Organizan movilizaciones en Europa para pedir un alto a la llegada de migrantes

Lutz Bachmann tiene 43 años, es dueño de una agencia de fotografía y relaciones públicas y confiesa sin pudor, en su página de Facebook, que ha sido condenado por la justicia de su país a una pena de tres años y medio de cárcel, aunque no precisa qué pecados cometió.

Pero, algo raro en un personaje público, Bachmann no confiesa cuando tuvo la idea de fundar una agrupación que tiene en estado de vilo a la nación: el movimiento Patriotas Europeos Contra la Islamización de Occidente (PEGIDA en sus siglas en alemán)

Bachmann invitó a la población de Dresde, en un día lunes del mes de octubre de 2013 a manifestarse en contra de que lo que él califica como una peligrosa extranjerización de Alemania y la amenaza que encierra para el país la creciente llegada de refugiados musulmanes. A la primera cita acudieron 200 personas y en pocas semanas el líder de PEGIDA logró reunir a más de 20 mil personas.

La inédita protesta que tiene lugar cada lunes en Dresde hizo posible que el nombre de Luzt Bachmann comenzara a ser maldecido en silencio en los pasillos del mundo político germano, donde se le ha tachado como el peligro público número del país y a quien la prensa lo etiquetó como un moderno flautista de Hamelín, que lleva a su rebaño de seguidores hacia las peligrosas aguas del rio Elba.

Bachmann, un líder político atípico que evita los contactos con la prensa alemana, a la que califica como “prensa mentirosa”, embriagado  por el éxito cosechado en los dos últimos dos años se atrevió a desafiar los sólidos cimientos políticos del Viejo Continente y convocó una protesta continental con un lema afín a su religión pagana: Convertir a Europa en una fortaleza inexpugnable para impedir la llegada de los infieles musulmanes.

Pero la gran fiesta política, que tuvo lugar ayer y que tenía como meta movilizar a cientos de miles de europeos en Dresde y en otras 13 ciudades europeas culminó con un inesperado fracaso. Las autoridades de la capital del estado federado de Sajonia respiraron aliviados cuando recibieron los primeros informes de la policía, que se había preparado para lo peor.

En lugar de los 20 mil manifestantes que había prometido reunir PEGIDA para celebrar desde Dresde la primera gran cita continental, sólo acudieron no más de ocho mil personas, una señal que rápidamente fue calificada por varios medios germanos en sus respectivas paginas digitales como un “gran fracaso”.

¿Qué pasó? Aún es difícil explicar el fracaso de la gran fiesta europea convocada por Pegida y que fue organizada hace un par de semanas en Praga cuando una de sus principales líderes, Tatjana Festerling, logró obtener el apoyo de organizaciones amigas de la República Checa, Eslovaquia, Polonia, Austria, Bulgaria, Finlandia, Holanda, Estonia e Italia para lanzar la gran epopeya de impedir que Europa sucumba a la peligrosa infiltración del enemigo extranjero que. llega al Viejo Continente disfrazada de migrantes.

“Independientemente de la Unión Europea y de los habituales círculos elitistas, construiremos una red de patriotas europeos para convertir a Europa en una fortaleza”, dijo la líder de PEGIDA en la reunión en Praga. “Mil años de historia de la civilización occidental está en peligro a causa de la conquista del Islam. No dejaremos en manos de nuestros enemigos nuestro continente. Estamos preparados para sacrificar nuestra libertad, nuestros ahorros y nuestra profesión para impedirlo, incluso nuestras vidas”, añadió.

La gran fiesta xenófoba que tuvo lugar ayer en Dresde y en otras 13 ciudades europeas llegó sin que la sangre llegara al río Elba en Dresde y tampoco causó grandes problemas a las autoridades europeas, donde los amigos de Pegida habían prometido movilizar a miles de personas.

En Polonia, Francia, Reino Unido, Letonia o Dinamarca, los socios de PEGIDA lograron reunir a pocos cientos de personas. Peor aún, una transmisión en directo desde varias ciudades europeas no tuvo lugar a “causa de problemas técnicos”, señalaron los organizadores de PEGIDA en Dresde, al sugerir que el enlace había sido saboteado por manos misteriosas.

La fiesta xenófoba tampoco contó con la presencia del Bachmann, quien dejó saber que su mal estado físico le impedía estar presente en la magna celebración destinada a convertir a Europa en una fortaleza inexpugnable contra el peligro islámico, tal como ocurrió hace 600 años cuando las tropas otomanas intentaron conquistar Viena.

A pesar del fracaso, los manifestantes que acudieron al llamado de PEGIDA repitieron un grito de guerra que puede causarle problemas a la mujer más poderosa del mundo según la revista Forbes, “¡Merkel tiene que irse!”, gritaron los manifestantes, al expresar un sentimiento que, algo raro en la política germana, también es compartido por un número grupo de militantes del partido de la canciller alemana, que piensa que su política de abrir las fronteras de Alemania a cientos de miles de refugiados puede causar un grave cisma en la sociedad germana: Revivir el odio xenófobo, una pesadilla que vivió el país bajo la dictadura de Hitler.

MILES HACEN LLAMADO A LA TOLERANCIA

Varios centenares de personas desfilaron a comienzos de la tarde contra PEGIDA, llamando a la tolerancia.

Según sondeos, la principal concentración antiPEGIDA en el centro de Dresde reunió hasta unas tres mil 500 personas.

Las pancartas de estos opositores rezaban frases tales como “No hay lugar para los nazis”, o “No tenemos necesidad de xenofobia, ni de demagogia, ni de PEGIDA”.

Durante la jornada, se produjeron varios choques entre fuerzas del orden y manifestantes. Una veintena de personas fue detenida en Calais, en el norte de Francia, durante una concentración hostil hacia los refugiados.

En Ámsterdam, las fuerzas de seguridad antidisturbios detuvieron a una docena de manifestantes pro y antiPEGIDA, tras registrarse algunos enfrentamientos con la policía. En Dublín también hubo enfrentamientos.