Manifestantes prenden fuego a embajada de Arabia Saudita en Teherán

Manifestantes chiitas atacaron la embajada de Arabia Saudita en Teherán, en respuesta a la ejecución del clérigo opositor al régimen sudita, Nimr Baqir al Nimr.

Los chiitas lanzaron bombas Molotov contra la sede de la embajada y alcanzaron a penetrar en el recinto diplomático para luego ser expulsados por la policía.

El ataque ocurrió horas después de que autoridades sauditas anunciaron la ejecución del clérigo y de otras 46 personas condenadas por terrorismo como una muestra de que no tolerará ni los ataques de los yihadistas sunitas ni de la minoría chiita que demanda igualdad, lo que provocó molestia en toda la región.

Miles de personas salieron a las calles de varias ciudades de la Provincia Oriental para condenar la ejecución del líder chiita, horas después de que el gobierno de Arabia Saudita informara de la ejecución simultánea.

Las mayores manifestaciones, convocadas por medio de redes sociales, se registraron en el distrito de Qatif bajo el lema: “Todos somos Nimr Baqir al Nimra”, según un reporte del sitio Middle East Eye.

Con fotografías en mano del jeque Al Nimr, los manifestantes comenzaron a congregarse casi de inmediato en varias zonas del centro de Qatid, donde la policía aumentó la seguridad, ante la posibilidad de actos de violencia y disturbios durante las protestas.

Las manifestaciones se extendieron a otras ciudades de Arabia Sudita y el vecino Bahréin, donde la olicía lanzó gases lacrimógenos contra varias personas que se manifestaban.

También hubo reacciones ante la ejecución del clérigo por parte de grupos y dirigentes chiitas de países como Irán, Líbano e Irak, agudizando las ya crecientes tensiones sectarias.

Esa ejecución en masa y simultánea, realizada en 12 zonas del país mediante decapitaciones por sable y fusilamientos, es la mayor realizada en décadas en el reino saudita, donde desde la llegada al trono de Salman bin Abdelaziz a principios de 2015 se ha disparado la aplicación de ese tipo de castigos.

La mayoría de los ejecutados son extremistas sunitas, algunos destacados miembros de Al-Qaeda.

Nimr, crítico de la dinastía Al Saud, fue el líder de un movimiento de protesta que estalló en 2011 en el este del país, donde vive la mayor parte de la minoría chiita.