Papiloma virus, llegó para quedarse

Enfermedades de transmisión sexual, como el sida, han restado atención a otras dolencias que si bien no son mortales a corto plazo, traen como consecuencia lesiones que duran toda la vida, tal es el caso del VPH.
Existen aproximadamente 60 tipos de VPH, que en su mayoría no causan síntomas y desaparecen sin tratamiento, o que causan «mezquinos» o verrugas en manos y pies. Sin embargo, hay 8 tipos de estos microorganismos causantes de padecimientos genitales; de éstos últimos se distinguen dos grupos.
El primero incluye los tipos 6 y 11, que se han encontrado en lesiones benignas y se les clasifica de «bajo riesgo»; en tanto que el segundo se compone de los denominados 16, 18, 31, 33, 35 y 51, y son considerados de «alto riesgo», ya que se asocian con cáncer en el área anogenital.
Algunos virus del papiloma humano pueden causar verrugas genitales (también llamadas condilomas) que aparecen dentro o alrededor de los órganos sexuales y ano de mujeres y hombres, las cuales pueden crecer, desaparecer o permanecer estables.
Las lesiones por VPH brotan tres meses después del contacto con la persona infectada; en la mujer se presentan en vulva, vagina, cuello uterino o cerca del ano, mientras que en el hombre aparecen en pene y escroto (piel que recubre los testículos), y en recto si tiene relaciones homosexuales.
Cabe destacar que el VPH de alto riesgo puede permanecer latente en células normales sin ocasionarles alteración alguna; sin embargo, en el momento menos esperado puede inducir crecimiento de tejido anormal en ellas (canceroso).
Mujeres, las más vulnerables al VPH
La población femenina es la más afectada, ya que constituyen el mayor grupo portador de la enfermedad. Las mujeres afectadas por VPH son más susceptibles de desarrollar cáncer cervicou-terino debido a que los tejidos de este órgano presentan mayor vulnerabilidad al ataque de los virus de alto riesgo.
En mujeres, las células anormales por VPH se caracterizan por ser escamosas, delgadas y planas, y se encuentran en el tejido que cubre la vagina y parte exterior del cuello del útero. También debe considerarse que la población masculina puede contagiarse; pero regularmente los hombres transmiten el papilomavirus sin desarrollar la enfermedad.
En la actualidad, el diagnóstico de VPH en mujeres se realiza mediante la utilización de agentes químicos, como el llamado ácido acético, con el cual se tiñen las zonas de sospecha y, al realizar un estudio de los órganos femeninos, se evidencian las regiones dañadas.
Para confirmar de manera definitiva los resultados que arrojó el estudio anterior, es necesario recurrir al papani-colaou, método que consiste en recoger las células que caen del cuello uterino para un análisis posterior.
Si en esta prueba se detectan anormalidades en las células, el siguiente paso es la colposcopía, estudio que permite observar en detalle el cuello uterino, vagina y vulva, y localizar las lesiones aunque sean mínimas, que de otra manera resulta imposible detectar por ser asinto-máticas (no presenta síntomas).
Para realizar la colposcopía se requiere de una lupa que incluye dispositivos de iluminación que brindan la posibilidad de ver en forma directa y ampliada toda la superficie del cuello uterino y las paredes vaginales. Estas estructuras se impregnan de soluciones que posibilitan identificar con mayor facilidad cualquier anormalidad.

Por su parte, el diagnóstico de VPH en hombres puede ser por medio de la penescopía, método mediante el cual se observa el órgano sexual con equipos especiales que facilitan la detección de las lesiones que deja el virus.

Aunque actualmente no existe cura médica para eliminar una infección del papilomavirus, sí hay tratamientos para verrugas de VPH. Los métodos que se utilizan con frecuencia para eliminar lesiones escamosas por VPH incluyen:

Cauterización en frío o enfriamiento que destruye el tejido.
Tratamiento láser, como la cirugía con luz de alta intensidad.
Extirpación quirúrgica.
Geles y cremas tópicas para el tratamiento de las verrugas genitales cuyas sustancias activas estimulan al sistema inmunitario del cuerpo.
Recuerda que una infección por VPH bien tratada, con seguimiento médico semestral, no tiene por qué convertirse en cáncer. Asimismo, es conveniente tener e impartir adecuada educación sexual desde edad temprana, con el fin de que los jóvenes practiquen sexo seguro y se sometan a exámenes médicos con frecuencia.