Inflamación muscular

Es una respuesta del organismo ante cualquier lesión o invasión de bacterias que sirve para dirigir ciertos mecanismos de defensa hacia el punto en que se localiza el malestar.
Inflamación muscular
No se olvide del calentamiento
Mediante este fenómeno aumenta el aporte de sangre que permite que los glóbulos blancos traspasen los vasos sanguíneos y se dirijan a la zona afectada con mayor facilidad para destruir a posibles microorganismos invasores.
Causas
Esfuerzo excesivo.
Un tirón súbito o repentino.
Golpes fuertes.
Tensión prolongada.
Accidentes durante la práctica deportiva.
Síntomas
Sensación de calor.
Dolor.
Enrojecimiento de la zona.
Dificultad de movimiento.
Es común que se perciba malestar al tacto.
Diagnóstico
Se realiza con base en los síntomas antes citados.
Es de utilidad conocer el tipo de actividad que se practicó en el momento de sufrir la lesión.
La inflamación puede convertirse en crónica y persistente como consecuencia del movimiento continuo. Por ello, es importante contar con un diagnóstico rápido y oportuno.
Prevención
Calentamiento muscular antes de cualquier práctica deportiva.
Es recomendable la aplicación de bálsamos y ungüentos para el calentamiento del músculo. Estos reciben el nombre de rubefacientes.
Procurar no realizar esfuerzos físicos exagerados, como levantar objetos muy pesados sin ayuda.
Tratamiento
El reposo contribuye a la recuperación de los músculos.
Antiinflamatorios y analgésicos son buenos auxiliares para aliviar las molestias y disminuir la inflamación. Los tés o infusiones también ofrecen un remedio confiable a las molestias. Los músculos de brazos y piernas son los primeros en sufrir los estragos de una preparación inadecuada, y pueden verse afectados por un tirón súbito, fuerte golpe o tensión excesiva. La función de éstos resulta de suma importancia, ya que cubren a los huesos y, en acción conjunta con los tendones, facilitan su movimiento.
Por otra parte, un esfuerzo notable puede desgarrar los tendones, el bíceps del brazo o torcer los grandes músculos que accionan el pulgar. El primer síntoma de un desgarre (rompimiento de fibras de los músculos) o la distensión del tendón o músculo es el dolor súbito y agudo en el punto en que se ha producido. A ello sigue sensación de debilidad o impotencia para ejercitar el músculo afectado. Es importante acotar que en ocasiones se presenta derrame de sangre entre las fibras musculares, que una vez coagulada genera dolor e irritación.
La clave para evitar este tipo de lesiones consiste en practicar ejercicios de calentamiento de la siguiente manera:
Glúteos. De pie con las piernas rígidas y pies juntos, lleve la cabeza hacia abajo hasta tocar con las manos la punta de los pies, evitando doblar las rodillas.
Muslos. Abra las piernas sin flexionar las rodillas y, estire el tronco del cuerpo hacia adelante hasta tocar el piso con las palmas de las manos. Otro ejercicio que ayuda es pararse en una sola pierna y doblar, con la ayuda de una mano, la otra pierna hacia atrás hasta tocar con el talón sus glúteos.
Ingles. Siéntese con una pierna doblada y extienda la opuesta hacia un costado. A continuación, estire la parte superior del cuerpo hasta tocar el pie de la pierna extendida con ambas manos; repita el ejercicio, alternando con la otra pierna. Se recomienda también sentarse y hacer que las plantas de los pies se toquen entre sí, luego llevar ambos pies hacia el cuerpo y presionar con las manos sobre las rodillas para que éstas se acerquen lo más que se pueda al piso.
Cada ejercicio debe realizarse entre 8 y 10 segundos, y la sesión no debe prolongarse más de 10 minutos en total.
Esta rutina, además de prevenir lesiones, promueve la circulación y, mejor aún, permite que se finalice cualquier actividad deportiva sin complicaciones.