Tensión al máximo entre Irán y Arabia Saudita por ejecución de clérigo

La ejecución del prominente  clérigo chií Nimr al-Nimr en Arabia Saudita  desató la ira de los iraníes y de su líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei.
La muerte del clérigo va más allá de la ejecución de un acusado de terrorismo, es una afrenta a los chiíes por parte de los sunitas, que enfrenta a las dos ramas del Islam.
Por lo que el líder iraní condenó este domingo la ejecución señalando que al-Nimr, «ni invitó a la gente a tomar las armas ni albergaba tramas ocultas. Lo único que hizo fueron críticas públicas”.
Sin lugar a dudas, la injusta derrama de la sangre de este mártir inocente actuará de forma rápida y los políticos saudíes se enfrentarán a un castigo divino», dijo Jamenei en su página web oficial.
El líder supremo iraní asimismo criticó con dureza «el silencio de los reclamantes de libertad, democracia y de derechos humanos» y su apoyo, en referencia al apoyos de Estados Unidos al gobierno de Riad.
Por su parte, el presidente iraní, Hassan Rohani, calificó de «injustificable» el ataque de grupos de manifestantes a la embajada y el consulado de Arabia Saudita anoche en Teherán y en la ciudad santa de Mashhad.
Rohani, en un comunicado difundido en su pagina web oficial, anunció que el asaltó que «causó daños a la embajada y el consulado de Arabia Saudí que, legitima y legalmente deben estar bajo la protección de la República Islámica de Irán, no es justificable de ningún modo».
Antes que nada se considera un insulto al régimen y perjudicial para la reputación de la República Islámica de Irán», dijo Rohaní, quien aseguró que las autoridades harán frente a este acto.
Todas las autoridades del régimen, están determinadas a hacer frente a estos actos delictivos», añadió el jefe del Ejecutivo iraní.
La ejecución de al-Nimr no solo ha provocado fuertes reacciones en la provincia oriental de Arabia Saudita, sino también en toda la región y especialmente en Irán, lo que agrava aún más el conflicto sectario entre chiíes y suníes.
Ayer por la noche grupos de manifestantes en Teherán y la ciudad de Mashhad atacaron e incendiaron la Embajada y el consulado saudí en protesta por la ejecución en Arabia Saudita de al Nimr, destacado líder chií, junto a otras 46 personas.
Videos que circularon en las redes sociales mostraban a numerosos manifestantes que irrumpieron en la sede de la embajada y le prendieron fuego, mientras otras imágenes mostraban oficinas destruidas por los inconformes.
40 personas han sido detenidas en Irán por los actos vandálicos.
Según un despacho de la cadena árabe de noticias Al Jazeera, unos mil manifestantes se dieron cita afuera de la embajada saudita en Teherán, en torno a la cual fueron desplegadas fuerzas especiales de la policía iraní desde la noche del sábado.
Cuarenta sospechosos de participar en el asalto e incendio de la Embajada saudí en Teherán han sido detenidos, informó el fiscal de la capital iraní, Abas Yafari Dolatabadí.
Dulatabadí dijo que, «hasta el momento, se ha identificado y detenido 40 personas en relación con el incidente de anoche que acabó con el incendió de la Embajada de Arabia Saudí», según informó la agencia local iraní de noticias Mehr.
Las investigaciones sobre este asunto continúan, dijo Dulatabadí sin más explicaciones.
PROTESTAS REGIONALES
La ejecución del clérigo, considerado uno de los líderes de la Primavera Árabe de 2011, desató la ira de la comunidad chiíta en Líbano, Irak, Yemen y sobre todo Irán, el enemigo declarado de Arabia Saudita.
Riad ejecutó a Al Nimr el sábado junto a otras 46 personas bajo los cargos de terrorismo, desobediencia civil y apostasía.
La ejecución del clérigo complica más la relación de Arabia Saudita con el gobierno que encabezan los chiíes en Irak.
El viernes, la embajada saudí en Bagdad había vuelto a abrir sus puertas por primera desde hace casi 25 años.
Ya para el sábado, el primer ministro iraquí Haidar al-Abadi afrontaba exigencias de que ordenara el cierre de la embajada saudita.
Centenares de simpatizantes de al-Nimr también escenificaron protestas en Al Qatif, la localidad natal del jeque en el este de Arabia Saudita, en el vecino Bahrein, donde la policía utilizó gas lacrimógeno y disparó perdigones, y en latitudes más distantes como el norte de India.
El ex primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, predijo que la ejecución del clérigo propiciará el derrocamiento del gobierno absolutista de la familia Al Saud.
Al Nimr, quien tenía 55 años y era un crítico feroz de la dinastía Al Saud, fue el líder de un movimiento de protesta que estalló en 2011 en el este del país, donde vive la mayor parte de la minoría chiíta, una comunidad que se siente marginada.
El prominente clérigo había sido condenado a muerte en octubre de 2014, casi dos años después de ser detenido por apoyar los disturbios contra las autoridades sauditas que estallaron en febrero de 2011 en la provincia de Al Qatif, en el este del país y de mayoría chiíta.
El clérigo junto con otras 46 personas -44 sauditas, un egipcio y un chadiano- fueron ejecutados en 12 lugares del reino, después de que sus condenas fueron confirmadas por el Tribunal Supremo y ratificadas por el rey Salman.
Tanto los chiítas y sunitas comparten las mismas prácticas religiosas, rinden culto al mismo Dios, obedecen los cinco Pilares del Islam y siguen las enseñanzas del Corán, pero existe entre estas dos corrientes diferencias irreconciliables que por siglos han perpetuado el odio y la división.
TENSIÓN MILENARIA
Estas diferencias arrancan en el año 632 D.C., después de la muerte del Profeta (Mahoma), al desatarse una lucha de poder para determinar quién debería ser su heredero.
Para una de las facciones presentes (los luego llamados chiítas), el líder espiritual debía ser un descendiente directo del profeta Mahoma, mientras que para la otra (los sunitas) debía ser elegido por la comunidad y no necesariamente tenía que ser un descendiente directo del Profeta.
Entre los países sunitas se encuentran Arabia Saudita, Afganistán, Pakistán, Jordania, Kuwait, Yemen, Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Túnez, Qatar, Libia, Turquía y Siria.
En tanto, los chiítas están conformados por Irán, Azerbaiyán, Bahrein, Irak y Líbano.