Saludables propósitos para este Año Nuevo

Si fuera posible agregar al calendario una fecha que se llamara “un día de estos”, seguramente sería elegido por la mayoría para iniciar la dieta que siempre se planeó, comenzar un programa para dejar de fumar, o bien, acudir al gimnasio de manera regular con el fin de devolver al cuerpo la vitalidad que ha perdido con tantos años de sedentarismo.
Sin embargo, la realidad es otra y si queremos materializar aquello que nos hemos propuesto, más allá del momento para empezar, es preciso visualizarlo claramente y con lujo de detalles, imaginando qué queremos alcanzar, así como el mejor resultado posible.
A continuación, anotaremos qué podemos (sinceramente) hacer para lograrlo, considerando incluso las ideas que nos parezcan más descabelladas. De esta manera habremos definido hacia dónde queremos llegar y buscaremos los recursos necesarios para hacerlo.
En este sentido, también es fundamental identificar cuál es nuestra motivación, de lo contrario, la determinación de cumplir cierto propósito se quedará en eso, simplemente en la intención. Por ejemplo, es frecuente dejarnos llevar por algún factor externo y no por lo que verdaderamente creemos, es decir, decidimos renunciar al cigarro porque todos dicen que es malo, no porque realmente estemos convencidos de que al hacerlo tendremos una vida más saludable.
Del papel a la acción
En ocasiones, las tareas que aplazamos por desidia no son tan difíciles una vez que nos hemos puesto en marcha; el verdadero obstáculo es tenerlas en la cabeza dando vueltas una y otra vez, sin permitirnos pasar a la acción. Por ejemplo, si el objetivo es ejercitarnos constantemente, entonces habrá que superar la pereza y establecer una fecha para iniciar ese hábito.
Algunos consejos para llevar a cabo nuestros propósitos son:
Concretar. Los especialistas señalan la necesidad de establecer pocos objetivos, que sean cuantificables y no demasiado ambiciosos. La mayoría comete el error de definir dos, tres o más metas por lo que planea trabajar a lo largo del año, sin embargo, a menudo son tantas las expectativas y cosas que se quieren lograr que dificultan el camino y no permiten materializar ninguna. Lo más aconsejable, por el contrario, es definir un propósito, pelear por él y, una vez alcanzado, pasar al siguiente.
Ser constante. Es fundamental determinar un plan y empeñarse en cumplirlo. En este sentido, es muy importante saber disfrutar de la actividad, es decir, aunque exija cierto esfuerzo, lo mejor será buscar la motivación que nos ayude a seguir con esa práctica.
Por escrito. Plasmar en papel cuál es nuestra intención detrás del propósito establecido también permite iniciar la ruta para llevarlo a cabo.
En voz alta. Del mismo modo, verbalizar el objetivo y compartirlo con alguien de nuestra entera confianza ayuda a fortalecer el compromiso. Apoyo. Es más factible cumplir las metas cuando involucramos en ellas a otras personas, especialmente a nuestros seres queridos. Al sentirse incluidos, amigos o familiares nos animarán a seguir adelante para lograr el objetivo. Recordatorios. Puede ser útil “dejar pistas” que nos recuerden que estamos en el camino del cambio. Por ejemplo, si buscamos eliminar los kilos que ganamos a lo largo de las fiestas, habrá que pegar notas en el refrigerador que nos desanimen cada vez que lo abrimos buscando un tentempié vespertino.
Del mismo modo, aprovechar un momento al final del día o una vez a la semana para evaluar cómo va el proceso y qué pasos hemos llevado a cabo, también ayuda a continuar el trayecto.
Independientemente del fin que cada quien persiga al enlistar sus planes para el año que inicia, tendrá más probabilidades de conseguirlos si está convencido de que al hacerlo mejorará su calidad de vida y la de aquellos que le rodean. Expresar buenos deseos a familiares y amigos es común en las celebraciones decembrinas, sobre todo porque factores como la atmósfera festiva, el acercamiento con los seres queridos o viejos amigos, así como los mensajes en los medios de comunicación lo propician. Algo similar sucede al establecer metas para el ciclo que inicia, es decir, ante la pregunta obligada ¿cuál es tu objetivo para el próximo año?, generalmente respondemos rápidamente con propósitos ambiciosos, pero difíciles de cumplir. Sin embargo, existen ciertos puntos que pueden ayudarnos a materializarlos. Medita bien tus resoluciones de Año Nuevo y olvídate de reciclar los objetivos de años anteriores. No olvides tomar en cuenta resoluciones que mejoren tu salud, como hacerte un chequeo médico, dejar de fumar, reducir el estrés, cuidar lo que comes y hacer ejercicio. ¡El momento perfecto para trabajar en tu lista propósitos para el 2016 es ahora!, así que comienza a escribir (si conservas escritas y visibles tus metas, será menos probable que se te olviden). ¡Feliz año!