Así bailó Boy en su regreso al Jalisco

La historia de Tomás Boy con los Rojinegros del Atlas es y ha sido de amor y odio: por un lado, es el técnico matemáticamente más exitoso en los últimos años de la organización, pero su estilo de futbol generó desencanto en la afición y terminó con una abrupta ruptura: una humillante eliminación en un Clásico Tapatío, y varios se saltaron con la intención de agredirlo.
Este sábado, fue la primera vez en que Tomás Boy pisaba el Estadio Jalisco después de aquel rompimiento y con muy pocos gratos recuerdos en la memoria de los aficionados, que nunca le perdonarán haberse permitido semejante humillación ante Chivas. A final de cuentas, Boy volvió a fracasar con Atlas, pues los números de poco le sirvieron, y la afición no los recuerda.
En su reencuentro, Boy se mantuvo con bajo perfil durante gran parte del encuentro. Salió tarde a su banca, para pasar desapercibido, y durante el juego trató de mantenerse sereno y metido en su trabajo, levantándose de su lugar solo para dar instrucciones precisas y concretas, eso sí, a su estilo: dando gritos, manotazos y llamando la atención de todos.
Queda claro que a Tomás Boy le gusta estar en el ojo del huracán y lo disfruta. En los minutos finales, se paseó por su zona técnica, retador. Saludó con un pulgar arriba a los aficionados de Cruz Azul, y se encaró a la distancia con otros rojinegros que lo insultaban desde los Palcos VIP.
Cuando Paul Delgadillo decretó el final del encuentro, Boy ejecutó su acto estelar, digno de un recinto teatral, abriendo los brazos y dando vueltas. Así es Tomás Boy, el que se fue bailando del Jalisco. No puede vivir sin los reflectores, se alimenta de ellos y goza de vivir en el ojo del huracán.