Hojas de chirimoya, útiles contra la diabetes

Investigadores del Instituto Politécnico Nacional (IPN) y del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) comprobaron en un estudio que las hojas de chirimoya poseen efectos antidiabéticos y antioxidantes, un avance que abre la posibilidad de producir un fitofármaco para complementar los tratamientos orales.
Los científicos resaltaron que la investigación inició con el objetivo de ofrecer alternativas naturales para ayudar al control de la diabetes mellitus tipo 2, sin generar efectos secundarios, según publica Notimex.
En dicho proyecto participaron Ivonne María Olivares Corichi, de la Escuela Superior de Medicina (ESM); Fernando Calzada Bermejo, de la Unidad de Investigación Médica en Farmacología del Centro Médico Nacional “Siglo XXI”, y Jesús Iván Solares Pascasio, quien obtuvo el grado de maestro en ciencias con especialidad en farmacología con esta investigación.
Después de dos años de estudios en ratones y ratas, los investigadores validaron de manera científica el uso tradicional de las hojas de “Annona cherimola” como regulador de los niveles de glucosa en la sangre, es decir, si el índice está por debajo del nivel, lo eleva, y si es superior, lo reduce.
Resaltaron que, antes de realizar estudios clínicos en humanos, corroborarán los efectos positivos en cerdos porque es el modelo que más se asemeja al hombre en la producción de insulina.
Por su particular característica, indicaron, el organismo de las personas con diabetes produce mayor cantidad de radicales libres (daño oxidativo) que el de las personas sanas y, al probar el extracto etanólico de las hojas de dicho vegetal, esa condición disminuyó en los roedores.
Los especialistas subrayaron que, aunque las plantas tengan un uso tradicional, es indispensable validar los efectos biológicos para comprobar que es seguro el uso del vegetal, la cuenta con seis especies de anonas, pero cinco de ellas tienen efectos toxicológicos y el tipo cherimola es inocua.
Confirmaron que las altas dosis del extracto suministradas no afectaron los órganos internos de los modelos animales y, por el contrario, los experimentos les permitieron estandarizar la cantidad adecuada para que el compuesto activo tenga efecto antidiabético las cuatro primeras horas, después de su administración.
Señalaron que el extracto fue suministrado durante 28 días a los roedores con diabetes y el efecto antidiabético continuó una semana después de suspender el tratamiento.
Además, el mismo procedimiento realizaron con un grupo de animales sanos y, de acuerdo con los resultados, comprobaron que no registraron niveles por debajo del índice normal.
Con base en ello, los expertos del IPN e IMSS acentuaron que el extracto y el compuesto activo podría ser un buen complemento de fármacos como metformina, glibenclamida y acarbosa, pues los estudios de combinación confirmaron que la especie vegetal no tiene interacción con éstos.
Otra razón para elaborar más adelante un fitofármaco es que a diferencia del fruto (chirimoya), las hojas de Annona cherimola no tienen un uso comercial y, por tanto, este recurso es abundante y no existe riesgo de ponerse en peligro.
El orgen de la chirimoya y otras propiedades
La chirimoya es el fruto del chirimoyo, del tamaño aproximado de una manzana, de color verde, pulpa blanca comestible con pepitas negras y sabor dulce. Es una fruta originaria de Sudamérica de un exquisito sabor que hace recordar a las fresas, el coco y el plátano.
Es una de las frutas más saludables y cuenta con grandes valores nutricionales que benefician en cuanto al consumo de fibras, vitaminas y minerales.
Su consumo también mejora la salud cardiovascular debido a su gran concentración de fibra dietética lo que ayuda a prevenir ataques cardíacos, derrames cerebrales e hipertensión.
Además, mejora la salud del cerebro gracias a su alto contenido de vitamina B6, pues protege de la posible aparición de enfermedades como el mal de Parkinson. Esta especie se usa popularmente para tratar la diarrea, tanto en los estados del centro de la República Mexicana, como en Michoacán y Veracruz. Aunque también se le usa en otros padecimientos gastrointestinales como infección intestinal, vómito, flatulencias, úlceras, y además, como purgante.
Grupos indígenas mixes, totonacos y zapotecos, entre otros, conocen la disentería con los nombres de pujo, diarrea con moco o disentería: que por la apariencia de las heces la clasifican en disentería blanca, negra o roja; esta última cuando hay presencia de sangre. Las causas que la propician son de diversa índole: por frío o calor; consumir alimentos descompuestos o sucios; comer frutas verdes, ácidas o agrias; tomar agua cruda; enfriamiento del cuerpo o producirse por corajes, sustos, malpasadas, etc. Se presenta principalmente en niños entre 5 y 14 años.
Los síntomas son: palidez, desgano, tristeza, decaimiento, mareos, fiebre, dolor e inflamación del estómago, cólicos, sed y resequedad de la piel, pujo y escalofríos.
En el tratamiento es importante el factor frío-calor que produjo la enfermedad, que lleva a emplear plantas contrarias a la naturaleza de la temperatura causante del mal, para recuperar la salud.
Incluyendo a la chirimoya, todas las plantas empleadas para curar la disentería se preparan en té, infusiones o decocciones, excepto la higuerilla y el florifundio ya que la primera es purgante y la segunda contiene alcaloides, por lo que se aplica en forma externa como antiinflamatorios. En algunos casos se combinan ya que algunas plantas tienen propiedades antiespasmódicas y otras sedantes. Muchas se administran como agua de tiempo para la hidratación o mezcladas con medicinas de patente como terramicina, enterobioformo, sulfadiacina, o con coca cola o alkaseltzer.

