Influenza: ¡No se autoprescriba!

Como efecto de la epidemia ocasionada por el virus de la influenza A(H1N1) en 2009, muchos habitantes de la Ciudad de México y otros lugares recurrieron a la autoprescripción de medicamentos antivirales, analgésicos u otros para combatir los síntomas del resfriado común, debido a que pensaban que de esta forma se evitaría el contagio o se erradicaría la enfermedad.
Lo cierto es que este hecho ocasionó múltiples y numerosos problemas de salud y, por ello, las autoridades han solicitado desde entonces a la población mexicana evitar esta práctica.
A fin de aclarar estas dudas, entrevistamos al maestro en Ciencias Pedro Alejandro Reyes Melchor, profesor de Fisiología y Terapéutica en la Escuela Superior de Medicina del Instituto Politécnico Nacional, misma de la que es médico egresado y que se localiza en el Distrito Federal. “El tratamiento para el virus de la influenza A(H1N1) que afectó a México y otros países, y que continúa activo, requiere el uso de un antiviral específico. Hasta el momento conocemos dos variedades de medicamentos que controlan a los virus de la gripe humana, pero sólo uno actúa contra este nuevo agente al que nos hemos enfrentado desde 2009”, asegura el experto.
Para comprender el funcionamiento de estos fármacos es importante saber que el nombre que se le dio a este virus (H1N1) hace referencia a que en su superficie se encuentran dos tipos de enzimas: hemaglutinina (H) y neuraminidasa (N).
El Mtro. Reyes Melchor señala que “los productos que han mostrado efectividad son los inhibidores de la neuraminidasa, es decir, los que actúan contra la enzima que ayuda al virus a adherirse a las células que va a infectar y que facilita la salida de las nuevas copias que se multiplican en las células afectadas”. Por tanto, dos compuestos pertenecientes a este grupo, llamados oseltamivir y zanamivir, son los únicos capaces de detener al virus.
Dicho lo anterior, el experto aclara que la autoprescripción no es conveniente por varias razones; en principio, porque el medicamento puede dejar de ser efectivo contra el virus y, además, porque el fármaco no es preventivo. “Cuando el virus ataca infecta a las células de cualquier forma, aunque la persona haya tomado el antiviral con anterioridad. Esto ocurre porque el inhibidor de neuroaminidasa sólo actúa cuando el H1N1 está en el organismo”.
Aunado a esto, recuerda que los padecimientos de vías respiratorias pueden ser provocados por diversos factores, como bacterias, virus diferentes al de la influenza e, incluso, reacciones alérgicas, y que sus síntomas pueden confundirse en caso de autodiagnóstico.
Así pues, “lo ideal es acudir a los servicios de salud para que se establezca el diagnóstico correcto, de acuerdo con la sintomatología. En caso de que se tenga sospecha fundamentada del virus de la influenza A(H1N1), se iniciará el esquema de tratamiento con uno de los fármacos a los que el virus es sensible”.
Jugar con fuego
A pregunta expresa, el Mtro. Pedro Reyes asegura que una de las principales causas de fallecimientos durante la epidemia de influenza de 2009 fue la inadecuada cultura médica que prevalece en México.
En otros países, aclara, “no se registraron tantos fallecimientos porque son pocos los medicamentos que se venden sin receta y los pacientes acuden al médico en cuanto perciben los síntomas.
En cambio, los mexicanos estamos educados para tomar cualquier medicina por nuestra cuenta, o bien, tratamos de aliviarnos con lo que nos recomienda el encargado de la farmacia o con algún producto que en alguna ocasión nos recetó un médico. Pensamos que así nos ahorramos una consulta”.

Además de subrayar que “los mexicanos vamos al médico hasta que estamos muy graves”, el experto indica que en la pandemia de 2009 se observó que, antes de acudir a consulta, muchos pacientes con síntomas del padecimiento preferían tomar productos para el resfriado común, los cuales reducen molestias, temperatura elevada o escurrimiento nasal y, debido a ello, “desaparecen los síntomas y le quitan al médico la oportunidad de hacer un buen diagnóstico”.

Más aún, empleaban antigripales que contienen algún antiviral (amantidina), siendo que éste no sirve para controlar al virus de la influenza A(H1N1), e incluso tomaban antibióticos, lo que genera bacterias resistentes a tratamientos. “Muchos de los pacientes fallecieron por infecciones sobreagregadas, no a consecuencia de la influenza, y eso se debió en buena medida a que la autoprescripción favoreció la entrada de otros microorganismos”.

Actuar a tiempo
Conviene que la población mexicana dé más importancia a los síntomas generados por la influenza, indica el Mtro. Pedro Reyes, pues “algunas personas llega a pensar que sus síntomas corresponden a un problema que se les va a pasar pronto y que pueden controlar con medicamentos comunes. No toman en cuenta que entre más rápido acudan a una clínica u hospital será mejor”.

Ello se debe a que los fármacos que se emplean en el combate contra la influenza tienen mejor oportunidad de frenar el ataque del virus durante los primeros dos días en que se manifiesta el padecimiento, por lo que se debe actuar con prontitud.

Finalmente, indica que las mejores medidas preventivas que podemos seguir son las que se han difundido a través de comunicados oficiales. “Lo más conveniente es ingerir vitaminas A, C y D, que ayudan a reforzar las defensas, y sobre todo tomarlas de los alimentarnos que nos las proporcionan, como frutas, verduras y jugos naturales. También es importante continuar con las restricciones que podemos llevar a cabo en el hogar, calle u oficina: usar cubrebocas, evitar saludar de mano o de beso, y no acudir a lugares concurridos”.