, tiene un fuerte activismo en derechos electorales y en el seguimiento de las carreras políticas de representantes hispanos.
Otra organización dirigida a aumentar la participación política es Latino Victory Project, impulsado por la actriz Eva Longoria y el activista Henry Muñoz. Su objetivo es crear liderazgos y participación de latinos, sin importar el partido político en los diferentes niveles de gobierno. Por último, el National Council of la Raza es la organización más antigua destinada a promover la participación de latinos en gobierno y en cargos públicos. Su trabajo se enfoca a promover la transparencia gubernamental en español y a fomentar el registro electoral de los hispanos.
Durante la elección 2012, algunas de estas organizaciones participaron en una campaña conjunta de Univisión para fomentar el registro y voto latino llamada «Libera tu voz». Esta campaña estaba dirigida a los votantes entre 18 y 24 años y más allá de informarlos, buscaba que ellos convencieran a otros amigos y a sus familias de salir a votar.
La población en estas edades durante 2016 será la clave para generar mayorías hispanas.
La moneda está en el aire y falta todavía mucho por ver. Hay aún más preguntas que respuestas de lo que puede esperarse respecto de este grupo, aunque hay una certidumbre indiscutible: es una minoría con la fuerza suficiente para inclinar en forma definitiva la balanza. Y si alguien conoce suficientemente a este grupo social, estando en una posición privilegiada para observarla, después de años de eficaz tarea consular, es precisamente Carlos Sada, nuestro embajador en EU.