El empacho como se le conoce entre diversos grupos indígenas, es una enfermedad del aparato digestivo, que afecta principalmente a niños entre los 2 y los 6 años. Existen diversos tipos de empacho según la presencia o ausencia de diarrea y su intensidad: «aguado, seco, leve, ligero y fuerte». Y según las causas puede ser «empacho por frío, calor, susto, coraje», entre otros. Los síntomas que se presentan son «dolor de estómago, sofocación, ojos hundidos, sonido hueco, vómito, fiebre y hasta caída de mollera. El ombligo duele y late».

El tratamiento que dan los mixes, totonacas y zapotecos consiste en hacer infusiones de diversas plantas, purgantes, sustancias con sales, acompañadas de sobadas, para estimular el plexo solar. En este caso el paciente se pone boca abajo y el curandero presiona con la palma de la mano la columna vertebral, desde el sacro hasta el cuello, después tira de la piel en la misma zona hasta que «truene» el empacho (V. tronar el empacho).

Para el empacho seco se dan tés de hierbabuena y mirto y tres tejas hechas cenizas, tequezquite, carbonato y aceite para facilitar la digestión. En ocasiones la manzanilla reemplaza a la hierbabuena, complementada con romero verde y canela; el aceite puede ser sustituido por manteca. Puede darse también té de epazote que sirve para desparasitar.

Si bien ciertas plantas se administran solas (hierbabuena, árnica, raíz de ciruela y anona), también para curar el empacho se utilizan mezclas complejas con diferentes plantas, sales y cenizas. Se administran en ayunas acompañándose de masajes en el estómago con hojas de la planta llamada hoja santa. Se usan asimismo, la higuerilla y el floripondio, frotando sus grandes hojas en el abdomen y región sacrolumbar. Se coloca la parte externa o se machaca y mezcla con aceite de oliva o manteca, poniéndola donde está el empacho, después de «tirar el cuerito del enfermo».

Se utiliza ampliamente a la chirimoya en enfermedades del sistema respiratorio como en casos de tos, resfríos, para los bronquios (V. bronquitis), gripe y pulmonía.

Las hojas son la parte de la planta que más se emplea, estas se asan y se aplican localmente en los casos de diarrea; se les pone unto (grasa de marrano) y se colocan sobre la hinchazón producida por golpes o torceduras; para las descomposturas, a las hojas se les unta «vaporub» o sebo de chivo y se caldea (aplicar remedios calientes sobre la piel) la coyuntura enferma.

Las semillas también son empleadas en la preparación de remedios: tostadas y molidas, vertidas en un vaso con agua, se toman como vomitivo; sin cáscara y molidas, aplicándolas directamente sobre la cabeza, sirven para quitar la caspa.

