Deberán impulsarse nuevas políticas en materia de seguridad alimentaria para descartar problemas en esta área en el país, como promover la formación de nutriólogos en el área social y comunitaria en las universidades o impulsar en la población el consumo de alimentos alternativos como los insectos.
Lo anterior lo opinó Breda Estefanía Torres Mena, estudiante de octavo semestre de la licenciatura en Nutrición de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, quien consideró que es importante que el nutriólogo se mantenga actualizado en la materia social y participe en el área ejecutiva y de gestión parea desde su área asegurar la alimentación para los mexicanos, pues se avizora una crisis por alimentos en el año 2050.
En este sentido comentó que el plan curricular de la licenciatura en Nutrición que se oferta en la Facultad de Enfermería se ha reformado a fin de cubrir nuevas áreas donde el profesional de esta área puede repercutir de forma positiva, como la nutrición deportiva, la seguridad alimentaria, y la nutrición y el medio ambiente.
Dijo que en estas nuevas áreas se les dan las bases para abordar temas como: la producción de animales y su alimentación; la nutrición comunitaria, donde se trata de fomenta un pensamiento crítico respecto a las necesidades de la región y su población; y adecuar las dietas para personas con necesidades o exigencias particulares, como son los atletas.
En el caso particular de la alimentación comunitaria comentó que el objetivo es proveer una dieta a la población de determinado espacio geográfico, basada en los alimentos propios y disponibles de la región; “por ejemplo hay investigadores que trabaja con la yuca, un tubérculo que se encuentra en algunos lugares de la huasteca, donde se hace una investigación, y se ven todos los aspectos de seguridad alimentaria”, agregó.
Además Torres Mena comentó que hoy en día en el área de la nutrición se ha incluido el estudio de los alimentos funcionales o alternativos, como es el consumo de insectos en las dietas, y dice ser una opción para dar certidumbre alimentaria dada sus altas propiedad nutrimentales y su bajo costo de producción.
Otras estrategias es la especialización de los nutriólogos en el área de la seguridad alimentaria, o impulsar estrategias prácticas como el impulso a la instalación de huertos urbanos o familiares, que produzcan alimentos básicos, como frijol y tomate.