Consejos para ayudar a los niños a enfrentarse a un examen

Ante la llegada de los exámenes, muchos niños tienen dificultades para poder enfrentarse a ellos con éxito. Por supuesto, estudiar diariamente y utilizar técnicas de estudio ayudará enormemente a prepararlo de forma adecuada.
Sin embargo, incluso habiendo invertido mucho esfuerzo y habiéndolo estudiado apropiadamente, cuando se acercan los días previos a los exámenes, todos nos ponemos nerviosos y hace que altere su rutina. ¿Podemos ayudarles? Toma nota. A pesar de que la ansiedad se vive como algo negativo, en sí misma surge para mantenerte alerta y preparado para reaccionar a lo que te piden de forma rápida. No obstante, para muchos niños ese momento se vive cómo una situación que les va a bloquear y en dónde van a aflorar pensamientos negativos, temores como decepción por no saber ciertas preguntas o un sentimiento de fracaso.
Para evitarlo, son muchos los que hacen ‘pequeños sacrificios’ para conseguir mejorar las calificaciones sin saber que lograrán justo lo contrario de lo que se proponían. Por eso, te recomendamos una serie de recomendaciones que quizás tu o tu hijo no sepáis y que va a ayudarle enormemente cuando esté delante de un examen:
1. Estimúlale para que practique deporte: Cuando se avecinan exámenes pensamos que el deporte puede suponer que se estrese más y le quite tiempo para estudiar. No obstante, el deporte consigue liberar la tensión que puede suponer tener un examen y ayuda a consolidar los conocimientos que se han estudiado. Además, más horas no es un sinónimo de éxito. Nadie es capaz de pasar muchas horas delante de un libro y aprovechar el tiempo. Así que si no va a conseguir que se aprenda mejor la materia, al menos el deporte conseguirá que desconecte brevemente del estudio y le permitirá retomarlo de otra forma cuando llegue a casa.
2. Explícale la importancia de dormir 8 horas: El estudio debe hacerse antes y una noche no va a cambiar el resultado final. Nuestro cuerpo necesita descansar y la fase REM del sueño, nos va a permitir consolidar lo que se ha estudiado durante el día. Así que aunque aparentemente nos pueda parece que durante ese tiempo no se hace nada, en realidad es un momento clave para memorizar los conocimientos que ha estudiado. Por tanto, si tu hijo no consigue dormir las horas que necesita, no valdrá de mucho que se levante temprano o se acueste tarde.
3. Motívale para que exprese sus emociones antes de un examen: Los minutos previos o el día antes a un examen puede ser muy tenso, lo cual restara su agilidad mental. Lo mejor para combatir ese bloqueo es hablar de ello o apuntar esos sentimientos en un folio, de esa forma se reducen los pensamientos negativos y la ansiedad.
4. Dale la confianza que le falta: La inseguridad es una de las causas que va a hacer que se paralice y deje de responder a las preguntas que sabe. Es importante que crea en sí mismo y en sus posibilidades para que no se atasque en ninguna pregunta. En ese momento, puede que los nervios le jueguen una mala pasada, por eso, ayúdale escribiéndole notas con mensajes positivos para que pueda leerlas antes de entrar en el examen.
5. Tómate tu tiempo: En momentos de tensión, la impulsividad puede jugar una mala pasada en el examen. Leer comprensivamente cada pregunta, seleccionar aquella que mejor se sepa y pensar antes lo que va escribir será muy útil. Muchas veces los niños confunden preguntas por no leer cuidadosamente lo que pone la pregunta. No fijarse es una causa de suspenso muy común para muchos niños. Por tanto, trata de concienciarle de que no es una carrera de velocidad sino de fondo. Muchos padres y maestros se centran en las notas de los niños para saber la media de inteligencia que tienen y para poder tener en cuenta su desarrollo académico. Es cierto que para que puedan alcanzar los objetivos que se establecen en las escuelas, es necesario que los niños hagan diferentes tipos de pruebas y test que de este modo los profesionales educativos sepan el tipo de atención que cada niño requiere en cuanto a la atención académica.
Esto es lo que se trabaja en la sociedad, y los padres en muchas ocasiones muestran su alegría o su descontento según el tipo de calificación que los niños reciben en la escuela, es decir, según el número que trae en las notas. Esto puede afectar a los niños en su autoestima y motivación por conseguir mejores resultados. Pero los niños no son números y su inteligencia no se determina por las notas. Los niños son mucho más que números en el boletín escolar, los niños son esfuerzo, voluntad, perseverancia, emociones y un largo etcétera que va mucho más allá que los números en los exámenes.
Los niños pueden estar estudiando para un examen (esfuerzo, voluntad, perseverancia), pero que después en el examen se ponga nervioso o no respondiera con exactitud y la nota acaba siendo baja e incluso un suspenso… esto no determina que el niño sea mejor o peor en alguna asignatura, simplemente determina que necesita dedicar más tiempo, cambiar la forma de estudio, atención psicopedagógica para poder saber estrategias de aprendizaje, etc.
Pero en ningún caso una mala nota determinará una baja inteligencia, más bien es una señal de alarma para que los padres se den cuenta que su hijo necesita orientación en esa materia en concreto, porque quizá no le guste tanto como las demás (pero esto no significa que sea más o menos capaz). Y además, es muy probable que necesite motivación (emocional) para conseguir creer en sí mismo.