Depresión y angustia aumentan con la cuesta de enero

Resulta complicado lograr la felicidad completa, sobre todo si consideramos lo que filósofos tan connotados como los alemanes Arthur Schopen-hauer (1788-1860) o Friedrich Nietzsche (1844-1900) dijeron acerca de nuestra existencia. Ambos estudiosos sentenciaron que mucho de nuestro tiempo lo utilizamos en lamentarnos del pasado e imaginar un futuro mejor, lo que provoca que vivamos a la expectativa mientras el presente se nos escapa con desesperanza como agua entre las manos.
Al respecto, los especialistas en salud mental son más concretos y señalan que el inicio del año es periodo con ciertos componentes que generan considerable aumento de problemas emocionales y psicológicos.
Esto, en principio, se debe a que la sociedad mexicana vive momentos de zozobra no sólo por la inseguridad y violencia que la golpean a diario, también por las adversas condiciones económicas que padece.
Cierto, hemos renunciado a satisfactores a los que teníamos acceso hasta hace poco y estamos obligados a hacer «más con menos».
Así, junto con algunas recompensas monetarias que trae consigo, la temporada navideña significa para muchos un oasis que permite recobrar fuerzas entre la incertidumbre.
No obstante, lo verdaderamente problemático inicia justo durante la famosa cuesta de enero, en que depresión, angustia y ansiedad se incrementan hasta en 40%.
Depresión, por no planear el futuro
El Dr. Enrique Camarena Robles, con más de 25 años con experiencia en el área de Psiquiatría, asegura que en diciembre gran parte de la población compra mercancías en forma exagerada, sin pensar, por ejemplo, en ahorrar por lo menos la mitad de sus ingresos extraordinarios. Empero, «como se tienen pocas oportunidades de contar con ese dinero junto, mucha gente se desboca y no planifica para su futuro cercano».
Además, Navidad y Año Nuevo son fechas con carga emotiva que a menudo provoca depresión. «Las celebraciones decembrinas marcan el fin de un ciclo y, si las cosas no marcharon del todo bien durante el año, es común que se experimente cierta frustración y decepción; lo mismo sucede cuando el futuro luce complicado», asegura el Dr. Camarena Robles, también miembro honorario de la Asociación Mundial de Psiquiatría.
Por su parte, el médico psiquiatra Sergio Arturo Escobedo Návar, egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), abunda en que depresión, ansiedad y angustia responden a diversos factores, ya sea de orden biológico o emocional, sin olvidar aquellos que son influidos por factores sociales e incluso, por el clima u otros aspectos que tienen relación directa con la percepción del entorno.
El especialista asegura que también deben tomarse en cuenta los casos en que se presenta el llamado trastorno de adaptación, que se refiere a los cambios emocionales que surgen a consecuencia de un factor externo estresante, que genera pérdidas, incertidumbre o preocupación.
“Ejemplo claro es el de la persona que pierde su trabajo, situación que provoca estrés muy intenso y trastorno adaptativo.
Aunque algunas lo resuelven de buena forma debido a su estructura biológica y de personalidad, hay quien a partir de este acontecimiento se hunde en episodios de depresión mayor, experimenta un cuadro psicótico (pérdida del contacto con la realidad) o intenta suicidarse», apunta.
Después de la felicidad… la cuesta de enero
Es indudable que los factores ambientales intervienen en nuestro estado de ánimo. De acuerdo con el Dr. Escobedo Návar, en verano, por ejemplo, se incrementan los cuadros de manía (elevación anómala del estado anímico), pero en el invierno los primeros lugares son para la depresión.

Sin embargo, acota el experto, en la cuesta de enero «le doy más importancia a la influencia de la dinámica social que a los cambios climáticos, ya que actualmente vivimos una situación en la que resulta muy complicado conseguir lo que queremos. Y no hablo de lujos, sino de satisfactores básicos, como escuela, trabajo, comida y vestido».

A lo largo del año, la gente tiene poca capacidad de obtener una gratificación, casi no cuenta con estímulos, «por ello –dice el Dr. Escobedo Návar­– en diciembre da rienda suelta a sus impulsos, pues es momento que representa la fantasía y la celebración, mientras que en esta lógica enero significa ´la cruda´».

En fechas recientes, explica el psiquiatra, «hemos visto cómo se configura un nuevo esquema: el de la gente que se sobresalta o vive con gran tensión ante la amenaza de los despachos de cobranza que los buscan de día y noche. Cierto, no deberíamos haber llegado a tal situación, pero algo recomendable para quien se encuentre en tales circunstancias es elaborar un plan de jerarquías en donde establezca las cosas que puede pagar ahora y aquellas que deberán esperar o renegociarse», sugiere el especialista.

Todos podemos sufrir depresión
Muchos adultos mayores son presa fácil de depresión, ya que en esta temporada la nostalgia toca a su puerta; además, la soledad los golpea sin el menor asomo de remordimiento, y en ocasiones no tienen recursos económicos para hacer un obsequio.

El Dr. Armando López Zamorano, miembro del Consejo Mexicano de Geriatría, señala que esta época favorece la depresión en personas de avanzada edad por distintas razones, una de ellas es que no reciben muestras de afecto de sus familiares. Algunas, en plena jubilación, resienten la falta de recursos económicos o extrañan la compañía de quienes hasta hace poco tiempo formaban parte de su núcleo de amigos.

La gente cree que un individuo en esta etapa de la vida no tiene motivos suficientes para seguir adelante, pero ante ello vale la pena conocer una experiencia que el Dr. López Zamorano comparte: «Una mujer que tiene entre 65 y 70 años de edad me contó que su hija había procreado una niña con parálisis cerebral; esta menor fue abandonada por su progenitora, pero la abuela decidió atenderla y dedicarle lo que le queda de vida. A pesar de que la situación es sumamente complicada, esta señora encontró un motivo para seguir viviendo y mantenerse física y mentalmente activa».

Por otra parte, el Dr. Escobedo Návar señala que toda la población debería recibir asesoría por parte de un experto en salud mental alguna vez en la vida, pero como ello es imposible, lo aconsejable es que la gente que se reconozca con síntomas de depresión busque ayuda especializada. Hablamos de quienes tengan tristeza profunda, vacío existencial, autoculpa y soledad, así como ofuscación, pesimismo, inseguridad y baja autoestima.

Claro, es muy complicado mantener buen estado mental con tantos acontecimientos que complican nuestra existencia, sobre todo porque, reconoce el psiquiatra, a los tradicionales problemas de la cuesta de enero habrá que sumar los que se vienen arrastrando de tiempo atrás.

«Vivimos una época en que se desatan muchas fantasías, unas placenteras y otras de carácter persecutorio, por tanto, la gente debe acudir a fuentes confiables de información para establecer un juicio propio y cuidar su salud mental. De esta manera podremos dejar de lado la tendencia de los mexicanos a la dependencia y la catástrofe», finaliza.