Conoce el examen oftalmológico estándar

Utilizando la carta de Snellen, el médico evalúa qué tan bien lee la persona las letras de tamaño cada vez menor al otro lado de la habitación. Tener visión 20/20 significa que pueden leerse letras que individuos con visión normal pueden apreciar bien a 6 metros de distancia.
De campo visual. También llamada campimetría, esta prueba se hace de varias formas. En una de ellas se ve una pantalla en la cual un aparato lanza destellos de luz en distintos sitios y con brillo variable. El paciente presiona un botón cada vez que ve un destello. Este dispositivo registra la respuesta y hace un mapa del área que ve la persona. Brechas en el campo visual pueden indicar un trastorno importante en el ojo.
En otra prueba, se utiliza la rejilla de Amsler, en cuyo centro se encuentra un punto negro.
Con un ojo cubierto, el paciente enfoca el punto e indica al oftalmólogo si puede observar la totalidad de la rejilla con claridad.
Examen con lámpara de hendidura.
Se trata de prueba que requiere microscopio especial que permite al especialista observar las estructuras frontales del ojo con lente de gran aumento.
La lámpara de hendidura utiliza una línea intensa de luz para proporcionar una imagen transversal (oblicua) de la córnea, la cámara anterior y el cristalino.
Así, el médico puede detectar y localizar con precisión cualquier anormalidad.
Examen con dilatación pupilar. El oftalmólogo aplica gotas para dilatar las pupilas ampliamente y ver mejor la parte posterior de los ojos.
Utilizando una lámpara de hendidura u oftalmoscopio (instrumento que coloca una luz brillante en el ojo), el médico puede observar anormalidades en las estructuras de la parte posterior del ojo, incluyendo la retina. Este examen permite al oftalmólogo descubrir indicios importantes de la presencia de alguna enfermedad (por ejemplo, diabetes y presión arterial alta) en otra parte del cuerpo.
Finalmente, se recomienda que todas las personas se hagan un examen de los ojos anualmente, sobre todo, quienes utilizan anteojos o lentes de contacto.
A los lactantes los pediatras evalúan los ojos entre el nacimiento y los 3 meses de edad, así como entre los 6 y 12 meses de vida. Asimismo, conviene examinar los ojos de los niños alrededor de los 3 y 5 años.
En niños y adolescentes los ojos deben revisarse cuando tienen algún problema en la visión o síntomas de trastornos visuales. Cuando el globo ocular es más largo de lo normal y el objeto o imagen que se quiere observar queda enfocada delante de la retina -ubicada al fondo del ojo- y no exactamente sobre ella, se puede hablar de miopía, anomalía por la que no se logra ver objetos o imágenes lejanas.
La miopía puede presentarse de manera congénita (de nacimiento) o ir desarrollándose entre los 6 y los 16 años, hasta alcanzar su grado máximo a los 20 años. Por ello es básico que los niños (desde los cuatro años, o cuando están aprendiendo a leer y escribir), sean sometidos a examen de la vista para mejorar su condición visual.
Algunas estadísticas señalan que alto porcentaje de personas miopes viven en grandes ciudades, pues están más expuestas a labores en las que utilizan una visión más próxima, como ver excesivamente televisión, el monitor de la computadora o por tener mayores hábitos de lectura. Otras investigaciones afirman que la población miope tiene en común características de personalidad como introversión, tranquilidad e inhibición de actitudes agresivas. La miopía no debe considerarse una enfermedad sino como anomalía del ojo, que no se puede curar pero sí compensarse mediante gafas, lentes de contacto o procedimientos quirúrgicos con rayo láser, que cambian la forma de la córnea; todo ello bajo la supervisión de un oftalmólogo, después de practicar un examen visual y de haber clasificado el grado de avance de la disfunción visual.
Las gafas o anteojos son fabricados de plástico o cristal; aunque las primeras son más ligeras se rayan con facilidad, mientras que las segundas duran más, pero corren el riesgo de romperse.