Cuba, a 57 años de la Revolución Castrista

La dictadura se ha desplomado a consecuencia de las últimas operaciones rebeldes. Estas operaciones continúan sin alteración hasta que se reciba orden del comando general. Nada de golpes de Estado a espaldas del pueblo. Nada de golpes de Estado de acuerdo con Batista. Después de siete años de lucha no podemos repetir situaciones como la dictadura de Batista. Ninguno debe confiar en nadie, ni dejarse engañar por nadie. Estén alertas”.

Esta declaración es parte de un discurso radiofónico que brindó Fidel Castro en Cuba un primero de enero de 1959, cuando la Revolución Cubana derrotó al gobierno de Fulgencio Batista y que fue retomado por un Diario de circulación nacional un día después.

A 57 años de este movimiento para uno de los países más importantes de América Latina, con un manejo de la política diametralmente opuesto al resto de las demás naciones, es innegable que esta revolución marcó un precedente en la historia cuyos resultados aún siguen perpetuando en el presente.

Sus principales gestores Fidel y Raúl Castro, así como Ernesto “Che” Guevara, fueron y son los rostros de la renovada Cuba que se planteaba un nuevo esquema social, económico y político cuando estaba por comenzar la década de los años sesenta. Una reestructuración total se vivió en aquel entonces en ese país que hoy día reanuda sus relaciones diplomáticas con Estados Unidos, nación que por aquellos años de los movimientos Castristas era un gran enemigo.

La vida sigue siendo dura

Sin embargo, los dirigentes cubanos —los hermanos Castro— condenaron a su país a vivir otra dictadura después de 1959, pues en 57 años esta misma familia continúa al mando de un país en el que los ciudadanos siguen saliendo de la isla en busca de un mejor futuro para ellos y sus familias. El doctor cubano, Orestes Díaz Rodríguez, experto en Asuntos Americanos de la Universidad de Guadalajara (UdeG), señala que la revolución de aquellos años fue necesaria, pero parece que desde entonces nada ha cambiado y el reto para la isla está en los nuevos años por venir.

“Cada vez hay más cantidad de personas que cuestionan realmente la existencia de esa revolución —que existió en un momento dado—, pero muchos perciben que ese movimiento terminó de modo en que enquistó en el poder a una determinada familia, y eso no es una revolución, eso ahora es visto como un régimen autoritario, Cuba es vista así porque no pertenece a la ola demográfica que ha caracterizado todos estos años a América Latina y el mundo, Cuba está fuera de la ola”.

El especialista señala que las celebraciones por la Revolución en el país son acontecimientos aislados, poco a poco “el cubano de a pie”, como él llama a la sociedad civil, ha comenzado a ver esta fecha como un día más; ciertamente marcó un precedente décadas atrás, pero en las circunstancias en las que se encuentran es más gratificante celebrar el Año Nuevo.

“Este año, al comenzar la regulación de las relaciones con Estados Unidos, lo que mucha gente se pregunta es qué impacto va a tener esa nueva relación en la supervivencia de esa revolución”. La tarea entonces sería para los líderes cubanos que tienen que visualizar cómo sustentar su régimen ahora que ya no hay un enemigo con el cual lidiar.

“En esta nueva etapa se va disminuyendo la imagen del enemigo, Estados Unidos, porque es precisamente él el que está tendiendo la mano e impulsando la relación bilateral, quien ha dado los pasos más audaces y quien ha propiciado el acercamiento. Cuál será entonces el discurso ahora para que la isla siga permaneciendo cerrada y no haya elecciones libres, que no se permita que haya diferentes partidos que expresen las ideas y las esperanzas de los nuevos ciudadanos si ese enemigo ya no existe”.

Orestes explica que este año —recién concluido— ha incrementado más la deserción de los cubanos siguiendo una ruta que va de Ecuador atravesando la selva colombiana y panameña, Centroamérica y México, un recorrido de más de tres mil kilómetros. “La vida del cubano de a pie no ha mejorado con este acercamiento pese a que se ha aumentado el número de turistas y el número de acuerdos con Estados Unidos”.

La nueva Cuba entonces sería pro Castrista y anti Castrista, prevé el especialista, la transición será encaminada a una democracia imperfecta con elementos de autoritarismo, pero también abierta a los cambios.

¿Cómo serán recordados los líderes del régimen actual?

La vida de Fidel Castro marcará el siglo XXI también, es uno de los personajes políticos más importantes del mundo; sin embargo, su imagen de líder social fue decayendo con su régimen de 57 años que ahora asume su hermano Raúl. En tanto, “El Che” Guevara es un personaje más favorecido con el recuerdo, se le idealiza con la libertad, con erradicar la opresión…

“Cuando ellos no estén aquí (Fidel y Raúl), tendrán sus seguidores y sus detractores, no tiene otra lógica. Fidel será recordado por las cosas que hizo, los defensores tratarán de recordar las cosas buenas y los detractores tratarán de exponer las cosas malas. Son ya figuras de la historia cubana y de la región americana, será como Perón en Argentina, una parte es peronista y la otra antiperonista”.

Un poco de historia 

Fidel Castro y su Ejército Rebelde lograron derrocar a Fulgencio Batista un 1 de enero de 1959 cuando cantaron victoria en Santiago de Cuba. Batista y su equipo de colaboradores huyeron de Santiago en avión militar con rumbo a República Dominicana donde buscaron refugio. En febrero —un mes más tarde— Castro fue reconocido como primer ministro por el entonces presidente Manuel Urrutia, quien tomó el poder cuando fue derrocado Batista y posteriormente quitaron de sus funciones al presidente interino de un día, Anselmo Alliegro.

De 1959 a 1976 Fidel tuvo fue primer ministro; sin embargo, Alliegro no duró mucho como mandatario por diferencias con Castro. En su sucesión entró Osvaldo Dorticós Torrado en julio de 1959 y permaneció en la silla presidencial hasta diciembre del año 1976.

Luego, en 1976, Fidel Castro se convirtió en presidente de la República Cubana, hasta 2008. Además, fue comandante en jefe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de 1956 a 2008 y tuvo el cargo de primer secretario del Partido Comunista desde 1965 hasta 2011, año en el que le destinó el poder de la nación a su hermano Raúl Castro.