Asperger, ¿nueva excusa para asesinos?

El Asperger es trastorno neurológico con el cual se nace (generalmente es más común en hombres) y del que todavía se sabe muy poco (en Estados Unidos comenzó a diagnosticarse en 1994). Sin embargo, existen ciertos rasgos generales que determinan su presencia y la agresividad no es uno de ellos:
Inteligencia.
El aspecto e inteligencia de la persona es normal o, incluso, superior a la media; no experimenta retraso en el lenguaje hablado (de hecho, se expresa sin problemas), no obstante, es incapaz de comprender lo que es un chiste, una ironía o una metáfora (interpreta literalmente cualquier mensaje).
Interacción social. Tiene dificultad para relacionarse socialmente, sobre todo con personas de la misma edad. Aunque desea entablar amistad e interactuar con sus semejantes, carece de habilidad para comprender y seguir las reglas de comportamiento social, además de que le cuesta mucho trabajo interpretar los sentimientos y emociones ajenos (incluso, los propios), por ello, a menudo se aísla.
Atención en un tema. Por lo general su habilidad para entender conceptos abstractos y memorizar es excelente, además suele interesarse en uno o dos temas exclusivos a tal grado que se le llega a considerar “excéntrica” o “pedante” por su extenso conocimiento sobre determinado asunto.
Movimientos torpes. Sufre retraso en múltiples áreas, por ejemplo, en habilidades motoras generales o de precisión, lo que explica sus movimientos torpes. Los pacientes con SA pueden diferenciarse mucho entre sí, y aunque en general se distinguen por los rasgos aquí descritos, la intensidad de cada característica puede ser tan única como la forma en que el individuo la enfrenta en su vida.
¿El Asperger hace a las personas proclives a la violencia?
Actualmente (según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, considerado la Biblia de la Psiquiatría), el síndrome de Asperger (SA) se define como un “trastorno del espectro autista”, cuya principal característica es la dificultad para interactuar socialmente, así como una tendencia a realizar conductas repetitivas, pero de ninguna forma se le relaciona con alguna manifestación de violencia.
La agresividad en personas con Asperger tiende a ser más reactiva, es decir, las dificultades de comunicación que suelen padecer derivan en frustración o rabia y, en consecuencia, dan empujones, gritan o tardan mucho tiempo en calmarse cuando se enfadan, pero de ninguna forma se trata de violencia planificada o intencional como la sucedida en la masacre en Connecticut.
¿El individuo con Asperger es un psicópata?
Para muchas personas la palabra “psicópata” hace referencia a “asesino en potencia”, sin embargo, en sentido estricto, hablar de psicopatía es referirse a alguna enfermedad mental, es decir, a anomalías psíquicas que alteran la conducta social del sujeto.
En tanto, según indica la Federación Asperger España, este síndrome “es un trastorno severo del desarrollo, considerado como un trastorno neurobiológico”, por lo cual los individuos con SA no pueden ser considerados psicópatas.Para las personas con Asperger es muy difícil entender la vida en sociedad, mantener cierto ritmo de conversación o hablar con el mismo tono, volumen o timbre de vos (lo que se define como alteración de la prosodia) e, incluso, hacer contacto ocular con su interlocutor.
No obstante, son capaces de desarrollarse y madurar –a su propio paso–, y a medida que lo hacen suelen adquirir nuevas habilidades, superar algunas dificultades típicas del síndrome, o usar sus fortalezas para compensar su discapacidad. De hecho, pueden tener dotes específicos para las matemáticas, la literatura o las artes.

En el mundo actual, donde la mayoría de seres humanos se mueven a un ritmo vertiginoso y altamente social, además de que se espera que todos en general trabajen y “sean aceptados por los demás”, las personas con síndrome de Asperger suelen enfrentar múltiples obstáculos y desafíos para vivir, sin embargo, no tienen ningún rasgo que pueda convertirlos en criminales.

Al respecto, estudiosos del tema reconocen que el Asperger no ocasionó la masacre en la primaria de Connecticut, ya que éste no hace a un individuo más o menos propenso a cometer crímenes violentos en comparación con el resto de la población, por lo que, si Adam Lanza efectivamente hubiera tenido el síndrome, éste podría ser considerado únicamente como otra característica de su persona y no la causa del ataque.

Tragedias como ésta obligan a buscar sentido a lo ocurrido, lo cual explicaría por qué han surgido señalamientos erróneos que encuentran en el síndrome de Asperger la causa original de la masacre.