«Oren por aquellos que les han hecho daño y con los que están enojados”: Papa Francisco

Como ya se ha hecho una costumbre, el papa Francisco volvió a cambiar el guión en esta gira. Su primer mensaje en México, que invitaba a los ciudadanos hacia el perdón a sus semejantes, nadie se lo esperaba y, mucho menos, porque lo ofreció casi una hora después de que ingresara en el papamóvil a la Nunciatura Apostólica. Sin previo aviso, salió a agradecer a los feligreses que estaban sobre la calle Juan Pablo II y cantaban en su honor y le suplicaban que regresara a darles una bendición.

Antes de ofrecer unas palabras de perdón, el Pontífice agradeció a los feligreses por la calurosa bienvenida que recibió y los invitó para que rezaran un Ave María; petición que sus seguidores emocionados aceptaron con un grito de “Sí”.

Después, a cada uno de los presentes, el ex cardenal argentino les pidió reflexionar sobre las personas a las que habían hecho daño, pero también sobre aquellas que los habían dañado para, así, poder comenzar un ritual de perdón, por lo que la mayoría de los presentes cerró los ojos para poder hacer este ejercicio.

Y, ahora, cada uno en su corazón, recuerde a las personas que quiere, y también recuerde a las personas que no quieren, a las personas con las que están enojados, a las personas que les tienen rabia, que les tienen celos, que les tienen envidia. Y pongamos todos a los que queremos y a los que no queremos delante del señor, para que, junto con nosotros, bendiga a todos”, dijo Francisco frente a los mexicanos que seguían sus palabras en silencio y muchos hasta con lágrimas.

Este momento inesperado y emotivo tuvo un punto y seguido, después del tono en broma que el Papa usó para despedirse de los fieles: “Ustedes saben que (…) tenemos muchas actividades aquí y tenemos que estar bien todos descansados, y también los vecinos, así que yo los invito a que ahora, tranquilitos, nos vayamos a casa en paz y mañana nos volvamos a encontrar”, no sin volver a insistir a los mexicanos que continuaran con su reflexión de perdón.

Pero no se olviden, mientras van a casa o antes de dormir, mirar a la Virgen y recordarles esos rostros de las personas a las quieren, pero también por quienes no los quieren y les han hecho daño”.

Para los cientos de personas que estuvieron parados frente a la entrada de la Nunciatura Apostólica, este gesto inesperado del Papa, de volver a salir para ofrecer un breve mensaje de cinco minutos, hizo que valiera la pena la espera de tantas horas, como para Juanita Moreno, que constantemente insistía a los demás espectadores a echar porras al Papa y cantar en tono más alto Cielito lindo para animarlo a que saliera.

Y es que entre las 20:53 horas y 21:45 de la noche se vivieron momentos de tensión, porque parecía que los espectadores, se quedarían sólo con la imagen de un par de segundos de Francisco entrando a la Nunciatura.

Lo que más entristecía a los presentes, la idea de sólo ver al Papa por unos instantes, es que para llegar hasta ese lugar, hasta la calle principal de la sede diplomática del Vaticano, ya había sido toda una hazaña, pues los únicos privilegiados para estar ahí eran algunos voluntarios; vecinos de las calles aledañas y los 280 niños del coro provenientes de diferentes colegios de los Legionarios de Cristo, como el Cumbres, Rosedal, Bosques, entre otros.

Si el Papa hubiera decidido no salir, se hubiera perdido de conocer a los 280 niños del coro que desde hacía un mes estaban ensayando una lista de cinco canciones como parte de la bienvenida: Toma, señor, mi libertadJesús AmigoPiensas en la Virgen MaríaTraerás la paz y Getsemaní.

La primera canción que tenían previsto dedicarle, y la que más veces entonaron los niños durante las tres horas de ensayo que tuvieron detrás de las vallas esperando al Papa fue la de Toma, señor, mi libertad.

Escogimos esta canción, porque es una de las más famosas de la orden jesuita, a la que pertenece el papa Francisco, y porque sabemos que le gusta mucho”, contó a Excélsior, el padre Marci Jablonski, quien llegó a México desde Polonia, hace cinco meses y fue uno de los organizadores del coro de bienvenida.

También se hubiera perdido del regalo de Lucía Sánchez, una niña de 12 años de edad, que estudia en la secundaria del colegio Bosques, y que, a nombre de todos sus compañeros del coro, llevó una muñequita con la imagen de la Virgen de Guadalupe, pues el Papa siempre ha mostrado su amor por ella.

Cada uno de los que lograron acercarse al Papa para conocerlo tenían poderosas razones para llegar hasta él. Juan Pablo Vargas es uno de los seis mil voluntarios que durante los cinco días de la visita de Francisco en México será parte de las vallas humanas del perímetro de la Nunciatura para protegerlo de las multitudes.

Cuando Juan Pablo recibió un correo en su cuenta de la Univerdad Anáhuac, donde estudia finanzas, de inmediato decidió aceptar la invitación para ser voluntario, pues él se considera un milagro del Vaticano y quería mostrar su agradecimiento.

Su madre, hace 24 años, tenía un embarazo de alto riesgo y fue a una audiencia en Roma, con el papa Juan Pablo II, para pedir por la salud de su bebé, y no sólo su hijo nació perfecto, sino que recibió una carta desde el Vaticano enviando bendiciones para el pequeño.

Después de una noche de gratas sorpresas para todos los presentes, como Juan Pablo, los niños del coro o Lucía, porque no sólo pudieron ver al Papa, sino que recibieron su primer mensaje de esta gira y su bendición, le dieron la buenas noches y las gracias con la siguiente porra: “Francisco, hermano, ya eres mexicano”.