Hipertensión pulmonar: Cuando el corazón trabaja para los pulmones

 

La hipertensión pulmonar es alta presión arterial que se debe a estrechamiento de las arterias pulmonares encargadas de llevar sangre desde corazón. Como resultado, la presión de la sangre en estas arterias se eleva muy por encima de los niveles normales.
Es parte de las enfermedades crónico degenerativas ya que tensa anormalmente el ventrículo derecho del corazón, haciendo que se expanda en tamaño y sufra exceso de trabajo. Esto ocasiona que gradualmente el órgano se torne más débil y pierda su capacidad de bombear suficiente sangre a los pulmones. Las complicaciones de la hipertensión pulmonar pueden llegar a trombosis (coágulos de sangre en el interior de un vaso sanguí-neo), insuficiencia cardiaca (afección en la cual el corazón ya no puede bombear sangre rica en oxígeno al resto del cuerpo de forma eficiente), ofalla respiratoria (no fluye suficiente oxígeno de los pulmones al corazón).
Se encuentran en riesgo de padecer hipertensión pulmo-nar personas de todas las edades, aunque es más frecuente en adultos jóvenes y aproximadamente dos veces más común en mujeres que en hombres.
«Me falta el aliento al subir escaleras»
Este es uno de los primeros síntomas de la hiper-tensión pulmonar y ocurre cuando ya ha avanzado la enfermedad. Aunque, la severidad de signos como la falta de aire al hacer esfuerzo varían en cada caso, también puede incluir:
Fatiga.
Mareos o desmayos.
Hinchazón en tobillos, abdomen o piernas.
Labios o piel azules.
Dolor en el pecho.
Ritmo cardiaco acelerado o palpitaciones fuertes.
Falta de aliento durante el ejercicio o actividad física.
Dificultad para respirar en reposo.
A medida que empeora el estrechamiento de la arteria pulmonar puede llegar a ser difícil realizar cualquier actividad. En etapas más avanzadas, una mínima actividad producirá más síntomas.
¿QuE causa la hipertensión pulmonar?
Aunque existen varias teorías para explicar por qué aumenta la presión en las arterias pulmonares, hasta el momento no se conoce del todo las causas reales de esta enfermedad.
Pero se sabe que existe la hiperten-sión arterial pulmonar idiopá-tica, que es hereditaria de 6 al 10% de los casos y se caracteriza por alteración de las pequeñas arterias del pulmón y afecta sobre todo a mujeres de entre 30 y 50 años.
Asimismo, existe hiperten-sión pulmonar secundaria que tiene su origen en las siguientes enfermedades:
Anomalías congénitas del corazón.
Coágulos sanguíneos en el pulmón (embolia pulmonar).
Enfermedad de las válvulas del corazón.
Enfermedades autoinmuni-tarias que dañan los pulmones, como la esclerodermia o la artritis reumatoide.
Enfermedades pulmonares como EPOC o fibrosis pulmonar
Infección por VIH.
Insuficiencia cardiaca.
Niveles bajos de oxígeno en la sangre durante largo tiempo.
Padecimientos del hígado, como cirrosis o enfermedad hepática.
En cuanto al proceso de la hipertensión pulmonar, los científicos creen que inicia con una lesión en la capa de células que recubren los vasos sanguíneos pequeños de los pulmones.
Esto provoca cambios en la manera en que estas células interactúan con las células del músculo liso en la pared del vaso. Como resultado, el músculo liso se contrae más de lo normal y el vaso se estrecha.
DiagnOstico de hipertensiOn pulmonar
El historial médico completo, examen físico y descripción de los síntomas son necesarios para descartar otras afecciones y hacer el diagnóstico correcto.
El médico puede escuchar los ruidos cardiacos anormales, examinar la vena yugular en el cuello para ver si hay congestión (ensanchamiento) o buscar signos de otras enfermedades subyacentes que podrían estar causando hipertensión pulmonar.
Para alcanzar el diagnóstico definitivo de la razón de la pérdida del aliento puede realizarse una evaluación exhaustiva con todas las pruebas disponibles, que incluyen el electrocardiograma, radiografía de tórax y en ocasiones cateterismo cardiaco (catéter que se inserta en el sistema vascular para valorar el estado de las estructuras cardiacas).
Tratamientos de hipertensión pulmonar
Aunque no hay cura para la hipertensión pulmonar, se disponen distintas opciones de tratamiento para ayudar al afectado a sobrellevar la enfermedad y lograr la mejor calidad de vida posible.
Estos varían en función del paciente y las diferentes causas subyacentes, pero generalmente incluyen:
Anticoagulantes para reducir el riesgo de coágulos sanguíneos, especialmente si tienes hipertensión arterial pulmonar idiopática.
Diuréticos para eliminar el exceso de líquido en tejidos y torrente sanguíneo, lo que reduce la hinchazón y facilita la respiración.
Vasodilatadores para disminuir la presión arterial pul-monar y mejorar la capacidad de bombeo del lado derecho del corazón.
Trasplante de corazón y pulmón, si los medicamentos no funcionan.
Existen muchos tipos y clases de medicamentos para reducir los síntomas de la hi-pertensión pulmonar. Sin em-bargo, no funcionan para todos los pacientes debido a la causa subyacente. Puede que los enfermos tengan que probar varios medicamentos diferentes antes de encontrar uno que funcione para ellos.

¿Cómo vivir con hipertensión pulmonar?
A pesar de que la enfermedad no tiene cura, muchos pacientes desarrollan estrategias para hacer frente a las alteraciones físicas y emocionales derivadas de la hipertensión pulmonar. Los especialistas aconsejan:

Adapta tu hogar. Esto ayudará a minimizar esfuerzos que exacerben los síntomas. Por ejemplo, puedes mantener los productos de cocina, baño o dormitorio al alcance de la mano, así como elevar el inodoro para evitar esfuerzos.
Mantente activ@. A pesar de que debe evitarse el ejercicio físico intenso, es recomendable que diariamente se camine y realice ejercicio suave aeróbico, como nadar. Asimismo, el entrenamiento físico específico, como la rehabilitación cardiaca, puede ayudar a reducir los signos.
Pide ayuda a amigos y familiares. La colaboración puede ser útil en muchos aspectos, como en actividades que podrían significar esfuerzos: desde doblar la ropa hasta cocinar.
Prioriza actividades. Enfócate en lo que es más importante para ti y deja de lado las cosas secundarias. Se recomienda una sola prioridad por día y ajustar la lista de quehaceres según el nivel de energía.
Sigue un ritmo adecuado. La hipertensión pulmonar puede causar que una tarea que se podía realizar en 1 hora ahora requiera días. Es recomendable que sigas tu ritmo sin sentirte avergonzad@. Para ello, es fundamental establecer metas realistas y buscar maneras de sentirse bien contigo mism@.
Estudios recientes indican que gracias a la medicación paliativa, la expectativa de supervivencia mejora para algunos pacientes hasta 15 a 20 años, o incluso más. Sin embargo, cuando no se lleva un tratamiento la esperanza de vida es menor a 3 años después del diagnóstico. Si has pensado «pierdo el aliento con facilidad» es momento que visites al médico para descubrir si estás en riesgo de padecer hipertensión pulmonar, ¡tus pulmones merecen un respiro!