Nuevo método para detectar papilomavirus

Cualquier persona con vida sexual activa puede contraer infección por virus del papiloma humano (VPH) y transmitirla sin saberlo, debido a que los miembros esta familia de microor-ganismos, compuesta por más de 100 agentes infecciosos que se clasifican en grupos de alto y bajo riesgo, tienen la capacidad de permanecer inactivos durante tiempo prolongado.
En la actualidad es posible diagnosticar dicha infección con mayor exactitud y molestias mínimas a través de la técnica denominada captura de híbridos, la cual permite determinar la presencia viral con alto grado de certeza, además de que define el tipo de VPH. Lo anterior es de gran utilidad para definir el tratamiento en mujeres a quienes se les detectan lesiones causadas por el virus a través de prueba de citología vaginal o Papanicolaou (observación al microscopio de una muestra de tejido del cuello uterino). De acuerdo con informes del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) de la Secretaría de Salud (Ssa), en México mueren cada año alrededor de 4 mil mujeres por cáncer cervicouterino (1 cada 2 horas). Por tanto, se espera que mediante la técnica de captura de híbridos, que ha sido aprobada internacionalmente, se reduzcan 24% de los fallecimientos y 49% de los gastos que genera la atención de la enfermedad.
La manera más confiable de confirmar la presencia de algún microorganismo escondido en nuestro cuerpo es buscando aquello que lo distingue de cualquier otro ser: su material genético. Más aún, al localizar el ácido desoxirribonucleico (ADN, que acumula la información genética) del virus del papiloma humano, también es posible determinar si se trata de un virus de bajo riesgo, es decir, que puede ser controlado por el organismo y difícilmente ocasionará anormalidades peligrosas (como los tipos 6, 11, 42, 43, 44, 53 y 54), o uno de los de riesgo elevado, que por ningún motivo deben ignorarse ya que pueden desencadenar la aparición de cáncer (variantes 16, 18, 31, 33, 35, 39, 45, 51, 52, 56, 58, 59 y 68).
“Para lograr su cometido, la nueva técnica se basa en el conocimiento molecular del genoma del virus y consiste en ‘pescar’, literalmente, el material genético del VPH con otros genes del virus, los cuales son creados de manera sintética en el laboratorio y tienen la capacidad de asociarse con otros correspondientes a ellos en la muestra de células que obtenemos de la paciente”, refiere la Dra. Olga Ramírez Bernal, patóloga egresada del Hospital General de México, adscrito a la Ssa y localizado en la Ciudad de México.
El procedimiento es posible gracias a que el ADN está formado por cadenas de moléculas complementarias (como piezas de un rompecabezas) que se encuentran unidas por enlaces químicos que pueden separarse con relativa sencillez y volver a crearse en condiciones favorables, cuando encuentran a su par. Así, lo que busca esta prueba es formar moléculas híbridas (de ahí su nombre), las cuales surgen de la unión entre fragmentos de la información genética del VPH y aquellas sintéticas complementarias que se generaron en el laboratorio. Posteriormente, dichos híbridos se colocan sobre un soporte (por ejemplo, un tubo de ensayo o una cajita de cristal) y se ponen en contacto con anticuerpos capaces de reconocerlos. Al mismo tiempo, se les expone a reactivos capaces de emitir una señal luminosa que amplifica la interacción y permite descubrir la presencia viral.
De acuerdo con la especialista, la toma de la muestra para el examen es posible mediante un procedimiento inofensivo e indoloro. “Se realiza con ayuda de un kit colector especial, formado por un cepillo que se introduce en la vagina y raspa ligeramente el útero, y un tubo provisto con solución especial”.
Dicho dispositivo se envía a laboratorio para su análisis, y ahí los especialistas pueden visualizar de forma directa el ADN del virus del papiloma humano, lo que permite identificar cualquier anomalía antes de que aparezcan las primeras lesiones o el cáncer.
Cabe destacar que las muestras celulares no se estudian una por una, pues el kit está diseñado para procesar gran número de pruebas al mismo tiempo.

