Descubren talla de un cordero en una antigua iglesia de Israel

Arqueólogos israelíes han hallado una talla de un cordero (animal que en el cristianismo primitivo solía representar la fe e incluso a Jesús), en las proximidades de una antigua iglesia en la ciudad de Cesarea, informó en un comunicado la Dirección israelí de Antigüedades.
La talla, hecha de mármol, ha sido hallada en una iglesia de los siglos VI y VII, período bizantino, en una curiosa coincidencia con el día de Navidad, informó la Dirección de Antigüedades de Israel en un comunicado.
«En el arte cristiano el cordero a menudo es representado en los hombros del ‘Buen Pastor’, que es Jesús», se indica en el comunicado, en el que se agrega que también «es colocado unas veces a su izquierda y otras a su derecha».
El cordero debió servir como ornamento de la iglesia en sus primeros días, aunque puede que fuera esculpido muchos antes, en el período romano, y que después lo trasladasen al centro de culto. Según los investigadores Peter Gendelman y Mohamed Hater, directores de la excavación en Cesarea, entre los antiguos cristianos «Jesús no era representado como una persona», sino que se recurrían a símbolos y uno de ellos era este animal. La antigua tierra de Canaán, situada al suroeste del llamado Creciente Fértil, fue desde la antigüedad, tierra de tránsito y punto intermedio entre las florecientes civilizaciones del río Tigris y el Éufrates, por un lado, y el valle del Nilo por el otro. La región estuvo dividida en pequeñas ciudades-estado o reinos locales independientes, como Moab, Edom, Judá, Israel, Aram o Fenicia, que hubieron de hacer frente a las sucesivas invasiones tanto de imperios limítrofes (Egipto, Asiria o Babilonia), como de nómadas arábigos o los Pueblos del Mar como los filisteos.
En esa tierra vieron la luz dos de los mayores hitos de la civilización occidental: el alfabeto semítico, origen de muchos alfabetos antiguos y modernos, y un monoteísmo del que proceden las religiones abrahámicas, extendiéndose ambos logros por todo Occidente. También vio nacer las primeras ciudades del mundo (como Jericó), hace siete mil años, en plena revolución neolítica, así como uno de los primeros puertos del mundo, la antigua Jaffa.
Tras la división del Imperio romano, Palestina estuvo bajo el dominio de Bizancio hasta el año 639, en que se produjo la conquista árabe. La dinastía Omeya (661-750), a pesar de los muchos problemas que la complejidad social y étnica del territorio que dominaban planteaba, no registró ni grandes problemas nacionales (entre las distintas etnias del imperio, y especialmente entre los árabes y las demás) ni tampoco choques entre comunidades religiosas, ni entre los no musulmanes y el poder central. El califato Abasí (750-1258), también conocido como Califato de Bagdad, sucedió al omeya, siendo substituido finalmente por la dinastía Selyúcida (1071).