Es la productividad, Luis, ¡no hay de otra!

Productivity is the ultimate engine of growth in the global economy.Con esta frase inicia José Angel Gurría, Secretario General de la OCDE, la presentación que hace del interesante documento publicado por esa organización, titulado “Thefuture of Productivity”. Según el traductor que usemos, en español la frase quiere decir “La productividad es el motor nuevo / ultimo / fundamental de la economía global” Y si alguna pregunta debemos hacernos los mexicanos ante las pobres perspectivas de la economía en el resto del mundo y el precio internacional del petroleo es ¿Cuál puede ser el motor importante del crecimiento de nuestra economía?.
Y creo que uno de los mexicanos a quienes más interesa tener clara esta respuesta es a Luis Videgaray, a quien alude el título de esta columna. Me lo imagino al inicio del año, frente a los retos que nos plantea la pobreza y la desigualdad, viendo los diarios y siguiendo los reportes especializados como los del Fondo Monetario Internacional en donde Christine Lagarde nos habla de un “desempeño mediocre” de la economía mundial, el desastre financiero en China, consecuencia de un freno a su dinamismo y crecimiento o una Europa estancada y atribulada por una crisis de migración y por amenazas terroristas.
Y el panorama latinoamericano, que no parece ser muy diferente. Todo ello, con el precio del petróleo por los suelos y un peso en caída con un dólar a más de 18 pesos, pero, paradójicamente, en un entorno macroeconómico envidiable, en lo que hace a indicadores como la inflación, que se mantiene en niveles sorprendentemente buenos.
Así las cosas, el imperativo es encontrar alternativas viables que nos permitan dinamizar el crecimiento de nuestra economía y en consecuencia crear empleos y con ello concretar posibilidades de mayor ingreso y desarrollo para la población, especialmente para aquellos menos afortunados. Y si la frase de Gurría encierra verdad, pudiera ser que en la productividad estuviera la respuesta buscada. Vale la pena asomarnos a aquello que destaca la OCDE como elementos definitorios de la productividad.
De entrada, la OCDE rescata la frase de Paul Krugman: “La productividad no es todo, pero en el largo plazo es casi todo”; en realidad, la productividad consiste en trabajar inteligentemente más que en trabajar mucho o en trabajar más. Ser productivo significa hacer más con lo mismo o lo mismo con menos.
Pero lo realmente relevante es subrayar que, en nuestro caso, dadas las condiciones económicas prevalecientes, la productividad constituye un elemento clave como una fuente de recursos importante para el crecimiento económico. Me parece que la idea clave para entender esto, es que los recursos que se liberan al lograr producir lo mismo con menos, pueden ser destinados a la producción de otros bienes y servicios, lo que permitirá generar más riqueza con los mismos recursos empleados. O que gracias a que lo que producimos tendrá un costo menor (en virtud de que los recursos empleados serán menores) nuestras ventajas comparativas crecerán y seremos más atractivos para el mercado.
Pero lo más destacable,es que esta opción para crecer se encuentra dentrode nosotros mismos y no dependemos de factores externos o ajenos a nosotros para concretarla. Incluso, desde el punto de vista de los negocios y los criterios que los rigen, las inversiones para incrementar la productividad, son recuperables, dado el incremento en la rentabilidad. Estos criterios “capitalistas” curiosamente son aplicables también, por ejemplo, a los trabajadores. Imaginemos a un trabajador que tiene que invertir (dinero o tiempo) en capacitarse para producir más y que en virtud de ello (en el marco de un pacto con las empresas para incrementar la productividad), tendrá mejores ingresos y con ello podrá recuperar los recursos (o el tiempo) empleado en su capacitación.
¿Y cómo andamos en México en materia de Productividad? Me he interesado hace tiempo este tema. Y cada vez que he querido explorar algo relacionado con ello, sé que debo consultar el material disponible en el CIDAC, institución presidida por mi admirado Luis Rubio. Aun sabiendo que podría rebatirme, me atrevo a afirmar que Luis es el gurú de la productividad en México. Y es precisamente del material disponible en CIDAC, además del mencionado de la OCDE, de donde he obtenido algunos datos muy reveladores acerca de la situación que guarda la productividad en nuestro país. Empecemos por tomar nota de que la productividad de un mexicano es apenas 19% de la de un trabajador irlandés, 23% de la de un francés y solo un tercio de la de un español. Para hacernos entender con precisión lo que esto significa, CIDAC recurre a una afirmación que resulta impactante ¡Se necesitan cinco mexicanos para producir lo mismo que un irlandés!
Hay otros datos en el análisis de CIDAC que no tienen desperdicio.“Si tomamos la tasa de crecimiento de la productividad de los países desde 1991 y las vamos sumando año con año, tendríamos que la tasa de crecimiento acumulada de Corea del Sur en 20 años fue 82.8% y la de Irlanda de 64.2%. La productividad laboral de México aumentó solamente 2.1% de manera acumulada en este período.
Otra forma de evidenciar el estancamiento de la productividad en el país es tomar la tasa promedio de crecimiento anual en el período 1992-2009. Los resultados son dramáticos: mientras que en promedio cada año la tasa de productividad de Corea del Sur creció 4.6% y la de Irlanda 3.57%, tristemente ¡la productividad de México sólo creció 0.12% al año por los últimos 18 años!”
El CIDAC se pregunta ¿Cómo afecta a los mexicanos la baja productividad? Y nos muestra este dato: La productividad de un estadounidense creció 34% en los últimos 18 años y el ingreso mensual por persona creció $12,500 pesos, mientras que en México, aumentó solamente $2,500 pesos. Pareciera escandalosa la información.
Claramente, poder hacer más con lo mismo (o con menos) depende de muchos factores, tales como las competencias laborales, la tecnología o la innovación, la existencia de políticas públicas que estimules la productividad o acuerdos de productividad entre las empresas y los trabajadores, que permitan distribuir adecuadamente los beneficios obtenidos al crecer la productividad. Y todos esto depende de diferentes actores, pertenecientes a los sectores público, privado o social. Es por ello que es impostergable un Pacto nacional por la productividad que nos incluya a todos. Ya en alguna ocasión Contorno y CIDAC lo quisimos impulsar, pero no tuvimos la respuesta que esparábamos.