Acusan a Dilma Rousseff de comprar votos

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, y el exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva lanzaron ayer una dura ofensiva y lideraron febriles negociaciones para tratar de frenar el juicio de destitución de la jefa del Ejecutivo, quien fue acusada de comprar votos para librar la votación de hoy sobre el proceso de impeachment.
Partidos opositores brasileños denunciaron al gobierno de Dilma ante la Policía Federal por corrupción, por estar presuntamente ofreciendo a diputados cargos públicos de alto escalafón a cambio de que voten hoy en la Cámara baja en contra del enjuiciamiento de la mandataria.Según informó ayer el portal del diario Folha de Sao Paulo, los autores de la denuncia son los partidos Demócratas (DEM), el Partido Popular Socialista (PPS), el Partido Laborista Brasileño (PTB), el Partido la Social Democracia Brasileña (PSDB) y el Partido Social Cristiano (PSC).
“Quieren condenar a una inocente y salvan a corruptos”, denunció Rousseff, mientras su predecesor y líder histórico de la izquierda afirmó en un acto popular en Brasilia que “a la élite brasileña no le gusta la democracia”.
La Cámara emprendió ayer su segundo día de debates, con intervenciones limitadas a tres minutos por diputado.
Entre tanto, partidarios y adversarios del impeachment preparaban manifestaciones masivas que hoy tendrán lugar en Brasilia, Sao Paulo, Río de Janeiro y otras ciudades.
Rousseff, de 68 años, llamó en un video difundido por las redes sociales a “seguir movilizándose”, para combatir “un golpe de Estado”.
De su lado, Lula llamó a “defender la democracia”, en un acto con más de mil seguidores vestidos de rojo que agitaban carteles que proclamaban: “No habrá golpe”.
La mandataria, con una popularidad por los suelos cercana a 10%, es acusada de haber manipulado las cuentas públicas para ocultar la magnitud de los déficit en 2014, el año de su reelección, y a inicios de 2015.
El gobierno niega esas acusaciones y las atribuye a una conspiración liderada por el vicepresidente Michel Temer y el jefe de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, ambos del partido centrista PMDB.