Edgar López Reyna, Psicólogo Clínico del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) informo que las mamás primerizas son más propensas a padecer depresión post parto, situación que puede agravarse hasta ocasionar afectaciones emocionales al recién nacido ya que suele ser descuidado debido al proceso anímico que enfrenta la mujer.
Este padecimiento posterior al parto se produce en las primeras semanas al nacimiento del bebé, a causa de los cambios que tiene la mamá en su vida, provocando síntomas como tristeza, irritabilidad, falta de apetito, minusvalía, ansiedad, insomnio, agobios, entre otros.
Otra de las circunstancias que llevan a las mujeres a manifestar estos malestares es el miedo que se genera ante el hecho de no saber cómo sobrellevar la nueva etapa con el recién nacido, lo que puede ocasionar incluso incapacidad de amamantarlo, cargarlo o convivir de manera general con el bebé.
Aunque lo grave que sea el problema se recurre al uso de fármacos, acompañado de asesoría psicológica de hasta tres meses, para que la madre pueda adaptarse a los cambios pues esto también puede generar daños al menor.
«Al bebé también le puede llegar a afectar, porque el apego la madre en esta etapa es fundamental y a largo plazo también le podría generar dificultades», concluyó
