Orinar en la piscina; ¡peor de lo que creías!

Aunque para muchos parezca acto inofensivo, orinar en las albercas produce sustancias que pueden causar diversas infecciones. Quienes se encargan de la purificación del agua utilizan sustancias que al contacto con ciertos elementos, pueden dañar la salud.
Los desinfectantes más comúnmente usados son cloro y bromo, los cuales producen a su vez otras sustancias (llamadas subproductos) que al combinarse con materia orgánica proveniente no sólo de la orina, también de sudor, células de la piel, cosméticos, perfumes e, incluso, cabello, provocan cambios (tóxicos) en los genes de los nadadores, según datos del Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental, de Barcelona, España.
Daño en los pulmones
Además de alterar genéticamente al individuo, la exposición a la mezcla de orina y cloro (ya sea a través de la piel o por vía inhalada) tiene efectos respiratorios, entre ellos, mayor riesgo de sufrir asma.
Para controlar el nivel de organismos peligrosos (patógenos microbianos) en el agua de las albercas, regularmente se usa hipoclorito sódico (lejía), compuesto que puede sufrir cierta reacción al contactar con otros elementos químicos, en especial, nitrógeno. Cabe señalar que orina y sudor son fluidos que contienen urea, algunos aminoácidos, creatinina, ácido úrico y nitrógeno.
Es natural, por tanto, que investigadores chinos y estadounidenses aseguren que 93% del ácido úrico en las piscinas procede de la orina, pues cada vez que una persona se “ahorra” la visita al baño, deja en el agua entre 27 y 217 ml de líquido amarillo, en promedio.
Jing Li, de la Universidad Agraria de China, y Ernest Blatchley, de la Universidad de Perdue (Estados Unidos) tomaron muestras de varias piscinas en Beijing, capital china, y comprobaron que había cantidades significativas de cloruro de cianógeno (CNCl) y de tricloramina o tricloruro de nitrógeno (NCl3), compuestos químicos que pueden evaporarse (volátiles) y son resultado de la interacción entre el cloro y la orina. En este sentido, advierten los expertos que el CNCl es componente tóxico que puede afectar corazón, pulmones y el sistema nervioso central, mientras que el NCl3 se relaciona específicamente con daño en los pulmones.
Peligros por exceso de cloro en la piscina
Aunque reconocen que la natación es uno de los ejercicios más completos gracias a que estimula el desarrollo y el fortalecimiento del cuerpo, la principal sustancia utilizada para purificar el agua podría ser responsable de varias de las infecciones más comunes en la alberca.
Especialistas en Neumo-logía aseguran que el riesgo de asma puede aumentar hasta 60% cuando la exposición al cloro es intensa y prolongada, especialmente si se trata de niños y nadadores profesionales. Incluso, advierten que cuanto más pequeño, más tiempo pase nadando y más agua ingiera, mayores probabilidades tiene el infante de presentar síntomas de asma y daño en los pulmones.
A la vez, afirman que la presencia de elementos contaminantes en el agua puede provocar infecciones en la piel que suelen identificarse inicialmente con la presencia de salpullido e irritación, por ejemplo, en los pies (sobre todo, debido a la multiplicación de hongos).
Protección para ojos y oídos
La mala costumbre de orinar en las albercas obliga al excesivo uso de cloro que, como se ha visto, causa más daños a la salud de los que imaginas. En personas que nadan con los ojos abiertos pueden surgir desde pequeñas molestias derivadas del efecto irritante que tiene dicha sustancia sobre la conjuntiva ocular hasta graves infecciones en ojos; de hecho, se sabe de casos de conjuntivitis infecciosas ocasionadas por nadar en piscinas poco cloradas o bien, contaminadas.
Pero los peligros por exceso de cloro en la piscina van más allá, los aficionados a la natación sufren infecciones en oídos con mayor frecuencia que el resto de la población debido a la humedad provocada por los baños continuos, pues crean un ambiente que facilita la proliferación de microorganismos en el conducto auditivo externo, sobre todo si se sumergen en aguas demasiado cloradas, o bien, si el ácido úrico en las piscinas es elevado.
¿Cómo prevenir infecciones en las piscinas?
Para disminuir el riesgo de sufrir afecciones por la exposición a sustancias nocivas en el agua, la primera y más simple recomendación sería que las personas eviten orinar en las piscinas. Tomando en cuenta lo difícil que puede ser controlar esta conducta, vale la pena tomar medidas adicionales, como:
Pasar por la regadera antes y después de salir de la piscina.
Usar googles
Para reducir el riesgo de infecciones en oídos, limpiarlos escrupulosamente después de nadar a fin de retirar cualquier residuo que se haya alojado; asimismo, se recomienda usar tapones adecuados para esta zona.
Después de nadar, secar perfectamente la piel, sobre todo pies para evitar la proliferación de hongos, así como utilizar sandalias en áreas comunes.
Evitar aquellas albercas donde la intensidad del olor del agua te haga sospechar un exceso de cloro o un mantenimiento inadecuado de las condiciones higiénicas.
Usar (y exigir) pañales específicos (fabricados para absorber la orina en el agua) en caso de bebés y niños pequeños.
Eliminar maquillaje y/o perfume antes de entrar a la alberca.
Si te fascina nadar, el mejor consejo es que continúes practicando este deporte, pero protegiendo tus ojos, oídos, piel y pulmones, a fin de evitar las infecciones más comunes en la alberca, para lo cual es importante evitar orinar en las piscinas.