El susto es una enfermedad cultural en la que la eficacia simbólica juega un rol importante, su tratamiento no se puede reducir sólo al efecto de los componentes biológicos, psicológicos o conductuales. Como orígenes del «susto», se pueden mencionar: encuentros súbitos, caídas accidentales, amenazas, presenciar muertes violentas, transitar por lugares peligrosos, el contenido de ciertos sueños, extraviarse, violación de normas sociales, dependiendo de la localidad donde se presenta. El «susto» es la pérdida de la entidad anímica y puede ocasionar hasta la muerte. En ocasiones se vincula con la brujería, la envidia o corajes, en este sentido puede ser natural o sobre-natural, si el susto se da por la aparición de duendes, muertos o fantasmas, etc.

Los síntomas son: falta de apetito, decaimiento, frío en las extremidades, dormir mucho o insomnio, inquietud en el sueño, palidez, tristeza, angustia, desmayos, hipersensibilidad, fiebres leves, dolor de cabeza y de corazón y síntomas que se pueden asociar a algún padecimiento como la úlcera, presión, diabetes o bien, derivar a alguna de estas enfermedades.

El tratamiento se basa en tés o pelotillas (compuesto de plantas medicinales administradas por vía rectal), baños de temazcal, limpias o almohadas de plantas, hasta remedios de patente, procedimientos físicos y rituales.

Entre los totonacos, los sustos leves se curan a través de ceremonias adivinatorias. Ante un altar de imágenes católicas se hacen oraciones, sahumerios, limpias, ingestión de plantas, cambios en la dieta y en general procedimientos de eficacia simbólica que activan mecanismos de autocuración y favorecen la reintegración o readaptación sana del sujeto al grupo.

Para el susto fuerte se confecciona una «ofrenda grande», que se realiza en casa del terapeuta, donde hay un altar con imágenes y en el lugar donde el enfermo perdió su alma, a la cual debe volver a trasladarse (V. pérdida del alma). En caso de que esté muy grave, los familiares lo transportan a casa del curandero, donde se quedará hasta que finalice la ceremonia principal; las otras curas, si son necesarias, se harán en casa del enfermo.

La ofrenda grande lleva doce o trece muñecos confeccionados con masa de maíz imitando el sexo del paciente, de los cuales uno de mayor tamaño es vestido con trozos de tela de alguna prenda del enfermo. El curandero se traslada al sitio de donde el individuo se asustó y en la tierra marca una cruz sobre la que vierte aguardiente, recoge el polvo de los cuatro extremos y centro de la cruz; se ponen flores de cempasúchil, se encienden velas y los muñecos se distribuyen. El curandero grita el nombre del enfermo pidiéndole que vuelva a convivir con su viejo o vieja. Al recuperar el alma, se arrojan doce o trece monedas al río y el muñeco de mayor tamaño, si el susto sucedió en al agua o cerca de ella, como pago al agua y relevo de la entidad anímica. Si fue en el monte, el muñeco es enterrado al lado de la cruz, devolviendo a la tierra un sustituto del alma del enfermo. La tierra recogida al dibujar la cruz es llevada a casa pues servirá para el primer baño del enfermo. Ya concluida la ceremonia, el curandero regresa a su domicilio y allí hace otro complejo ritual.

La tierra recogida se mezcla en agua y es frotada al enfermo por todo el cuerpo, luego se le limpia y se inician los masajes, que se dan en forma de cruz. Se repite la ceremonia doce o trece veces, según el sexo del enfermo. Los días subsecuentes se repite el procedimiento en casa del paciente pero sólo con dos o tres masajes con cempasúchil, ajo, aguacate oloroso, tabaco, cedro. Se sigue con unas oraciones escogidas de acuerdo al tipo de susto y puede hacerse una promesa a San Juan Montero, dueño de los cerros; a San Cristóbal, si fue en el mar; a San Jorge, si el susto fue de víbora; a Santa Mónica, si fue de lumbre o cocina.

La ofrenda grande se da al curandero. Si el susto evoluciona sin complicación, se repiten los baños, plantas y/ o medicamentos de patente.

Por otra parte, se le usa para apresurar el parto y como abortiva; para curar granos, como desinfectante y antipirética, además, en enfermedad de los riñones, y hay quienes la usan para ahuyentar chinches y matar piojos.