El Papa mostrará cercanía con refugiados en viaje a Lesbos

El Papa Francisco aseguró que su inminente visita apostólica a Lesbos pretende mostrar cercanía con los «muchísimos» refugiados que han transitado por esa isla en los últimos meses y, también, mostrar solidaridad con el pueblo griego.

El Papa se refirió al viaje relámpago, previsto para el próximo 16 de abril, durante su audiencia pública semanal que congregó a más de 22 mil personas en la Plaza de San Pedro del Vaticano.

«Iré junto a mis hermanos, el patriarca de Constantinopla Bartolomé y el arzobispo de Atenas y de toda la Grecia, Hieronymos, para expresar cercanía y solidaridad sea a los refugiados, sea a los ciudadanos de Lesbos y a todo el pueblo griego», dijo, hablando en italiano.

«Pido por favor acompañarme con la oración, invocando la luz y la fuerza del espíritu santo y la materna intercesión de la Virgen María», agregó.

Apenas unas horas durará el viaje, organizado en pocos días tras la sorpresiva decisión del Pontífice de responder a la invitación de las autoridades políticas griegas y de los líderes ortodoxos a recorrer uno de los epicentros del flujo de refugiados de Medio Oriente a Europa.

Aunque el programa final aún no es público, se pudo saber que Jorge Mario Bergoglio será recibido por la mañana del sábado en el aeropuerto de Mytilene y en ese mismo lugar se reunirá, en privado, con el primer ministro griego, Alexis Tsipras.

De allí se trasladará al campo de refugiados Moria y mas tarde encabezará un encuentro con la ciudadanía y la comunidad católica, junto con una oración por las víctimas de las migraciones en el puerto de Mytilene. Esto antes de emprender su viaje de regreso a Roma.

Por otra parte, en su audiencia pública de este miércoles, el Papa reflexionó sobre la llamada de Jesús a Mateo, quien era un recaudador de impuestos en nombre del imperio romano y, por eso, era considerado por los fariseos como un pecador público.

Recordó que a Cristo esa condición no le importó y lo invitó a seguirlo, además de compartir su mesa con publicanos y pecadores, ofreciendo también a ellos la posibilidad de ser sus discípulos.

Sostuvo que, con esos gestos, indicó que él no miró su pasado, su condición social o los convencionalismos exteriores, sino que los acogió con sencillez y le abrió un futuro.

«Esta actitud de Jesús vale también para cada uno de nosotros: ser cristianos no nos hace impecables. La Iglesia no es una comunidad de perfectos, sino de discípulos en camino, que siguen al señor porque se reconocen pecadores y necesitados de su perdón», aclaró.

Abundó que la vida cristiana es «una escuela de humildad que se abre a la gracia», en la que se aprende a ver todos los hermanos «a la luz del amor y de la misericordia del padre».

«Jesús no excluye a nadie. Él es el buen médico que se compadece de nuestras enfermedades. No hay ninguna que no pueda curar. Nos libra del miedo, de la muerte y del demonio», apuntó.