David Bowie, decidido a sorprender una vez más con Blackstar

El camaleónico David Bowie, siempre dispuesto a sorprender, experimenta con el jazz en el 25 álbum de estudio de su prolífica carrera, Blackstar, que se publica este viernes, coincidiendo con su 69 cumpleaños.
Con Blackstar, la idea no era tanto hacer un disco de jazz como “grabar un álbum de David Bowie con músicos de jazz que no tocaran necesariamente jazz”, explicó recientemente Tony Visconti, el productor de Bowie de siempre.
“Hubo en su grupo un jazzman importante durante una o dos décadas, Mike Garson, un pianista de jazz muy talentoso. Por tanto siempre hubo una pizca de jazz en algunas de sus producciones anteriores. Y David conoce muy bien los acordes de jazz”, subrayó.
Bowie no busca claramente un superéxito, pero evita perderse en un álbum demasiado experimental o para especialistas. El artista se divierte estirando y desestructurando sus temas, que superan ampliamente el formato estándar de tres o cuatro minutos. Hay también resonancias con sus trabajos anteriores, como el clásico Low (1977) o Black Tie White Noise (1993) que relanzó a Bowie después de unos años 1980 difíciles.
ANTECEDENTES. Hace tres años, el músico británico eligió esta misma fecha para romper una sequía musical de casi 10 años con la canción ¿Where are we now? Este tema lleno de referencias a su etapa berlinesa avivó una llama que algunos consideraban vacilante.
Dos meses más tarde, un nuevo álbum con acentos de rock y melodías accesibles, The Next Day, confirmó el regreso en plena forma del influyente artista, silencioso desde hace años pero celebrado en una gran exposición itinerante que recibió más de un millón de visitantes en varias ciudades.
El londinense multiplica desde entonces los proyectos: canción para una serie de televisión, comedia musical, apariciones estelares como en el último álbum de The Arcade Fire. Bowie parece no querer parar, como en sus venturosos años 1970 en los que multiplicaba los disfraces y los personajes, y dictaba las modas.