Resultados
La prueba de captura de híbridos tiene por sí misma una efectividad aproximada de 94% en la detección del VPH, y cuando se combina con estudios de citología vaginal y colposcopía (observación del cuello uterino y vagina con un microscopio especial que permite identificar lesiones precancerosas), la detección de papilomavirus de alto riesgo, antes de que se generen tejidos cancerosos, es de 97%.

Debemos señalar que aunque el resultado de los estudios confirme la presencia de VPH, ello no significa que se presentará cáncer en el cuello del útero; empero “esta información nos permite determinar si la paciente está en riesgo de padecerlo y, de esa manera, prevenirlo mediante vigilancia frecuente y tratamientos específicos. Asimismo, cuando el resultado es negativo existe riesgo mínimo o nulo de padecer tumores malignos”, aclara la Dra. Ramírez Bernal.

A su vez, el Dr. Aurelio Cruz Valdez, subdirector de Apoyo Académico del Centro de Investigaciones en Salud Poblacional del INSP, localizado en Cuernavaca (centro de la República Mexicana), enfatiza que la prueba de captura de híbridos se utiliza sólo en mujeres mayores de 30 años, “pues aunque es frecuente encontrar la infección por VPH en menores de 25 años, es altamente probable que eliminen las lesiones por sí solas, con o sin tratamiento médico, al cabo de un año”.

Abunda el experto: “Es posible que si efectuamos examen de captura de híbridos en las mexicanas con 25 años o menos, detectemos que 80% de ellas no tienen alto riesgo de desarrollar cáncer cervicouterino; por tanto, preferimos dirigir esta prueba a mujeres con más de 30 años, que por lo general no tienen capacidad de eliminar las lesiones y pueden sufrir infección persistente con lesiones peligrosas”.

Finalmente, no está de más recordar que los especialistas sugieren que todas las mujeres se realicen su primer citología vaginal o Papanicolaou entre los seis meses y un año después de haber iniciado su vida sexual; luego deberán practicárselo una vez al año y, cuando el ginecólogo lo considere pertinente, complementar dicha prueba con colposcopía y prueba de captura de híbridos.

De interés
A pesar de que el VPH se caracteriza por ocasionar verrugas visibles en los genitales, lo cierto es que no siempre genera síntomas. Cuando una persona entra en contacto con este microorganismo es posible que desarrolle lesiones en algunos meses, pero también es muy probable que el virus entre en estado de reposo (sin reproducirse) por periodo de 15 a 20 años, lo que depende del sistema de defensas de cada persona.
La mayoría de los afectados por el virus ignoran que están infectados, y si tienen distintas parejas sexuales, transmiten la infección a todas. De esta manera se crean amplias cadenas de contagio que pueden pasar desapercibidas por mucho tiempo.
Curiosamente, cuando se detecta el VPH en uno o ambos miembros de una pareja, una de las reacciones más observadas es que se piensa en infidelidad. Uno desconfía del otro y se genera una problemática que incluso puede derivar en la separación. Es importante subrayar que la detección del virus en quienes no han sido infieles suele deberse a infecciones ocurridas en experiencias sexuales anteriores a su actual unión, pero que no se habían manifestado.

En el hombre
Generalmente se cree que el varón sólo es portador del VPH; sin embargo, se ha demostrado que también llega a presentar verrugas o condilomas acuminados (que terminan en punta). Además, existen diversos estudios en el mundo que han asociado al virus (principalmente los tipos 16 y 18) con cáncer de pene, próstata y vejiga.
En el Hospital de Oncología del Centro Médico Nacional Siglo XXI, perteneciente al IMSS y localizado en la Ciudad de México, se realizó un estudio con 57 muestras de pacientes varones con tumores malignos y lesiones precancerosas en el pene para investigar qué tan frecuente era encontrar el ADN del papilomavirus en ellos.
Se observó que el microorganismo del tipo 16 fue el más común, ya que estuvo presente en 73% de los casos de cáncer y 70% de las lesiones precancerosas.