Vigor y fortaleza en las frutas de invierno

México, en tanto país tropical, cumple con amplio abanico frutal a lo largo de todo el año, lo que se significa como la más deliciosa barrera protectora contra importantes enfermedades, gracias al aporte vitamínico y a la variedad de sabores. Particularmente en invierno las enfermedades de las vías respiratorias encuentran a poderosos rivales en aguacate, caña, chicozapote, chirimoya, coco, fresa, granada china, guayaba, jícama, lima, limón, mandarina, membrillo, naranja, papaya, piña, plátano, tejocote, toronja, tamarindo, uva y zapote negro.
El principal aporte de los productos naturales que se han señalado es la vitamina C, que fortalece la resistencia a las infecciones. Igualmente destaca el elevado contenido de carotenoides, compuestos con notable capacidad antioxidante que contrarrestan los efectos de los famosos radicales libres, causantes de que las células del organismo aceleren su proceso de envejecimiento; investigaciones recientes indican su facultad para impedir el desarrollo de tumores, aunque todavía no cuenta con pleno consenso científico.
Gracias a su abundancia en fibra, las frutas de invierno colaboran para mejorar el sistema digestivo; particularmente la llamada pectina se encuentra en los cítricos en la parte blanca que cubre la pulpa, razón por la que no hay que desecharla.
El sabor ligeramente ácido se debe a la acción de los ácidos orgánicos contenidos, como el cítrico, que además incrementa la acción de la vitamina C.
Asimismo, el valor energético viene determinado por el contenido en hidratos de carbono simples (glucosa, sacarosa y, principalmente, fructosa).
El color de naranjas, mandarinas y toronjas lo aporta el betacaroteno, útil para mantener en buen estado la piel y mucosas (entre ellas, las que recubren el interior de los bronquios) y reducir el riesgo de afecciones respiratorias, como tos.
Cómo comerlas
La mejor forma de aprovechar las cualidades nutritivas de cualquier fruta es:
Consumirla cruda. Conviene no excederse en el pelado, ya que la parte más externa, justo debajo de la piel, es la que concentra mayor cantidad de vitaminas.
Si opta por consumirla con esta capa protectora, no olvide lavarla para eliminar los posibles restos de pesticidas y otros contaminantes que pudieran hallarse concentrados en ella.
Partir en trozos la fruta expone mayor superficie del alimento en contacto con el oxígeno, por lo que la pérdida de vitaminas por oxidación es mayor.
Por tanto, lo más recomendable es partirla justo en el momento en que se vaya a consumir.
Ocurre lo mismo con jugos, batidos y purés:
si queremos conseguir todo su aporte vitamínico hemos de consumirlos inmediatamente después de elaborarlos.
Finalmente, cabe destacar que aun no siendo una fruta originaria de nuestro país, el kiwi es uno de los principales proveedores de vitamina C que está a nuestro alcance (el otro es la guayaba), y cuyo consumo reduce notablemente los riesgos de contraer enfermedades en las vías respiratorias y ayuda a aliviar problemas crónicos, como asma; recuerde que en este caso los primeros en beneficiarse son los niños. Si bien la primavera es la estación más florida y la que más vitalidad transmite, el invierno también hace un aporte no menos importante a nuestra salud a través de la gama de frutas de temporada.
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