Miles de mujeres viven aún en el maltrato y menosprecio: RAM

El Poder Judicial del Estado, en una acción coordinada entre el Supremo Tribunal de Justicia y el Consejo de la Judicatura para la continua capacitación en igualdad y equidad de género a funcionarios y servidores judiciales, llevó a cabo el Foro “Equidad entre Mujeres y Hombres”, en el cual se abordó el tema desde la perspectiva de los derechos humanos, no discriminación, relaciones familiares, estereotipos de género y lenguaje incluyente.
En representación del magistrado presidente del Supremo Tribunal de Justicia, Luis Fernando Gerardo González, la magistrada Rebeca Anastacia Medina García, Coordinadora de la Comisión de Equidad y Género, al dar inicio a esta actividad expuso que si bien en la actualidad algunas mujeres gozan de mayores derecho, todavía falta mucho por hacer ya que sin diferencia de razas, religión, cultura, situación económica, social o política, todavía miles de ellas viven en el maltrato y menosprecio.
En el ámbito de la impar-tición de justicia, dio a conocer que el Supremo Tribunal de Justicia y el Consejo de la Judicatura se han esforzado en los últimos años en impulsar los temas de género en sus actividades, lo que se traduce en la aplicación de la perspectiva de género en las resoluciones de casos judiciales.
Estuvieron presentes ma-gistradas y magistrados del Supremo Tribunal de Justicia, el Consejero de la Judicatura, Juan Carlos Barrón Lechuga; Erika Velázquez Gutiérrez, Directora del Instituto de las Mujeres del Estado, la Diputada Dulcelina Sánchez de Lira, representante de la Comisión de Derechos Humanos y  Equidad de  Género del Congreso y la Diputa-da  Martha Orta Rodrí-guez, juezas, jueces y personal del Poder Judicial del Estado.
En el desarrollo del Foro, la Maestra Lucía Rodríguez Quintero, Subdirectora del Programa sobre asuntos de la niñez y la familia de la CNDH  abordó el efecto que las relaciones familiares tienen en la conformación de la cultura que de alguna manera fomenta,  genera y en ocasiones legitima situaciones de violencia y discri-minación  en contra de las mujeres.
Al señalar que establecer una nueva cultura necesariamente se dará a partir de la familia, planteó que las responsabilidades familiares compartidas,  donde no solamente las mujeres tienen una obligación con respecto a todos los miembros de la familia sino también los hombres, permitirán eliminar estereotipos y harán visible la violencia simbólica en donde se dan por sentado una serie de cargas y condicionamientos que a la larga que convierten en un obstáculo para el desarrollo integral de las mujeres.