Pescado, gran amigo del corazón

Para nadie es un secreto que las enfermedades cardiovasculares (del sistema circulatorio) son las que cobran mayor número de vidas en todo el mundo.
Ello sucede a pesar de que desde hace mucho se sabe que la herramienta más útil para combatir este tipo de afecciones es la prevención, misma que supone alejarse del tabaco, seguir un programa de actividad física (la cuota se cumple al caminar al menos 30 minutos diariamente) y tener una dieta saludable que contrarreste la obesidad y disminuya la concentración de grasas (lípidos) en el torrente sanguíneo.
Los médicos conocen muy bien el perfil de la población que sufre un problema cardiaco o que se encuentra en riesgo de padecer infarto (muerte de tejido a causa de la suspensión del suministro de sangre). Si tuviéramos que describir a estas personas diríamos que se trata de individuos que tienen de 35 a 50 años, con obesidad y alta concentración de colesterol en la sangre, mismos que beben alcohol, fuman y comen en exceso, además de que les encanta el deporte… cuando lo ven por televisión, sentados en un mullido sillón. Por supuesto que la dieta de esta clase de personas no se pinta de verde. Al contrario, está llena de grasas de origen animal, azucares complejos y carbohidratos que lenta, pero inexorablemente, construyen un muro que en algún momento detendrá el paso del oxígeno en las arterias cardiacas. El resultado: una emergencia que eventualmente puede culminar en un deceso.
Desde hace unas cuantas décadas se ha modificado el paradigma de la alimentación, por lo que una buena parte de la población mundial ha adoptado a la dieta mediterránea como una de las más adecuadas para conservar la buena salud. En este régimen el pescado ocupa un papel protagónico, y quizá es por ello que los japoneses y los esquimales, quienes son consumidores habituales de alimentos marinos, se ríen de los problemas cardiovasculares.
La Asociación Estadounidense del Corazón (AHA, por sus siglas en inglés) ha establecido que el primer punto para evitar la obstrucción de las arterias es mantenerse en el peso ideal, para lo cual es indispensable contar con una dieta disciplinada en la que figuren frutas, verduras y cereales integrales como elementos protagónicos. El pescado, claro está, debe consumirse al menos dos veces por semana. El pescado ha sido siempre un componente infaltable en la dieta de los seres humanos, aunque hay que decir que, dentro de la cultura occidental, fueron los griegos quienes descubrieron su alto valor nutricional.
Se estima que si comemos entre 200 y 250 gramos de este alimento (dos filetes de tamaño mediano) solventamos la necesidad diaria de proteínas que requiere nuestro organismo. Dicha cantidad también aporta 60% del yodo y 94% del selenio que requerimos, sin olvidar que cubre por completo la cuota de lípidos y ácidos grasos omega 3 (presentes principalmente en pescado azul, como atún, sardina, salmón, arenque, trucha o macarela), los cuales regulan al colesterol, previenen infartos y ayudan a mejorar la salud del cerebro. Pero no sólo eso. De acuerdo con el Dr. Martín de Jesús Estrada Chávez, toxicólogo adscrito al Servicio de Urgencias de Pediatría del Centro Médico Nacional La Raza, perteneciente al Instituto Mexicano del Seguro Social y localizado en el Distrito Federal, “el pescado es la mejor manera de adquirir elementos como fósforo, potasio, sodio, calcio, magnesio, zinc, hierro y yodo, todos ellos minerales imprescindibles para pacientes que deben regenerar tejidos. tal como sucede en quienes sufren úlceras (lesión abierta de la piel o membrana mucosa), quemaduras o se recuperan de una cirugía”.

De acuerdo con el especialista, la grasa proveniente del pescado es diferente a la de tipo animal (saturada), ya que no se sintetiza en el organismo, sin olvidar que otros componentes de este alimento marino son altamente beneficiosos para la vista y el sistema nervioso, además de que intervienen en el desarrollo de músculos, enzimas y hormonas.

Aún más, el pescado es inmejorable aliado para aquellas personas que han tenido la desafortunada experiencia de sufrir un infarto y desean evitar que se repita (lo que en términos médicos significa prevención secundaria). Está comprobado, además, que comer este producto marino con regularidad “ayuda a combatir arritmias (alteración del ritmo cardiaco), regularizar la presión arterial y normalizar la concentración de triglicéridos (principal tipo de grasa transportada por la sangre)”.

Pruebas
México es uno de los países con mayor cantidad de litorales en el mundo; no obstante, el aprovechamiento de alimentos marinos es muy bajo. Se considera, de acuerdo con un reporte de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), que la ingesta anual de pescado en México por persona es de 8.7 kilos, mientras que en naciones como Japón, España y Perú es de 50, 30 y 22 kilos, respectivamente.

Tan importante es el consumo de pescado que especialistas de todas partes han realizado estudios para validar su posición. Uno de ellos, acaso de los más importantes, fue publicado hace unos cuantos años en la prestigiada revista científica JAMA. De acuerdo con este análisis, comer pescado entre 1 y 3 veces al mes reduce en 21% el riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular si se compara con una dieta sin pescado; si el consumo es de una vez a la semana, dice la investigación, el panorama es aún mejor, ya que el peligro se reduce en 29%.

Además, si usted siente fascinación por este nutriente y lo consume entre 2 y 4 veces a la semana, entonces el índice se sitúa en 31%. Finalmente, quien coma pescado diariamente, dicen los científicos, reducirán el riesgo de un evento cardiaco en 34%. Algo verdaderamente sorprendente.

El Dr. Estrada Chávez sentencia que “no hay duda de que este tipo de carne blanca protege el corazón y las arterias, al tiempo que ayuda a disminuir procesos inflamatorios (como el que da lugar a la artritis reumatoide), y a equilibrar las grasas de la sangre”. Pero no sólo eso, menciona el experto, sino que también “reduce los niveles de presión arterial, fortalece los huesos y disminuye el riesgo de sufrir coágulos y trombos, algo que muy pocos alimentos pueden ofrecer”.

El pescado es excelente también para mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, aunque los especialistas advierten que en estos casos se debe preferir las especies que tengan bajos niveles de mercurio, como salmón y atún blanco en conserva.