Tejocote, invitado especial en invierno

El tejocote es un fruto que sólo se encuentra disponible durante la segunda mitad del año y que tiene mayor demanda durante la temporada navideña; sin embargo, su valor y sabor son tan apreciados en México que su producción se incrementa año con año, sobre todo en estados como Durango (norte del país), Jalisco y Michoa-cán (occidente) y Guerrero y Oaxaca (sur).
El conocimiento de este producto proviene de tiempos prehispánicos y entre las características del tejocote destacan las de ser aromático, agridulce y de color anaranjado o amarillo. Es semejante a una manzana pequeña de 1 a 2 cm de diámetro y po-see 4 a 6 semillas en su interior. Su nombre deriva de la palabra náhuatl texócotl, que significa «fruta agria silvestre o dura». La historia del te-jocote se remonta desde antes de la Colonia, múltiples poblaciones asentadas en el actual territorio mexicano ya empleaban a este fruto con fines nutricionales, medicinales y de ornato. Aunque su cultivo era escaso y se prefería recolectarlo en bosques fríos localizados en laderas de montes, donde comúnmente crece junto a pinos y encinos.
El árbol del tejocote se conoce con nombres como manzanillo o karhashi (en lengua purépecha, originaria de Michoacán), aunque en casi toda su área de distribución se le designa con el mismo nombre que al fruto. Forma parte de la familia ro-saceae, en la que se incluyen más de 2 mil especies (como manzano, peral, ciruelo, cerezo, duraznero, fram-bueso y rosal). Alcanza una altura de 4 a 10 metros, cambia de ho-jas cada año y pueden aprovecharse su tronco, raíz y flores.
Útil por donde se le vea
El tejocote se suele consumir crudo, en conserva (mermeladas y ate) o como parte esencial en postres decem-brinos y del tradicional ponche de Navidad. Cabe señalar que las propiedades nutricionales del tejocote aportan importante cantidad de sustancias benéficas:
Calcio. Indispensable en formación de huesos y dientes, además favorece la flexibilidad de músculos, coagulación sanguínea y transmisión de mensajes a través de los nervios.
Hierro. Mineral necesario en la producción de hemoglobina (sustancia contenida en glóbulos rojos que transporta oxígeno a la sangre) y mioglobina (encargada de oxigenar músculos). También interviene en la formación de enzimas (sustancias empleadas en el organismo para desempeñar distintas tareas) y permite aprovechar a las vitaminas del complejo B. Vitamina C. A ella se debe el sabor agrio del fruto. Hace posible la formación y reparación de tejidos, fortalece al sistema de defensas (inmu-nológico), contribuye a la absorción de hierro y neutraliza sustancias que oxidan y destruyen a las células del organismo (radicales libres).
Complejo B. Las vitaminas de este grupo ayudan a que el organismo utilice la energía contenida en grasas y carbohidratos, aceleran la renovación celular y de la piel, mejoran la recuperación de heridas y permiten el buen funcionamiento del sistema nervioso.
Tejocote en la herbolaria mexicana
Además de emplearse en platillos, existen remedios caseros con tejocote, por ejemplo, el consumo del fruto cocido, acompañado con miel de abeja, es útil enfermedades respiratorias como tos, resfriados, gripe e infecciones en estructuras de pulmones (bronquitis, neumonía), por lo que puede ser be-néfico incluirlo en la alimentación de temporada invernal. Asimismo, ayuda en caso de diarrea y estreñimiento, ya que posee sustancias digestivas (pectinas y fibra). Por otro lado, puede reducir el dolor articular y niveles de grasa en sangre (cuando se toma licuado con jugo de naranja o toronja).
A este respecto, cabe indicar que las distintas partes del fruto son empleadas dentro de la herbolaria mexicana: la infusión que se obtiene de hojas, raíz y corteza de te-jocote es útil en el tratamiento de problemas digestivos, y cuando se le agrega manzanilla y otras hierbas permite eliminar parásitos intestinales.
Asimismo, sus hojas y flores tienen efecto diurético (estimulan la eliminación de orina), por lo que ayudan a controlar la presión arterial elevada

Resta decir que existen otros usos del tejocote. Su tallo es apreciado en la elaboración de artesanías y utensilios, o bien, se utiliza como leña; sus hojas son consumidas por el ganado durante el pastoreo y sus frutos aumentan la cantidad de leche en la ordeña. Por su parte, la industria puede extraer de esta planta sustancias de utilidad en la elaboración de alimentos, telas, cosméticos, medicamentos y papel.

Pastel de tejocote: receta especial
Si deseas conocer una manera novedosa de obtener los beneficios de este fruto, más allá del típico y delicioso ponche de frutas, le presentamos la siguiente sugerencia:

Pastel de tejocote

Ingredientes

200 g de tejocote, picado en cubitos.
300 g de harina (puede ser integral).
250 g de mantequilla.
1/2 lata de leche condensada.
3 huevos (deben separarse en claras y yemas).
50 g de nuez picada.
1 cucharadita de polvo para hornear.
Para decorarlo

200 g de tejocote pelado.
200 g de azúcar.
1 taza de agua, aproximadamente.
Preparación

Elabora la decoración. Hierve los tejocotes pelados en poca agua hasta que suavicen, mientras añades el azúcar lentamente. Deja que se forme una miel y retire del fuego.
Prepara la masa. Bate la mantequilla hasta que tome consistencia cremosa, agrega la leche condensada y las yemas de huevos. Una vez que obtengas una pasta homogénea, vacía la harina y el polvo para hornear por partes. Sigue mezclando e integra los tejocotes picados y la nuez.
Bate las claras de huevo a punto de turrón o nieve, e incorpóralas suavemente en la mezcla anterior, mediante movimientos envolventes.
Hornea. Vacía toda la preparación en un molde previamente engrasado y enharinado, para después colocarla en el horno a 180°C, durante aproximadamente 30 minutos.
Decora. Deja que el pastel se enfríe, desmóldalo y, finalmente, decóralo con los tejocotes en almíbar que preparaste al principio.