Asma; ¡enfermedad respiratoria a la alza!

Aunque la confiabilidad de los datos varía en cada región o país, recientemente la Iniciativa Global para el Asma (GINA, por sus siglas en inglés) dio a conocer que esta enfermedad crónica de las vías respiratorias es la que más ha aumentado en los últimos años, al sumar 300 millones de casos.
Por su parte, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) registra cada año hasta 600 mil consultas de pacientes con este trastorno, de los cuales 270 mil, en promedio, acuden con crisis asmáticas, lo cual suele ser consecuencia de un mal manejo de la enfermedad.
Neumólogos del IMSS advierten que el asma en México aumentó 15% en la última década debido, principalmente, a la contaminación ambiental de las grandes zonas urbanas.
“Factores externos como humo de cigarro, niveles de contaminación e infecciones virales pueden incidir, es decir, cuando la persona tiene contacto con ellos, la información genética se activa y el paciente desarrolla síntomas de asma”, comenta el neumólogo José Antonio Loaiza Martínez, miembro de la Sociedad Mexicana de Neumología y Cirugía de Tórax.
Asma en palabras sencillas
Esta enfermedad respiratoria se caracteriza por la inflamación y contracción excesiva de los bronquios (estructuras internas de los pulmones) como reacción a diversos estímulos, hecho que a su vez genera “ataques” o crisis caracterizadas por acumulación anormal de mucosidad que impide la circulación del aire y que se manifiesta con respiración que exige mayor esfuerzo (disnea) y tos.
¿Qué causa los episodios de asma?
Agentes ajenos al organismo. Cuando los alérgenos (irritantes a los que el organismo es muy sensible y que desencadenan exagerada reacción de rechazo, como polen de numerosas plantas, pelo o escamas de animales domésticos, plumas de aves, fibras vegetales y ácaros) ingresan a las vías respiratorias las células que cubren el interior de los pulmones liberan sustancias químicas que provocan inflamación y endurecimiento de los músculos. Así, se incrementa la producción de moco espeso y pegajoso que dificulta la respiración. Comúnmente los niños con asma presentan alergias, pero estudios recientes indican que la mayoría de personas adultas con asma también padecen, al menos, una alergia.
Cabe señalar que los alérgenos alimenticios también son responsables de crisis asmáticas, aunque ello es más común en menores de edad que en adultos. En orden de importancia huevo, leche y sus derivados, carne, pescado, algunas frutas (fresas, durazno, manzana) o verduras (espinacas) son los principales responsables de este problema, sin olvidar que también algunos medicamentos lo desencadenan.
Asimismo, otra causa relativamente común de ataques de asma son las enfermedades respiratorias, especialmente en niños y adultos mayores. Este problema puede iniciar debido a leve infección en vías respiratorias (por ejemplo, simple resfriado) que no recibe atención adecuada, el cual evoluciona desfavorablemente y ocasiona procesos inflamatorios más complicados.
Factores internos. Algunos especialistas han sugerido casos donde los síntomas asmáticos se desarrollan debido a tensión emocional y estrés. En ellos se ha observado, además, una personalidad determinada (muy ansiosa, agresiva y con cuadros depresivos), además de ciertos traumas generados por relaciones familiares difíciles o sometimiento por parte de madres tiránicas y prepotentes, aunque no existe una teoría definitiva al respecto.
La investigación médica muestra que las crisis repetidas de asma (cualquiera que sea su causa) pueden ocasionar inflamación y contracción permanente de la musculatura de los bronquios (constricción), lo que origina deterioro gradual de la función pulmonar y, en casos graves, la muerte.
¿Cómo se diagnostica y trata esta enfermedad respiratoria?
El neumólogo realiza el diagnóstico del padecimiento tomando en cuenta los síntomas del paciente, además de realizar historia clínica, exámenes físicos y pruebas que pueden incluir radiografía de tórax, análisis de sangre y, ante todo, estudios para medir la capacidad pulmonar con la ayuda de un aparato llamado espirómetro, el cual registra las variaciones en la respiración.
Aunque este trastorno es incurable, es posible indicar tratamiento en varias áreas para controlar los episodios asmáticos y llevar vida normal:
Educación para que la persona afectada conozca su enfermedad, cómo debe tratarse y qué debe hacer en caso de crisis, además de insistir en la importancia del apego al tratamiento a largo plazo (la mayoría de pacientes no llevan buen manejo del trastorno).
Uso de medicamentos que “abren” las vías respiratorias (broncodilatadores) o que ayudan a desalojar el exceso de moco de los bronquios (mucolíticos); en caso de que la enfermedad sea de origen alérgico se puede recurrir a antihistamínicos, que disminuyen las reacciones de rechazo del organismo. También puede emplearse la inhaloterapia (administración de fármacos broncodilatadores por vía nasal).
Evitar agentes contaminantes (tabaco, humo y sustancias que irriten al sistema respiratorio) y, en caso de asma alérgico, aquellos factores sensibilizantes o alérgenos (pelo de animales, polen y polvo), así como procurar no salir a la calle en días y zonas con altos índices de contaminación ambiental.
Reforzar el sistema de defensas contra enfermedades del sistema respiratorio, a través de vacunas contra la gripe, controlar el estrés, tener descanso adecuado y alimentación balanceada.
Existen otros dos tratamientos que han mostrado su efectividad, aunque sólo funcionan en casos particulares:

Inmunoterapia. Se recurre a esta opción cuando el paciente es alérgico, ya que reduce la sensibilidad a factores que desencadenan su reacción. Primeramente, se efectúa una prueba para detectar cuál es el alérgeno y, una vez identificado, se fabrican con éste vacunas personalizadas que exponen gradualmente al organismo, de modo que se “acostumbra” y evita reacciones violentas de rechazo. La terapia se realiza durante al menos 3 ó 4 años para obtener resultados satisfactorios.
Terapia psicológica. Particularmente útil cuando se detectan factores emocionales y mentales que pueden desencadenar ataques de asma. En el caso de niños llega a ser necesario que los padres también acudan al psicólogo o psiquiatra para que resuelvan sus problemas, los cuales generalmente afectan al menor.
Las cifras hablan por sí solas de la gravedad del asma. Por ello, las personas con este padecimiento deben cumplir el tratamiento y control médico para llevar una vida normal con ayuda de sus familiares y seres queridos, quienes deben evitar actitudes de rechazo o de protección excesiva ante los problemas de respiración.