Ejercicio aeróbico y anaeróbico: ¿Cuál ayuda a bajar de peso?

“Hacer ejercicio cada vez resulta más complicado por toda la información que existe y más que ayudar a ponernos los zapatos y ropa deportiva para sudar un poco, tantos datos nos confunden y nos detienen en el análisis, en lugar de activarnos”.

Así lo plantea Marilú Costa, doctora especializada en promoción de salud, quien dice que algunos conceptos muy mencionados son el ejercicio aeróbico y anaeróbico.

“En un inicio pareciera muy sencillo: el ejercicio aeróbico es en el que respiramos y el anaeróbico es cuando no respiramos. Sin embargo, al detenernos a pensar lo que estamos diciendo, es absurdo: siempre necesitamos respirar. De hecho, si queremos perder peso, los procesos bioquímicos que transforman la grasa en energía, requieren necesariamente de una respiración profunda y continúa para terminar el ciclo y eliminar grasa”, comenta.

Al realizar actividades físicas, se acelera el metabolismo porque aumenta nuestros requerimientos energéticos. “Las células tienen que trabajar y para eso requieren de ATP (adenosin trifosfato: el combustible para las funciones celulares). Se pueden obtener ATPs de dos maneras: uno mediante la utilización del oxígeno y la otra sin oxígeno. De aquí que se llame ejercicio aeróbico o anaeróbico”, explica.

Por otro lado, la profesional señala que los músculos están formados por dos tipos de fibras, las rápidas y las lentas. “Cada organismo tiene su propia proporción entre fibras rápidas y lentas, es por esto que algunas personas tienen mayor facilidad para uno u otro tipo de ejercicio”, indica.

Costa afirma que las fibras rápidas funcionan anaeróbicamente y como consecuencia producen ácido láctico, que es el responsable del dolor de músculos después de ejercitarlos, así como de los calambres. “Por otro lado, las fibras lentas siempre usan oxígeno y utilizan la glucosa durante los primeros minutos como precursora de energía, pero después la grasa mantiene el funcionamiento de las fibras lentas de los músculos. Se puede decir que aproximadamente el 50% de las calorías consumidas por los músculos después de 20 minutos de ejercicio aeróbico vigoroso proviene de la grasa”.

Ejercicio aeróbico

• Ejercicios como trote, caminata rápida, correr, natación, ciclismo, esquiar.
• Es de ritmo moderado.
• Tonifica los músculos.
• Mejora la circulación.
• Reduce la presión arterial
• Mejora la capacidad pulmonar.
• Fortalece el corazón.
• Aumenta el número de glóbulos rojos (los que transportan el oxígeno).
• Reduce el contenido corporal de grasa.

Ejercicios anaeróbicos

• Ejercicios como tenis, levantamiento de pesas, carreras de velocidad, saltos.
• Es de ritmo rápido y de mayor intensidad.
• Aumenta su rendimiento.
• Fortalece los huesos.
• Mejora la velocidad.
• Mejora la fuerza.
• Reduce el riesgo de atrofia muscular.

“El corazón es un músculo que sólo utiliza el metabolismo aeróbico, así que cualquier tipo de ejercicio lo mantiene en óptimo funcionamiento. La forma ideal de hacer ejercicio es combinar el metabolismo aeróbico con el anaeróbico, porque así se mantiene el organismo en óptimo funcionamiento“, señala Marilú.

La experta dice que en años recientes se ha descubierto que realizar varias repeticiones de ejercicios de alta intensidad, pero corta duración –es decir, de segundos a no más de dos minutos, porque después de dos minutos entran en funcionamiento las fibras lentas y el sistema aeróbico, intercalando posteriormente con minutos de recuperación— ayuda a eliminar grasa rápidamente, cuando se combina con sesiones de ejercicios lentos y prolongados.

“Recuerda que antes de iniciar una rutina de ejercicios es importante revisar tu estado de salud, para corroborar qué tipo de ejercicios puedes hacer, al igual que examinar atentamente tu alimentación. Por eso, recuerda que siempre es recomendable hacer una consulta con un especialista en nutrición para que te de una dieta con los nutrientes, vitaminas, carbohidratos y minerales que necesitas”, finaliza la profesional